La Psicología Del Amor, Percepción Y Trascendencia
El amor es un fenómeno que se presenta en la vida de las personas desde la historia por lo que no es algo nuevo, sin embargo su concepción ha ido evolucionando puesto que las percepciones del amor varían de acuerdo al espacio sociocultural, por ende al hablar de elección de pareja se menciona que “se ha vuelto un proceso cada vez más complejo debido a los procesos psicológicos y socioculturales implicados” (Padilla-Bautista et al., 2018, p. 219). Por lo que es importante mencionar aquellas dimensiones que influyen en la percepción del amor y poder comprender aquellas premisas que se consideran para amar, Diaz (2010) señala los siguientes enfoques:
- Histórico: Referente al estudio de la evolución y desarrollo de cada concepto a través de las culturas; Biológico: Vinculado a las necesidades básicas del ser humano por vivir en compañía y en forma interdependiente y social.
- Psicosocial: Apunta a las relaciones del ser humano, así como a la atribución e influencia social que afecta a las expectativas, actitudes, perspectivas, valores y percepción de cada individuo, afectando por tanto los cambios conductuales y cognitivos que se dan en la relación de pareja.
- Cultural: Refiriéndose a todo el contexto cultural donde el individuo se desenvuelve. Tomando en cuenta tanto su cultura subjetiva (lo que el individuo piensa, actúa y siente) asi como su cultura objetiva (lo que construye).
Dado esta breve citación, es menester mencionar que existen varias conceptualizaciones en relación al amor, mismo fenómeno que ha sido desglosado de forma extensa, relacionándolo con múltiples aspectos, fenómenos, dándole diversas caracterizaciones e incluso diferenciándolo de varias formas de amar, por lo que en este apartado me enfocaré en hablar acerca del amor de pareja y en el amor visto como una forma de trascendencia.
En primera instancia surge la pregunta qué es el amor, pues como dice Fromm (2018) el amor es un arte que “requiere conocimiento y esfuerzo”, a su vez este autor plantea que todas las personas necesitamos amor, pero dicho concepto lo tergiversamos y como consecuencia lo mal practicamos, las personas están tanto en busca del amor, que se piensa erróneamente que el amor es únicamente el que viene de afuera, el que se recibe, pero pocas veces se ve el acto de amar como algo que nosotros damos. Entonces, ante esta necesidad de únicamente recibir amor, surge la primera premisa del amor, que consiste en el esfuerzo de la personas por conseguir amor, lo que lo lleva a querer sobresalir para ser digno de ser amado, por lo que las personas trabajan su estética, buscan éxito, poder, para verse más atractivos ante el otro y que sea más fácil ser amados, bajo dicha concepción.
Una segunda premisa, parte de que las personas atribuyen el acto de amar como algo que depende del objeto, más no de una capacidad que debe ser tratada, desarrollada en cada persona, por lo que se cosifica al amor, puesto que aquel que elija a una persona atractiva de acuerdo al contexto podrá experimentar amor, es decir todo dependen del “objeto” más no de la persona. Otro error acerca del amor, es la falsa idea de que el enamoramiento es una etapa que debe prevalecer en toda la relación, descartando que es una etapa intensa pero que es inicial y poco duradera.
Por otro lado, desglosando el significado del amor Humberto Maturana señala: “El amor es la emoción que constituye las acciones de aceptar al otro como un legítimo otro en la convivencia. Por lo tanto, amar es abrir un espacio de interacciones recurrentes con otro en el que su presencia es legítima sin exigencias” (Maturana, 1997, p. 73; citado en Pinto, 2012)
Además, se habla del amor como una forma de trascendencia, la persona trasciende cuando crea, construye, algo simple y a la vez bello, pues la trascendencia se puede lograr a través del arte y el amor es un arte, es dos personas que construyen mundos, tal como menciona Pinto (2012) “El amor de pareja es la construcción de un mundo inventado por dos extraños en el cual lo mundano no tiene cabida” (p. 12); añadido a esto, para poder amar una vez más se menciona que es necesario la autotrascendencia, es decir el desarrollo de una capacidad de amar, de verse y ver al otro como personas y no como objetos, en donde el desarrollo de la subjetividad es valiosa para una autoconstrucción y una co-construcción.
A la vez, Torres González, Tamara; Ojeda García (2009), citando a Kelley (1983) al hablar de compromiso en pareja mencionan que “para adquirir un compromiso de pareja mutuo y fuerte se necesita que ambas partes muestren y mantengan sentimientos positivos el uno hacia el otro” (p. 39), postulado que se relaciona con el concepto que se le da al amor como arte, y al ser considerado como tal debe ser aprendido, desarrollado como un arte verdadero, como se lo haría como la música, con la pintura; por lo que es algo que para su práctica constructiva, sana, se requiere de trabajo y dicho trabajo es mutuo, en el que cada persona aporta y ambas construyen el arte de amar en pareja. Viendo al otro como una persona, como un ser diferente que debe ser respetado, aceptado y que ambos son los que impulsan un crecimiento personal, más no se miran como un objeto que carece de pensamientos y sentimientos.
De este modo, el despoje de egoísmo, egocentrismo es indispensable para amar y trascender Torres González, Tamara; Ojeda García (2009) señalan que “tanto el estar dispuesto a acomodarse, sacrificarse, retirarse de alternativas tentadoras y/o resistir el precio por el bien de la relación son indicadores de un compromiso fuerte” (p.40); sintonizando con lo dicho por Pinto (2012) “cuando amo decido. Elijo como prioridad nuestra relación sobre cualquier otra cosa, inclusive sobre yo mismo – mejor dicho – sobre todo sobre yo mismo. Porque quien es incapaz de despegarse de su “yo” es incapaz de amar” (p. 10). Por lo que se prioriza y respeta al otro, es decir, cuando se encuentra en una relación de pareja determinadas decisiones no involucran solo a aquel que decide, sino a la pareja también, entonces se debe tener esa capacidad para pensar en el sentir y pensar del otro, pues ciertos actos pueden herir o beneficiar a la pareja, por ello no se la debe invisibilizar, ni dejarla de lado. Puesto que según lo citado es necesario despojarse de un yo egoísta para co-construir un espacio llamado “nuestro”.
Interrelaciones
- Tú eres yo, y yo soy tú. ¿No es evidente que nosotros «inter-somos»?
- Tú cultivas la flor en ti mismo, para que así yo sea hermoso.
- Yo transformo los desperdicios que hay en mi, para que así tú no tengas que sufrir.
- Yo te apoyo, tú me apoyas.
- Estoy en este mundo para ofrecerte paz, tú estás en este mundo para traerme alegría».
Bibliografía
- Diaz, R. (2010). Anatomía del amor. 1987, 1–6.
- Fromm, E. (2018). El arte de amar. Relectiones, 5, 215–219.
- Padilla-Bautista, J. A., Díaz-Loving, R., Reyes-Lagunes, I., Cruz-Torres, C. E., & Padilla-Gámez, N. (2018). Locus de control en la elección de pareja: Una validación etnopsicométrica. Revista de Psicologia (Peru), 36(1), 217–238.
- Pinto, B. (2012). Psicología del amor. Archivos Médicos Mexicanos.
- Sarrió, C. (2016). La oración gestalt: «Yo soy yo y tu eres tú…» Sí, pero no. Obtenido de gestalt-terapia.
- Torres González, Tamara; Ojeda García, A. (2009). El Compromiso y la Estabilidad en la Pareja: Definición y Dimensiones dentro de la Población Mexicana. Psicología Iberoamericana, 17(1), 38–47.