La Obediencia Implicada por la Sociedad en Antígona
Introducción
La obra griega “Antígona” plantea el tema de la religión y la obediencia que implicaban todos los dioses, en especial los del Olimpo. Para poder comprender estos temas de forma plena, uno debe entender la situación de los hombres y mujeres del momento con su religión. Ellos eran politeístas y creían que los dioses eran los seres más poderes que habían existido, por esa misma razón es que le temen tanto. La satisfacción de los dioses era tomada como una obligación por toda la población en este entonces. Es de suma importancia comprender y analizar lo grande que era la influencia de los dioses en las personas y cómo era posible morir en honor o morir en deshonor. Cuando una persona moría en deshonor, estaba condenada a pasar la eternidad en el inframundo con Hades, el dios del inframundo. Además de la satisfacción divina, la satisfacción de los hombres era de suma importancia para la época también.
Desarrollo
La obra empieza con Antígona hablando sobre todas las tragedias que ellas han sufrido. “Ismene, querida hermana mía, ¿sabes de alguna desgracia, heredada de Edipo, que Zeus no nos haya enviado desde que nacimos?” (Sófocles 15). Para poder analizar este extracto de texto de manera crítica, uno tiene que entender la tragedia de Edipo Rey, en la cual su padre, Edipo, muere en desgracia con sus ojos arrancados de su cabeza por sí mismo tras haber matado a su padre y haberse casado con su madre. La tragedia a la que se están enfrentados ahora las hermanas es la muerte de sus hermanos (matados de manera mutua) y la prohibición de enterrar a Polinices. Refiriéndose a la religión, el entierro de uno era su entrada a la vida en el mas allá y era un derecho dado por los dioses a todos. Creonte, negándole el entierro a Polinices y castigando a cualquiera que intente enterrarlo con la muerte, estaba desafiando a los dioses de forma directa. Como se puede deducir de cualquier otra obra griega, el desafío de un mortal a los dioses siempre termina con el mortal en desgracia.
Durante la obra, se pueden ver varios ejemplos que demostraban el respeto supremo que le tenían los humanos a los dioses. Esto se puede observar especialmente en Antígona con su deseo de enterrar a su hermano, sin importar lo que le pase, para complacer a los dioses. “[…], ya que he de complacer por más tiempo a los que están abajo(refiriéndose a los dioses), que a los que están aquí arriba, allí descansaré eternamente” (Sófocles 17). A esto le responde Ismene, “Yo no los menosprecio, pero soy incapaz de actuar contra los ciudadanos” (Sófocles 17). Esta conversación da al lector una breve demostración de las dos perspectivas que tenían los ciudadanos en esta época. La mayoría no quería enfadar a los dioses, por lo tanto cumplían con las demandas de los dioses. Otros, la minoría del pueblo Griego, desafiaban la autoridad de los dioses por seguir la autoridad de un mortal por encima de la de ellos.
“No es bueno ir a la caza de imposibles” (Sófocles 18). Esta línea se la dice Antígona a Ismene después de que Ismene admite que ella esta intentando establecer a Grecia como una utopía. Una utopía consiste en una sociedad en la que todo funciona a la perfección. En este caso, Ismene quiere que ambos los mortales y los dioses puedan estar satisfechos y que paren de desafiarse, para que de esa manera no mueran mas personas. Uno puede analizar la frase de Antígona como una realidad. Ella le dice esto a Ismene teniendo a su padre, Edipo, como una prueba de cómo las cosas salen mal cuando vas tras lo imposible y cuando no dejas a los dioses satisfechos. Algo importante para analizar es el concepto de lo imposible que se adopta a lo largo de la obra. Para Antígona, lo imposible significa la muerte, ya que la única representación de perseguir lo imposible que tuvo en su vida fue las acciones de su padre, las cuales culminaron con el sufrimiento y la muerte de este mismo. Antígona le deja claro a Ismene que no es una buena idea, pero por respeto hacia ella, Antígona respeta su decisión.
Es indiscutible que el honor tiene un rol incesante durante la obra entera. Antígona prefiere morir complaciendo a los dioses con honor, que morir complaciendo a los seres humanos en deshonor. A ella le importa poco lo que haya dictado Creonte, está dispuesta a tomar cualquier riesgo para mantener el honor de su familia y su hermano intacto. Un gran detalle que influye mucho a Antígona en esta decisión es la entrada al paraíso de su hermano. Según lo dictaba la religión griega, el alma de un hombre podría entrar al paraíso solamente si su cuerpo era enterrado y velado de forma apropiada, de otra forma su alma quedaría vagando por el mundo en desgracia. En la época de Antígona, morir con honor era de gran importancia para las personas, ya que el honor les aseguraba una vida buena tras su muerte. Además de simplemente ser asegurado un buen pasar hacia la segunda vida, una vida con honor era la manera que los mortales tenían de complacer a los dioses.
En la obra, se puede observar una diferencia de opiniones entre las dos hermanas, Ismene y Antígona. El primer ejemplo de esto ocurre con el decreto de Creonte. Ismene lo acepta, argumentando que dado que son mujeres, no tienen el derecho a ir en contra de los hombres, en especial el rey. Antígona tenía otra opinión, ella no creía en la represión de la mujer ni se dejaba llevar por las normas machistas que imponía la sociedad en ese momento. Esta desobediencia por su parte es le que de una manera la lleva a convertirse en la heroína trágica de la obra. Esto es debido a que con esta desobediencia comenzó la cadena de eventos que llevaría en un final a la muerte de Antígona.
Además de tener en cuenta la imagen ante los dioses, las mujeres de la época tenían que cuidarse mucho y obedecer a los hombres en todo lo que decían. Para la época, era mal visto que una mujer le dijera que no a un hombre, en especial a su esposo. Esto era debido a que supuestamente, el hombre de la época era el que hacía todos los sacrificios, como ir a la guerra y arriesgar su vida, mientras que las mujeres solo se quedaban en sus casas cuidando a los hijos, seguras. Antígona se convierte en una de las únicas figuras femeninas de la época en desafiar la autoridad de un hombre. Como consecuencia, la desobediencia de Antígona podría inspirar a otras mujeres de la época a seguir sus pasos y desafiar a las figuras de poder, como a los hombres. Esto podría traer problemas a las mujeres, ya que como le pasó a Antígona, a los hombres de la época no les gustaba ser desafiados. Cualquiera que desafiara a una figura de poder en esa época por lo general terminaba siendo asesinado.
Conclusión
En conclusión, tanto el honor como la religión están relacionados de forma directa con la obediencia que era esperada de una mujer en aquel entonces en la sociedad griega. Si mueres bajo la merced de los dioses haciendo lo que ellos habían dictado, podrías morir en paz y tener la entrada a la otra vida garantizada. La cuestión del honor tenía un rol especialmente grande en la vida de las personas de la época. Era muy importante morir con honor para poder ser recordado y pasar a la historia, con el fin de jamás ser olvidado. Esto es lo que ellos consideraban como inmortalidad. La satisfacción de los dioses era más importante para los griegos antiguos que la vida humana en sí. Si uno tenía a los dioses en su contra, se creía que iban a estar destinados a que les vaya mal en la vida, ya que los dioses harían esta misma imposible mediante varios castigos.
Bibliografía
- Sófocles. Antígona. Buenos Aires: Gradifco, 2007. Copia impresa. 1a Reimpresion.