La PsicologÍa Y La PsiquiatrÍa Como Conjunto

La psicología Clínica es una ciencia que se dedica a estudiar, diagnosticar y tratar problemas o trastornos psicológicos o cualquier conducta anormal, investiga todas aquellas cuestiones que nos preocupan sobre nosotros mismos y se interesa por el bienestar humano, enfatizando a su vez en la búsqueda del conocimiento.

Su preocupación por el estudio, diagnóstico y tratamiento del trastorno psicológico, en particular del trastorno psicológico severo, hacen de esta rama de la psicología la más “conocida” en los imaginarios de muchas personas del común, además la psicología clínica podría ser una base aplicable a otras ramas de la psicología en general.

Coincide con la psiquiatría en esta preocupación pero se diferencia de ella, al menos, en dos importantes aspectos: la psiquiatría tiende a ofrecer explicaciones causales físicas del trastorno psicológico (principalmente referidas al sistema nervioso o al hormonal) y a proponer tratamientos que buscan cambios físicos en el paciente mediante fármacos o en los casos más graves, intervenciones clínicas; por su parte, el psicólogo clínico hará depender la enfermedad de la mente y el comportamiento y su cura querrá también situarse en este nivel no-físico, mediante las llamadas ‘psicoterapias’.

La psiquiatría y la psicología parecen no encontrar el rumbo a la hora de trabajar integradamente y en equipo. La poca o inexistente coordinación, el nulo o escaso diálogo, la convicción irrefutable del accionar propio con desestimación o minimización del otro, los objetivos independientes y no consensuados, son algunas de las muchas características que se siguen observando a menudo entre psiquiatras y psicólogos, sosteniéndose una innegable discusión interdisciplinar. Pero ¿por qué tendríamos que trabajar de manera distinta?

Un Psiquiatra y un Psicólogo clínico tienen diferente formación. Mientras un  psiquiatra estudia medicina y se especializa en enfermedades mentales, un psicólogo clínico estudia la carrera de psicología y luego realiza una especialidad en salud mental. Si bien, ambas disciplinas son diferentes, se podría decir que tienen un objetivo en común el cual radica en aliviar un malestar en las personas siendo cada una el complemento de la otra.

‘La danza en grupo permite coreografías imposibles de realizar en forma individual. Se trata de una alternativa que es más compleja que la que puede brindar una sola persona en el escenario, pero asegura una escenografía no solo mas llena de colores, formas y ritmos, sino que (de realizarla coordinadamente) aumenta significativamente el valor estético del resultado’. ALCMEON, 69, año XXI, vol. 18, Nº 1, noviembre de 2012.

Dicho esto, nada quita reconocer ahora la relación entre la Psicología Clínica y la Psiquiatría. De hecho, es posible que las ventajas sean mayores que las desventajas y esto es así, históricamente, tanto en el plano de la investigación como en el de la prestación de servicios. La única diferencia entre el psicólogo clínico y el psiquiatra, en referencia a lo que nos ocupa, la evaluación, diagnóstico y tratamiento de los trastornos psicológicos o mentales, viene dada por la facultad legal de éste último para la prescripción de fármacos. Por lo que respecta a la posible facultad científica del psicólogo para la prescripción de psicofármacos, esta dependería de que su currículo académico incluyera las disciplinas correspondientes (aunque en verdad no falta en los estudios de Psicología una asignatura de Psicofarmacología). Es de añadir, en este sentido, que hay actualmente un debate en Estados Unidos acerca de la habilitación legal del psicólogo para la prescripción de fármacos.

Por otra parte, Berrios (1996), un destacado Psiquiatra, se ha venido implementando desde el pasado los términos “psicopatología” y “psiquiatría” de manera intercambiable, el primero de estos términos ha tenido, desde finales del siglo XIX, un significado más amplio para referirse a la ciencia de los síntomas mentales, incluyendo su descripción y explicación También sostienen Millon y Klerman, dos destacados investigadores participantes en el actual sistema de clasificación de la Asociación Psiquiátrica Americana (DSM IV), que “aunque el término ‘psicopatología’ fue utilizado en el pasado como sinónimo de sintomatología descriptiva, ahora puede ser justamente utilizado para representar ‘la ciencia de la conducta anormal y de los trastornos mentales’. Sus métodos de estudio actualmente incluyen tanto procedimientos clínicos como experimentales”

Según Millon y Klerman (1986 ). la Psicopatología es la ciencia que estudia la conducta anormal centrándose en tres áreas:

  1.  La descripción y eventual clasificación de los comportamientos anormales.
  2. La explicación de los procesos implicados en su desarrollo y mantenimiento. La búsqueda de sus causas o factores etiológicos. Para esta tarea, la Psicopatología se vale de procedimientos propios de la Psicología y, en especial de la Psicología Experimental, además de otras ciencias. Una definición de este tipo implica la caracterización de la Psicopatología como una disciplina básica, más bien que aplicada, y que, además, se conforma de modo interdisciplinario por cuanto se nutre de información convergente de varias disciplinas científicas como son la Psicología, la Neurología, la Genética, la Fisiología, etc. En la medida en que ninguna de estas ciencias aisladamente logra explicar satisfactoriamente la conducta anormal.”

 

En resumen, la Psicopatología ha sido definida como el estudio científico sistemático de la etiología, sintomatología y proceso de la conducta anormal. La Psicopatología es, en consecuencia, la ciencia base tanto de la Psiquiatría como de la Psicología Clínica, como la disciplina dedicada al estudio científico del comportamiento trastornado o anómalo; mientras estas dos disciplinas son, en cambio, ciencias aplicadas, que utilizan sus propios recursos terapéuticos para el abordaje de los trastornos del comportamiento, en función de la etiología relevante en cada caso y de la tecnología de la que cada una dispone.

La Psicología Clínica en el que, entre otras cuestiones, se refiere lo siguiente: “La Psicología Clínica es aquel aspecto de la ciencia y la práctica psicológica interesado en el análisis, tratamiento y prevención de las incapacidades psicológicas humanas y en la mejora de la adaptación y efectividad personal. Como estos objetivos son compartidos parcialmente por otras disciplinas, el contenido y ámbito de este campo se solapan inevitablemente con otras disciplinas clínicas, sobre todo con la psiquiatría y la asistencia social clínica. La diferenciación más estricta de estos campos radica en su uso de las técnicas y contenido de la psicología básica y las ciencias biológicas y sociales estrechamente relacionadas. Comparte con las demás áreas de la psicología el énfasis en la investigación sistemática como base empírica de sus procedimientos clínicos” 

La Psicología Clínica concuerda con las demás áreas de la psicología su interés por la medición de las funciones conductuales y psicológicas, el diseño sistemático de la investigación, la comprobación empírica de las implicaciones de los modelos e hipótesis clínicas, y la evaluación y valoración de la efectividad de sus predicciones. El contenido empírico de este campo abarca aquellos aspectos de la ciencia psicológica relevantes para el diagnóstico y tratamiento de los problemas de salud mental. Los mismos intereses que manifiesta el médico, relativos a una perspectiva unitaria (bio-psico-social) de la persona que presenta un trastorno mental, son compartidos plenamente por los psicólogos que ejercen su función profesional en este ámbito.

A manera de conclusión, se puede decir que la psicología clínica y la psicología clínica difieren en varios aspectos, sin embargo ambas tienen por objetivo hacer frente a los fenómenos psicopatológicos que generan malestar, ambas disciplinas cuentan con herramientas que en conjunto, tienen como resultado una mejor intervención y aunque es evidente que el psiquiatra no está suficientemente formado para utilizar con destreza los tratamientos psicológicos ni los instrumentos diagnósticos desarrollados por la investigación psicológica, ni el psicólogo posee la habilitación legal ni por ello la formación necesaria, en la misma proporción, para hacer uso de terapias con fármacos. Por ello, y en beneficio de la persona afectada, se impone la cooperación de ambos profesionales en un plano de igualdad.

Bibliografía

  • Berrios, G. E.. (1996) The history of mental symptoms: Descriptive psychopathology since the nineteenth century. Cambridge, UK: Cambridge University Press.Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología
  • Millon, T., y Klerman, G. L. (Eds.). (1986). Contemporary directions in psychopathology. Nueva York: Guilford Press
  • http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=77808501
22 July 2021
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