La Explotación De La Sociedad En Distintas Épocas

En diferentes épocas determinados grupos sociales han sido objeto de explotación, y a pesar del transcurso de años únicamente se ha cambiado la denominación de las partes y la manera de extorsionar, estos cambios se han realizado con la finalidad de disfrazar la realidad y el objetivo de aquellos tiranos, la explotación.

Con el afán de detener la explotación, se han provocado múltiples enfrentamientos y resistencia por parte de los grupos sociales oprimidos, aquellos han tratado de exigir una mejor calidad de vida, a modo de ejemplo el latifundio, la revolución industrial, la revolución francesa entre otros; han sido los precursores de la resistencia ante un sistema político opresor.

En el latifundio se evidencia la alteración de términos pero se mantiene la esencia, es así que, el término esclavo se convierte en campesinos y tirano en latifundistas, en cuanto a la explotación esta consiste en que el latifundista al tener una gran cantidad de tierras el campesino debía trabajar en la agricultura y a cambio del esfuerzo físico, el latifundista le otorgaba vivienda y una porción de sus cultivos al campesino. Posterior a años de explotación, los ciudadanos que formaban parte de los campesinos con el afán de erradicar esta política impositiva se opusieron a las reformas agrarias y, a consecuencia de aquello:

La paz social estaba fuertemente perturbada por los constantes enfrentamientos entre los campesinos y los latifundistas en el campo y por las demandas de los obreros en las ciudades. 

Encontramos un caso similar en el sindicalismo, este consiste en que “ al trabajador no se le protege su empleo, no logra que su salario mejore, no impide que mutilen su contrato. O que le digan al obrero que para resolver los problemas hay que recortar gente o que debe continuar sacrificándose.”

Al buscar mejores condiciones los grupos vulnerables nuevamente tuvieron enfrentamientos con los altos mandos, y al igual que el anterior caso, su lucha fue con el afán de adquirir mejores tratos y, por tal, derechos.

Tras varios acontecimientos de esta índole y posterior a la Revolución Francesa surge la iniciativa de estipular en el marco legal el derecho a la resistencia, es así que, el artículo 33, reconoce: “La resistencia a la opresión es la consecuencia de los otros derechos del hombre.”

A su vez en el mismo marco legal limita esta actuación, con la intención de salva guardar la integridad de las instituciones públicas, por lo tanto en el artículo 27 distingue: “Todo individuo que usurpe la soberanía habría de recibir muerte inmediata a manos de los hombre libres”. 

Por consiguiente se determina que el derecho a la resistencia es un derecho colectivo y es un derecho que consiste en el rechazo de las órdenes emitidas por el orden estatal, en consecuencia, este es un conflicto entre el gobierno y el pueblo y no de las instituciones estatales.

En un lapso, el derecho a la resistencia fue eliminado del marco legal, pues este fue manipulado por la burguesía, puesto que,

Poco tiempo después la burguesía gala, será quien más y mejor se benefició de la Revolución de 1789, quien organizaría todo un sistema político y normativo sobre la base de los privilegios y prerrogativas ya existentes que pasaron, de alguna manera a nuevas manos con el fin de ocupar por largo tiempo los resortes del poder público. 

Desde el punto de vista internacional, el derecho a la resistencia tiene respaldo por la Carta de Naciones Unidas, debido a que, en

El preámbulo de la Cata de las Naciones Unidas de 1948, dando un salto de varios siglos, quien nos recuerde que el régimen de Derechos permite la resistencia en su dimensión fáctica más radical: la rebelión o la insurrección, contra la opresión o la tiranía, es decir contra la lesión de los derechos humanos, que se convierten así en el principal canon de legitimidad a que debe responder la acción de gobierno que se quiera tildar de legítimo.

La lucha revolucionaria no podían ser en vano, pues aquella había cobrado vidas y destrucción; en consecuencia las revoluciones obligaron a que el derecho a la resistencia se convierta en una garantía que aquellos Estados de derecho debían acoger en su normativa legal.

De tal manera, con la vigencia de la Constitución Política del Ecuador de 1998 reconoce el derecho a la resistencia, pues en aquellos años el Ecuador era un Estado de derecho.

Los enfrentamientos que ha tenido la ciudadanía han sido en busca de derechos que son inherentes al ser humano, pero que al pertenecer a determinada categoría social se les han privado de aquellos. Suena irónico luchar por derechos y que en aquella lucha, terminen con el derecho primordial, la vida; lamentablemente este ha sido el valor que han tenido que pagar nuestros antepasados para que en la actualidad nosotros contemos con derechos o al menos, con derechos primordiales.

Bibliografía

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• Morett, J. (2003). La auténtica reforma agraria. En Reforma Agraria: del latifuncio al neoliberalismo (pág. 61). México: Francesc Carbonell.
• Rendón, A. (2005). El sindicalismo ligado a la productividad. En Sindicalismo corporativo la crisis terminal (pág. 78). México: Universidad Metropolitana Unidad Iztapalapa.
• Terán, M. H. (2012). En El Derecho Constitucional a la resistencia ¿Realidad u Otopía? (pág. 12). Quito: Corporación de Estudios y Publicaciones.
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