La Pobreza en Inmigrantes Extranjeros de España

Introducción

La pobreza, un término que todo el mundo conoce pero que cuando se habla de ella se gira la cabeza hacia un lado. Este concepto, en resumen, se basa en la escasez de recursos para subsistir, aunque para muchos es un sinónimo de ‘miedo’ y para otros es, simplemente, el día a día.

Yo me quiero centrar en esas personas en las que la pobreza es parte de su vida; cómo viven, en qué condiciones y sobre todo por qué. ¿Hay alguna forma de avanzar en la escala socio-económica o simplemente hay que formar parte del conformismo? Estas personas son los inmigrantes, legales o no, que viven en España y en el que el capitalismo y las políticas sociales les afecta tanto de un modo positivo como negativo, pues lavarse las manos en un asunto que no afecta la mayoría (o en caso de empresas, por ejemplo, no les afecta a uno mismo) es una hecho común que se sabe pero no se quiere reconocer.

Es necesario saber que tanto la pobreza como las desigualdades sociales van a formar parte de este mundo siempre pues lleva asentado más tiempo del que cualquier ser humano querría imaginar, pero no quita el hecho de que nosotros mismos seamos los culpables de haber creado tal diferencia entre personas, dejándonos llevar por el egoísmo, la codicia y las cifras de ceros a la derecha en las cuentas; pues total, ¿Quién importa sino yo?

Con lo siguiente quiero que se abran los ojos a la realidad, al día a día de estas personas cuyas vidas no han podido ser tan afortunadas como se podría decir de la gran mayoría y que se les menosprecia de la peor forma posible por sus condiciones: ser inmigrante y ser pobre.

Desarrollo

Muchos de los inmigrantes, por no decir la mayoría huyen de sus países buscando una mejor vida, una mejor economía; no solo para ellos sino para las personas cercanas que les rodea como puede ser un hijo, la familia en general, amigos… y aún así con las condiciones tan degradantes en las que se asientan en España siguen siendo mejor que en su país de origen.

Una gran proporción de estos ciudadanos viven en hacinamiento. Esto es una aglomeración de personas donde, por ejemplo, en una casa diseñada para un máximo de cuatro habitantes en ella, hay trescientas personas superando muy considerablemente los límites de su diseño; dificultando la convivencia, la movilidad y lo básico y necesario para vivir bajo un techo. Esto es sencillo, de todo lo que puede disfrutar alguien al tener un lugar llamado hogar (tranquilidad, espacio personal, privacidad) ellos no lo poseen.

Este hecho puede tener lugar tanto en el centro de la ciudad como en las afueras aunque es más común que se localice a las afueras de la ciudad o zonas cercas del campo. Que se dé comúnmente ahí está relacionado con otro aspecto y es, como bien dice Martínez Veiga. (1999: 20): “… consiste en el hecho de que las viviendas en las zonas rurales más apartadas constituyen frecuentemente puertos de entrada para los inmigrantes cuando llegan al país, de tal manera que se alojan allí- a veces incluso sin pagar durante un cierto tiempo- hasta que consiguen ganas un poco de dinero e instalarse un poco mejor.” Así mismo, que se localice en esas zonas le da entrada al trabajo en el campo, tema del que hablaremos posteriormente.

A pesar de esto, no todos los inmigrantes viven en hacinamiento pero por ello no se libran de tratos abusivos. Otro lugar donde suelen hospedar son viviendas construidas hace décadas cuya estructura está en decadencia.

El propietario de una casa cuyo valor ha bajado durante los años debido a su desgaste, descuidado y que ha quedado obsoleta porque los inquilinos han decidido irse a una vivienda más moderna, se aprovecha de la situación de los inmigrantes. ¿Y cómo lo hace? Pues verás, al ser una clase menos pudiente y digamos con menos conocimiento del mercado inflan los precios. Este pago excesivo no se llevaría a cabo por personas pudientes pues el hogar no lo vale, pero por la necesidad de estas otras personas ponen el alquiler más alto y, claramente, sin reformar o habilitar la casa. Es decir, si hay un mal funcionamiento en la corriente eléctrica el propietario no lo va a arreglar por lo que el inquilino está pagando más por condiciones muy bajas de la vivienda. Este es un hecho claro de discriminación hacia estas personas sabiendo su situación y su economía pues de otra forma no daría lugar a este tipo de acontecimientos.

En este caso, a pesar de ser discriminatorio no importa debido a que esta discriminación trae consigo ganancias financieras para el arrendador y avanzando en la escala, a la economía de la empresa que lleva el caso y así sucesivamente hasta llegar a lo alto de la economía del país. Por eso, estas ocasiones no se ven con frecuencia en noticias y periódicos porque no son de interés público.

Las personas que ven las noticias tienen como finalidad informarse, si las desgracias no les incumben a ellos particularmente mejor. Aún así, estos medios de comunicación solo buscan reproducciones y visitas por eso apartan casos y temas que conocen que no va a repercutir. Y si lo hacen, lo maquillan de tal forma para darle la menor importancia posible aunque sea bastante grave la situación. Pues, como sabemos, no todas las noticias son reales y muchas otras son falsas.

Si indagamos un poco más sobre esta discriminación, en este racismo; se puede deducir que se trata de un caso de exclusión. No solo social, sino político e importante, en el sector del trabajo.

Respecto al aspecto social, tengo que discernir con Martínez Veiga (1999:25) donde define la exclusión social como la falta de acceso a los servicios sociales como pueden ser el estudio o la salud. Bajo mi punto de vista y en el momento de evolución, de concienciación que estamos viviendo, este tipo de exclusión no se trata de su privatización a estos servicios sino al trato que le dan en estos lugares. (Me veo obligada a aclarar que no en todos los lugares y no todas las personas tienen que ser así o recibir ese trato, pero es algo que debo mencionar en este texto porque se sigue viendo con más frecuencia de la que cabría esperar). Con esto me refiero a que se sigue habiendo bullying a niños latinoamericanos por no ser de España o que médicos y enfermeros tardan más en atender a personas con documentación extranjera que a uno de nacionalidad Español en cuanto se debería atender por orden de llegada o de emergencia si fuera necesario.

Siguiendo con la exclusión social, y lo último por mencionar sobre este tipo, también es muy frecuente encontrarnos con que extranjeros y nacionales no viven conjuntamente sino que hay una segregación donde se puede ver que un barrio viven mayoritariamente inmigrantes africanos o americanos. Es importante saber que este suceso no ocurre solo con las razas que hasta hace pocas décadas se consideraron inferiores, sino con “la raza blanca extranjera”. Se puede ver perfectamente como hay calles en Marbella llena de alemanes o americanos, mientras que otras como La Cañada de la Muerte, Melilla hay musulmanes. La diferencia es el tipo de vivienda, puesto que mientras los alemanes disfrutan de su estancia en chalets y pisos bien amueblados, los musulmanes viven en casas degradadas por los años donde muchas de ellas no tienen ni techo. Y lo sé de buena mano.

Otra es la exclusión política donde Marshall (1964) afirma que la ciudadanía está formada por tres categorías de derechos: la primera por los derechos civiles, el segundo está constituido por los políticos y el tercero por lo socioeconómico. Con esto quiero decir que la segregación ha llegado a generar esta falta de derechos en los inmigrantes y sobre todo a los que poseen una cartera vacía. Sí que es verdad que ya la Constitución Española juntos a sus leyes han permitido su participación en aspectos políticos con un mínimo de requisitos y que al entrar poseen inmediatamente ciertos derechos.

El problema no reside ahí, está en el gran estrecho entre lo que dicta la Constitución y lo que dicen las personas de poner respecto a estos temas y lo que realmente se acaba haciendo. De forma que aparentemente poseen derechos (menos que los Españoles) pero al final por sus circunstancias son mirados y juzgados de otra manera.

La última es la exclusión que tratan los inmigrantes pobres es la laboral puesto que debido a su extranjería y su poca economía son manipulados y sobreexplotados en muchos de los sectores no llegando a cobrar ni el sueldo mínimo que se encuentra hoy en día a 950€/mes. Por ello, poseen más dificultades a la hora de optar por un empleo digno, llegando a trabajar en el campo habitando en las zonas rurales mencionadas, siendo limpiadores/as de casas cobrando una miseria o con el empleo de obreros o haciendo trabajos pesados. Así mismo, en muchas de las ocasiones no ganan el dinero suficiente donde estas personas acaban metiéndose en la prostitución, en el tráfico de drogas, etc.

Tal y como menciona Álvarez Leguizamón (2005: 145): “Las respuestas del ámbito del consumo nos acercan a cuestiones de la regulación salarial, las condiciones del trabajo y el acceso a medios de subsistencia. La carencia de medios de empleo asalariado es la causante principal de la pobreza masiva en el capitalismo. Sin embargo, la regulación salarial y la calidad del trabajo, junto a la accesibilidad sobre los medios de subsistencia, también son elementos que inciden en la agudización de la pobreza material.”

A su vez, cabe destacar que vivimos en una sociedad caracterizada por el consumismo y esto influye a gran escala a tal punto que puede afectar en estas vidas.

Se espera de todos que tengamos el mejor móvil, que vistamos con ropa de marca, que tengamos la casa más grande, el móvil más caro,… Es una presión muy grande a soportar. Y sí, acabo de decir que ese peso lo sufre cada ciudadano del mundo pero si se piensa un poco, una persona que acaba de llegar a España, que tiene pocos recursos y que vive en hacinamiento tiene que cargar con mucho más que eso. Lo bueno es que existen ayudas sociales para poder sobrellevar todo este estrés y esta presión generada por las grandes industrias.

A lo largo de los años, se ha estado pensando en cómo proporcionar la ayuda que necesitan sin llegar a ser un gran gasto general en la economía, incluyendo los impuestos. Una de las últimas teorías es la idea de las necesidades básicas que es proporcionar a personas desfavorecidas unos ingresos mínimos para la educación, salud y alimentación. Esta está estrechamente ligada con los umbrales de la ciudadanía que se proponen como inclusión social, algo que será comentado con posteridad.

El problema se halla en que no todas las personas están dispuestas a señalar la casilla para proporcionar este tipo de amparo por lo que el presupuesto general sería menor habiendo un gran porcentaje de pobreza en nuestro país. Para ser exactos, el 40% de los inmigrantes en España sufren de indigencia.

Según Álvarez Leguizamón (2005: 253): “En general las teorías de las necesidades básicas no se plantean regular los intereses del capital a favor de la mejora del bienestar de la población. Si bien existen diferencias entre los distintos abordajes que las promueven, la mayoría de ellos no propician la regulación de las relaciones laborales o la profundización de los derechos sociales, y menos aún se centran en la necesidad de regular los procesos de extraversión internacional del trabajo producidos por la globalización, el necesario reforzamiento de las organizaciones de trabajadores y no trabajadores o la mayor participación política en las esferas de decisión gubernamental de los sectores de menores recursos.”

En consonancia con ella, lo que están intentando hacer es ocultar el gran problema que existe respecto a este tema. Darles dinero no significa arreglar sus problemas; Más que un cheque se necesita una inserción a la sociedad. Como bien hemos estado hablando al principio de sus hogares, de sus trabajos (aquellos que pueden acceder a hacer esos esfuerzos masivos por tan poco presupuesto), globalmente de su situación y sus tipos de vidas, hemos podido comprobar que no han tenido la posibilidad de acceder a otras posibilidades, o por lo menos no mejores. Esto se debe a que no le ofrecen una oportunidad distinta. Por lo mismo se necesitan ayudas, un empujón a adentrarse en España: saber dónde se hallan puestos de trabajo decentes, saber dónde acudir en caso de emergencia, evitando de esta forma que sean timados y, además, que hayan personas que estén dispuestas a ayudarles a embarcarse en un país casi totalmente desconocido. No quiero decir que una ayuda económica no les venga bien, sino que necesitan algo más porque de qué sirve pagar por estudios si al final solo puedes optar a convivir con trescientas personas más.

Y ya no es solo de que salgan de la pobreza y tengas vidas dignas, sino de que no se metan en aquello ya mencionado, el mundo de las drogas, de la prostitución, del mercado negro. Si este no es un buen motivo déjenme darle otra perspectiva:

Al gobierno, a los bancos, a las ciudades y sin ir más lejos a las personas les interesan ahorrarse dinero de sus bolsillos. Siempre andamos ahorrando, sustituyendo los productos más caros por los más baratos para cuando llegue fin de mes haber ahorrado un par de euros. Pues si estas instituciones plantearan tanto una pequeña ayuda económica como una ayuda a la integración, se estarían ahorrando pagar las investigaciones, seguimientos, arrestos, a los jueces de los casos y al sistema penal en su totalidad para perseguir a locales que promueven la prostitución así como a los dueños y mujeres que lo ejercen, a los narcotraficantes y sus barcos y coches llenos de drogas.

Yendo más lejos, sería un “boom” en las noticias, haciendo que proliferara una mejor visión de España cuya consecuencia sería más movimiento, más turismo. Al fin y al cabo gran parte de las ganancias del país son de este sector, si lo exprimimos a fondo puesto que se posee un buen conocimiento del mismo, tendríamos más ganancias y menos deudas. Y esto no solo se queda aquí, cuantas más personas se necesitaran más infraestructuras podrían ser construidas proporcionando más empleos que pueden servir de ayuda para estas personas con pocos bienes así como para los mismos españoles.

Por lo que si una buena intención de caridad, hospitalidad hacia ese 40% no es suficiente, piensen que se conseguiría ayudar a un país entero. Quizá en porcentajes que no superen el 10% pero es un porcentaje que antes no había y que por muy bajo que sea, genera beneficios.

Conclusión

Siempre hay que tener en cuenta que la gran proporción de las personas que se van de sus países no lo hacen por gusto, sino que buscan prosperidad. No hay que olvidar que siguen siendo personas con nombre y apellidos y que muchos de ellos caen en la pobreza. Una persona que busca esta prosperidad, esa mejor vida; no se merece malos tratos, sino todo el apoyo y cobijo que se le pueda aportar. No se le puede dar todo en mano, claro está. Pero sí se le puede recompensar por sus logros, por sus buenas acciones, por lo que hace en el país y por lo que le aporta.

Como ya he estado desarrollando con anterioridad, al llegar aquí sus condiciones no son plenas y caen en manos de la miseria y de gente que solo se quiere aprovechar de ellos hasta que puedan conseguir mano de obra aún más barata. ¿Dónde quedaron los derechos a la dignidad y a la integridad física y moral?

Hay un gran marco de posibilidades para poder poner solución a estos actos de racismo, discriminación y conseguir, por fin, ayudar a estas personas puesto que a uno mismo no supondría ni el mínimo esfuerzo.

El problema es que este asunto no tiene la visibilidad que debería y las ayudas, si es que hay, son tan mínimas que se ve a personas mendigando un par de euros y durmiendo en cartones en mitad de la calle. Y no solo eso, como ya he dicho son denigrados, insultados, pateados cuando lo único que intentan es seguir vivos, luchar por su derecho a la vida.

Por lo que este asunto se debería poner al día y que la palabra “hacinamiento” con este tipo de simbología no se conozca llegando a ser reconocida por la RAE como en desuso. Así como que el aprovechamiento de ciertas personas respecto a su situación, lleguen a ser considerablemente sancionadas para que ninguna persona con pocos recursos acuda a ella para conseguir dinero.

Y finalmente, decir que la pobreza de estas personas nos afecta a todos. Al igual que se sigue tirando comida (por empresas) para obtener beneficios mientras hay personas en el mundo que se mueren de hambre, hay individuos con carteras llenas que no dejan que personas que no pueden permitirse un plato caliente en la mesa avancen en la escala social para tener un mínimo de vida digna.

La pobreza es un problema que nosotros mismo hemos creado y que está a nuestro cargo el reducirlo. Y aunque muchas personas no logren entenderlo, cuando das, es cuando más recibes.

Bibliografía

  • Álvarez Leguizamón, S., 2005, “Los discursos minimalistas sobre las necesidades básicas y los umbrales de la ciudadanía como reproductores de la pobreza”, Trabajo y producción de la pobreza en Latinoamérica y el Caribe: estructuras, discursos y actores, Buenos Aires: CLACSO.
  • Martínez Veiga U., 1999, Pobreza, segregación y exclusión espacial, Barcelona: Icaria editorial, s. a.
  • Marshall, T. H., 1998 “Ciudadanía y clase social” en Marshall T. H. y Bottomore, T. Ciudadanía y clase social, Madrid: Alianza Editorial. 
27 April 2022
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