La Joven De La Perla: Análisis de la Pelicula
Introducción
La película se centra en una joven llamada Griet, que vive en la ciudad holandesa de Delft. La historia comienza en el año 1665 cuando la madre de Griet le dice que tiene que comenzar a trabajar como criada en la casa del pintor holandés Vermeer y su esposa, Catharina, debido a la situación económica de su propia familia que, desde que su padre quedó ciego, va muy mal. Griet, no muy convencida entiende que debe ayudar a su familia, por lo que se muda a su nuevo hogar.
Desarrollo
Cuando llega a la casa del pintor, es recibida por Tanneke, otra criada que trabaja en esa casa. Tanneke le enseña a Griet el lugar y le dice todas las labores que tiene que realizar, entre ellas, su más importante tarea que Griet tiene que realizar es la de limpiar el estudio donde trabaja Vermeer; Es extremadamente importante para él que nada se mueva o altere en esta habitación, y Griet debe trabajar muy cuidadosamente. A su esposa no se le permite entrar al estudio por temor a dañar algo.
Tanneke también le presenta al hijo del carnicero, con quien comienza a tener una relación. A lo largo de la película Griet va conociendo a Vermeer, con quien va pasando mucho tiempo al este notar el conocimiento que tiene Griet sobre como percibirla luz y el color, la va introduciendo poco a poco en el mundo de su pintura. La suegra de Vermeer, al ver que Griet se ha convertido en la musa del pintor, decide no entrometerse en su relación con tal de que su yerno pinte más cuadros y gane más dinero.
También se va desarrollando el odio de Cornelia, una de las hijas del pintor, hacia la joven criada y quiere hacerle la vida imposible; Catharina también parece sentir celos y resentimiento hacia Griet por el interés que parece mostrar Vermeer en ella y viceversa. Todo se complica cuando la suegra del pintor alienta al señor Van Ruijven, quien es que le compra más pinturas y también está interesado en la joven criada, a hacer otro retrato. Van Ruijven insiste en posar para una pintura junto a ella.
Para evitar esto, Vermeer acepta disgustado pintar solo un retrato de Griet. Mientras Vermeer pinta el retrato de Griet aumenta el interés entre los dos. Griet está muy asustada por lo que pasaría si la esposa de Vermeer supiera que su retrato está siendo pintado, y también se siente incómoda con los encuentros agresivos de Van Ruijven. A medida que el retrato se acerca a su finalización, Vermeer sigue insatisfecho; finalmente, Griet y Vermeer se dan cuenta de que el retrato necesita la inclusión de una pieza de joyería: los pendientes de perlas de su esposa, los cuales se los da la suegra de Vermeer en cuanto Catharina sale.
Conclusión
A pesar de las objeciones de Griet, Vermeer insiste y se perfora la oreja en preparación para posar. Luego, cuando termina, ella le devuelve los pendientes a la suegra de Vermeer para que los devuelva al joyero. Catharina vuelve a casa. Poco tiempo después, Cornelia alienta a su madre a subir al estudio de su esposo y ver el retrato en el cual Vermeer ha estado trabajando. Tras una gran discusión Vermeer le muestra el retrato y al ver a Griet con sus pendientes se enoja mucho más y termina despidiéndola.
Tiempo después Griet recibe una visita de Tanneke, que solo fue a entregarle lo que le pidieron. Tras despedir a Tanneke, Griet revisa el envío y se sorprende al ver que eran los pendientes de perla.