La Homosexualidad No Es Una Conducta Desviada

Introducción

Las culturas no son iguales en todos los países y lo que aquí nos parece masculino en otro país puede ser femenino, a pesar de que la naturaleza humana es bastante similar en todo el mundo como dijo Laura Bohannan. Al igual que las culturas no son iguales en todos los países, las prácticas sexuales varían también de una cultura a otra, todas las culturas tienen institucionalizadas algunas prácticas sexuales, mientras que otras conductas están deslegitimadas. De manera que, es la propia sociedad la que se encarga de crear un criterio de clasificación de la sexualidad y de establecer aquellas conductas sexuales que son lícitas o ilícitas. Debido a esto no existe una sociedad que de libertad a sus miembros en la práctica sexual porque ninguna cultura puede funcionar con una situación de caos sexual (sexual free-for-all), de la misma forma que no puede funcionar en una sociedad de caos social. La homosexualidad es una clasificación sexual y en la mayoría de las culturas esta conducta es rechazada por sus miembros al ser considerada una práctica sexual desviada. En este texto se tratará sobre si verdaderamente la homosexualidad es una conducta sexual desviada y degenerada o ha sido calificada como tal por miedo a ella. La sexualidad en la sociedad contemporánea. Lecturas antropológicas

Concepto de homosexualidad

El concepto de homosexual nació literalmente en 1869, cuando Benkert acuñó por primera vez el término. Antes que ocurriera este hecho el término homosexual no se conocía y además, tal conducta era entendida como una enfermedad. La homosexualidad es una orientación sexual hacia individuos del mismo sexo. A pesar que fue Benkert quien utilizó el vocablo homosexual por primera vez, no fue hasta 1886 cuando se popularizó el concepto por el libro Psychopathia Sexualis de Richard Freiherr van Krafft-Ebing. Desde entonces, la homosexualidad se ha convertido en objeto de intenso debate y estudio: inicialmente se la catalogó como una enfermedad patológica que había que tratar y curar, pero actualmente en la mayoría de sociedades la homosexualidad se empieza a reconocer como una conducta u orientación sexual más.

La homosexualidad a través de la Historia

Aunque la palabra homosexual se utilizó por primera vez en 1869, esta conducta u orientación ha estado presente durante toda la Historia. Existen casos de homosexualidad bien documentados de la época de la Grecia Clásica y de la Antigua Roma. ‘La homosexualidad puede encontrarse con igual facilidad en la Antigua Grecia que en una sauna contemporánea de New York’. La percepción de homosexual ha cambiado mucho entre las sociedades y a lo largo de las épocas. Por ejemplo, en la Grecia clásica se consideraba un hecho normal la existencia de un adolescente que, durante su etapa de la pubertad, fuera el amante de un hombre mayor, el cual se ocupaba de la educación política, social, científica y moral del joven. También se daba el caso, aunque este hecho era más raro, de que dos hombres adultos mantuviesen una relación de amor, como fue el caso de Alejandro Magno y Hefestión o Aquiles y Patroclo.

Homosexualidad entre sociedades y épocas

Tomando el ejemplo de la relación de un joven con un adulto durante la pubertad en Grecia, encontramos un ejemplo similar que aún existe hoy en día en una pequeña comunidad de Nueva Guinea. En esta pequeña comunidad neoguineana los jóvenes pasan casi diez años de su vida manteniendo exclusivamente relaciones sexuales con otros hombres. Esta actuación no se trata de un simple hecho anómalo por parte de unos pocos, sino que la sociedad lo ha prescrito para todos los jóvenes. Durante este periodo las relaciones con las mujeres están totalmente prohibidas y, de hecho, los hombres se mantienen alejados de ellas. En nuestra cultura sería difícil pensar que este fenómeno no es homosexualidad. Pero los rituales y significados que concurren en esta experiencia difieren abiertamente de lo que nosotros asociamos a la sexualidad en nuestra cultura.

En nuestra cultura la fellatio entre hombres era tabú hasta hace poco y era una conducta asociada a la feminidad y a la debilidad, mientras que la sociedad de esta pequeña comunidad papuana estableció esta conducta como un signo de masculinidad y fortaleza. En nuestra cultura, realizar exclusivamente tales actos durante seis o siete años, sin mantener contacto alguno con mujeres, se consideraría indicativo de un homosexual, mientras que para dicha sociedad esta experiencia serviría para preparar a los adolescentes para las relaciones heterosexuales y el matrimonio en una etapa posterior de la vida.

En los ejemplos expuestos anteriormente y comparados con nuestra cultura (en la que aún permanecen arraigados ciertos rasgos de la dictadura franquista, donde los homosexuales eran considerados unos enfermos y unos pervertidos necesitados de tratamiento y perseguidos por las autoridades y la propia sociedad) podemos observar como la concepción de sexualidad cambia muchísimo entre las distintas sociedades y épocas, ya que observamos relaciones entre hombres similares en la Antigua Grecia y en una pequeña comunidad neoguineana de la actualidad, y sin embargo, por ejemplo, en una cultura occidental como la española esos comportamientos están totalmente deslegitimados por la sociedad y establecidos como delitos castigados incluso con pena de cárcel. Por lo tanto, observamos cómo es cierta la afirmación de que la homosexualidad ha cambiado durante la época y entre las sociedades. Las conductas prescritas por las sociedades Grecorromanas y de la pequeña comunidad de Nueva Guinea en nuestra cultura suponen un hecho degenerado y producto de una enfermedad.

Para un joven de la cultura española, las acciones desempeñadas en esas sociedades con el objetivo de alcanzar la masculinidad y prepararse para las relaciones heterosexuales, parecerían conductas sexuales desviadas y degeneradas. En la sociedad española, por ejemplo los jóvenes púberes demuestran su masculinidad en las relaciones heterosexuales, es decir, el joven tiene un grupo de amigos con los que pasa la mayoría del tiempo, pero su masculinidad se demuestra con las relaciones que mantienen con el género femenino. Por lo tanto, la masculinidad no se alcanza mediante la fellatio entre amigos, sino que la masculinidad se alcanza en los actos sexuales con el género opuesto y, contra más relaciones sexuales tenga dicho joven con el sexo contrario más masculino será en relación al conjunto de amigos con el que este ensalza y alaba sus conductas sexuales con mujeres. Pero la masculinidad de un joven no solo se demuestra en las relaciones con mujeres, sino que la masculinidad se ensalza entre los mismos hombres en una relación de competencia entre ellos por ver quien desempeña conductas más masculinas (andar con el pecho hacia delante y los hombros erguidos, ser el mejor en los deportes, jugar a deportes de contacto, etc.).

Diferencias entre homosexualidad masculina y femenina

Dentro de la homosexualidad encontramos dos vertientes diferenciadas por la sociedad: la homosexualidad entre hombres y la homosexualidad entre mujeres. La mujer ha estado apartada de la historia y relegada a un segundo plano hasta hace poco tiempo y debido a eso carecemos de documentación acerca de casos homosexuales en la historia. Aunque si analizamos las experiencias sexuales de las mujeres en el siglo XVIII, de las mujeres del siglo XIX y de las mujeres del final de las década de 1970 (en Inglaterra y Estados Unidos), se verán claros indicios de una experiencia homosexual radicalmente distinta.

Las relaciones románticas entre mujeres del siglo XVIII era un mundo aceptado. Solo cuando las mujeres empezaron a practicar el travestismo y a actuar como hombres la situación empezó a considerarse como una amenaza para el mundo masculino y, por lo tanto, recibió una respuesta severa. Al comenzar el siglo XX, las relaciones quedaron ocultas tras un profundo estigma médico derivado de un modelo masculino de patología que interpretaba las relaciones homosexuales entre mujeres más o menos de la misma manera que la que se da entre hombres. El lesbianismo se convirtió en un nuevo tipo clínico: las relaciones románticas de un siglo atrás quedaron proscritas y su importancia y significado experimentaron una completa transformación. Con el despertar del movimiento feminista en la década de 1970 se produjo una nueva modificación sobre la concepción del lesbianismo, que adquirió un sentido político y se convirtió en un punto fundamental de las reivindicaciones feministas. Nuevamente se trata de un fenómeno muy distinto del romanticismo del siglo XVIII y de la enfermedad del siglo XX. He aquí la principal diferencia entre la homosexualidad entre hombres y la homosexualidad entre mujeres, la homosexualidad masculina siempre ha sido considerada como una amenaza hacia las sociedades machistas de estos siglos, en los que el varón tenía un papel primario sobre la mujer. Sin embargo, la homosexualidad femenina fue aceptada y es aceptada por los hombres mientras las mujeres no adopten conductas masculinas que supongan una amenaza para estas sociedades y será en ese momento cuando las sociedad masculina (por ejemplo la religiosa) estigmatice y devalúe esta forma de homosexualidad clasificándola como desviada.

El caos sexual es tan inaceptable como cualquier caos social. Como consecuencia hay quienes consideran que las personas que poseen una sexualidad marginal, y más concretamente los homosexuales, marcan la pauta experimental de las sexualidades diversas, construyendo modelos y estableciendo las tendencias que el resto de la sociedad puede secundar con mayor cautela posteriormente].

Las primeras comunidades de homosexuales fueron identidades de resistencia, puesto que estaban en una situación estigmatizada y devaluada, y construyeron trincheras en base a principios antagónicos de la cultura dominante. La sociedad, frente a estas primeras comunidades, intenta recuperar las categorías que antes le daban sentido a su vida, a diferencia de los homosexuales que forman pequeñas comunidades o comunas. Mientras que los homosexuales de hoy pueden ser de identidad legitimadora, puesto que gracias a las primeras comunidades homosexuales su sociedad ya se han instaurado.

En España existe un ejemplo de esto. Es un barrio situado en pleno centro de Madrid, junto a la Gran Vía, que sobre la década de los años 80 fue progresivamente elegido como lugar de esparcimiento y residencia de gran parte de la comunidad homosexual madrileña, convirtiéndose definitivamente, sobre los años 90, en el barrio gay de Madrid. La sociedad madrileña calificó al barrio como desviado y a su comunidad como degenerada, quedándose marginado del resto de la ciudad y formando los habitantes de Chueca una comunidad aislada y excluida, adquiriendo una identidad de resistencia. La impugnación de este barrio como marginal o desviado está motivada, además de por lo que hagan o dejen de hacer sus habitantes, sino también por la mirada social que excluye de las propias fronteras culturales y simbólicas a todos aquellos que son vistos como extraños.

Hoy en día los homosexuales de este barrio y el barrio en sí han sido legitimados por el resto de la comunidad adquiriendo un ambiente muy comercial y de esparcimiento, abierto y respetuoso con la diversidad de la sociedad actual, produciendo una mayor articulación del barrio en el contexto local y potenciando la interacción entre los habitantes del barrio y el resto de la ciudad, que deconstruye la imagen negativa sufrida por la zona en cuestión.

Conclusión

En conclusión, la homosexualidad ha ido tomando giros a lo largo de la historia y de las sociedades. Comenzó siendo una práctica normal y legitimada en las antiguas sociedades de Grecia y Roma. Esta clasificación sexual se catalogó como desviada cuando comenzó a suponer un peligro para la sociedad masculina, como hemos podido ver en el caso del lesbianismo que en un principio fue aceptado por la sociedad hasta que supuso un peligro para estas antiguas sociedades machistas en las que la figura del hombre estaba marcada por la religión. Christie Davies mantiene que un grupo utiliza los tabúes sexuales cuando la identidad del grupo está en peligro. Hoy en día se ha producido una pérdida de influencia de la religión en la sociedad, lo que ha llevado, por lo tanto, a la secularización de está y a la progresiva legitimización de las comunidades homosexuales separándose estas poco a poco de las conductas sexuales desviadas e integrándose en las conductas sexuales de carácter ‘normal’. Por lo tanto, se puede deducir, que la homosexualidad no es una conducta desviada, sino que fue marcada como tal por el temor de las sociedades machistas, pero en realidad es una conducta sexual más del amplio abanico de conductas sexuales que existen y no tiene porque ser catalogada como desviada. 

Bibliografía.

  1. Campo Tejedor, Alberto del., 2003, Investigar y deconstruir el estigma en barrios marginales’. Ed. Eusko Ikaskuntza.
  2. H.M. Velasco, , La cultura y las culturas.
  3. Plummer, K. 1991, “La diversidad sexual: una perspectiva sociológica”, Lecturas antropológicas. Madrid: Fundación Unviersidad Empresa.
29 May 2021
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