La Exclusión Social Como Desigualdad Social
Para Fénix, el concepto de exclusión social se refiere a los procesos y situaciones que impiden la satisfacción de las necesidades básicas de las personas (trabajo, vivienda, educación, acceso a la sanidad) y su participación en la sociedad.
Para Giddens, la exclusión social “alude a como los individuos pueden verse apartados de una completa participación en el conjunto de la sociedad”. Existen varias dimensiones en la exclusión social: mercado de trabajo, los servicios, las relaciones sociales y la pobreza.
Partiendo de estos dos conceptos y de lo visualizado en el video podemos explicar que la exclusión social es un fenómeno multifactorial y multidimensional que expresa lo económico, social, político, cultural y lo institucional. La misma tiene como eje principal: la falta de empleos, salarios bajos, falta de hogares y viviendas de mala calidad, nivel y falta de educación-formación; Salud Pública precaria, disfunción familiar; disgregación familiar; precarización de los servicios básicos, hacinamiento, acceso a la justicia, la orientación sexual, las distintas creencias religiosas, las condiciones físicas y la desigualdad social.
La exclusión se puede producir debido a diferentes factores, dentro de estos el más común es cuando la sociedad responde a los intereses de un grupo minoritario que ejerce el poder. Hemos visto que la mayoría de los casos de exclusión que hay hoy en día surge a raíz de los prototipos establecidos por unos cuantos, quienes creen que por tener cierto nivel económico o ciertos niveles académicos son los únicos que deben ser favorecidos e incluidos en los distintos quehaceres sociales. También son estos quienes inducen a los demás grupos o masas a contribuir con este mal que poco a poco nos destruye, quizás se preguntaran ¿Por qué nos destruye?, pues la respuesta a esta interrogante es simple, sucede que cuando en una sociedad hay constante exclusión esta se convierte en un flagelo que atenta contra los derechos humanos más elementales de las personas, crea inestabilidad en los sistemas democráticos y produce efectos económicos regresivos, es decir, provoca un atraso en la economía y la democracia de la sociedad.
Según Mercedes (2016), la exclusión social da resultado a emociones negativas. Al igual, se puede dar en dos interpretaciones junto con sus consecuencias, estas suceden cuando las personas excluidas sienten que no les agradan a las demás personas o que no las respetan. Cuando no se les respeta a las personas excluidas tiene como consecuencia el enojo y la agresión subsecuente por parte de las mismas. Por el otro lado, cuando las personas excluidas sienten que no les agradan a las demás personas, suelen experimentar emociones relacionadas con la tristeza, lo que resulta en un comportamiento pro-social.
Sabemos y estamos conscientes de que superarla no es una tarea fácil, sin embargo es claro que por su naturaleza y complejidad amerita políticas que trasciendan los usuales enfoques economicistas, que la restringen sólo a un problema de carencia de recursos económicos o de ingreso, y que apunten hacia el diseño de acciones más sistémicas e integrales, donde el fin último sea el desarrollo de las capacidades humanas y el bienestar social. Y que se entienda de una vez por todas que una discapacidad, una orientación sexual, un estatus económico, un color de piel, una creencia religiosa o un estilo de vestir no tiene nada que ver con lo que la persona es capaz de hacer o aportar para que cualquier organismo tanto público como privado pueda progresar.
Finalmente, citaremos una frase del célebre orador ateniense Isócrates, que dice: ‘No hagas a otros aquello que no quieres que te hagan a ti’, la misma nos conduce a un ejercicio muy práctico que nos llevará a respetar y a comprender que somos un mundo diverso donde cada individuo es un ser único e inigualable y con derechos que deben ser respetados.