La Revolución Médica de la Salud Publica

Introducción

La salud pública surge como concepto sanitario enfocado al individuo y la población. El final del siglo XIX y el inicio del siglo XX fueron un parteaguas en la medicina, ya que con la revolución industrial surgió la revolución médica, que siguió el mismo patrón: la creación de aparatos e instrumentos. Esto inició la transformación de la medicina como ciencia y el establecimiento de las especialidades médicas. El término salud pública es reciente. En los primeros años del siglo XX se usaban todavía en México las palabras salubridad y beneficencia. La primera más bien despierta la idea de lo que es bueno para la salud. La segunda se refiere a los servicios de salud que presta el gobierno. El concepto actual de salud pública se usa en todo el mundo y es más complejo. Se ha llegado a la conclusión de que la salud pública dependen de elementos económicos, políticos, sociales, culturales y económicos. El mérito de los médicos mexicanos fue adaptarse rápidamente al pensamiento imperante. Ocurrieron cambios importantes en la práctica médica y en el gremio médico, asociados a la fundación de diversas instituciones médicas. El doctor Eduardo Liceaga, quien tenía una inteligencia excepcional y gozaba de la confianza del general Porfirio Díaz, fue nombrado presidente del Consejo Superior de Salubridad en 1885, con su nombramiento, durante su viaje a Europa en 1887, visitó el laboratorio de Louis Pasteur en París y recibió ahí el virus atenuado de la rabia en el cerebro de un conejo. Lo trasladó a México y reprodujo el virus según la técnica aconsejada para fijarlo, y el 23 de abril de 1888 vacunó al niño Isidro Delgadillo, quien había sido mordido por un perro rabioso, salvándole la vida. Liceaga creó el Instituto Antirrábico, para la producción de la vacuna antirrábica. En 1889, el doctor Luis E. Ruiz, veracruzano de Alvarado, partero en la práctica diaria e higienista por autodidactismo, tuvo a su cargo la cátedra de Higiene, en la cual expresó conceptos y trazó un programa que nos permiten saber qué era la higiene para los médicos mexicanos de hace un siglo. Entre varios conceptos, señalaba que “la higiene es el arte científico de conservar la salud y vigorizar el organismo. En consecuencia, la higiene es la primera de las artes, puesto que la salud es el primero de los bienes”. El doctor Ruiz afirmaba que la conservación de la salud consiste en la prevención de las enfermedades, y que para la vigorización del organismo “se tienen tres recursos soberbios: primero, dar buena y adecuada alimentación y llevar vida activa, sobre todo muscular, porque de esta manera serán evitadas o vencidas las enfermedades que nos invaden cuando el organismo está debilitado; segundo, someterse de un modo incesante a la eficaz hidroterapia, pues de este modo es seguro que nos precavemos de todas las enfermedades que nos vienen del frío y de la humedad y, tercero, debemos someternos a las vacunaciones”. En 1892, la Asociación Americana de Salud Pública realizó su congreso en la ciudad de México, habiéndose nombrado vicepresidente al doctor Liceaga. Uno de los logros del congreso fue el reforzamiento de las acciones sanitarias entre México y Estados Unidos. Cinco años después, en 1897, el doctor Ramírez asistió al siguiente congreso, realizado en Washington DC, con la representación de México.

Desarrollo

El nacimiento de la salud pública moderna en México ocurrió durante las últimas décadas del siglo XIX y la primera del siglo XX. Desde luego, en el actual territorio mexicano hubo acciones de higiene pública desde la época prehispánica, y luego, en los periodos Colonial (1521-1821), del México Independiente (1821-67) y de la República Restaurada (1867-76). Pero el paso del sanitarismo a la salud pública tuvo lugar durante el gobierno de Porfirio Díaz (1876-1910), conocido como porfiriato. El médico mexicano Gustavo Baz Prada, un estadista de la salud, quien, junto a Ignacio Chávez, el médico más eminente en la historia de México, dieron rumbo, modernización y sentaron las bases sólidas de la medicina y salud pública del siglo XX en México. Durante el periodo violento de la Revolución Mexicana se prepararon para reconstruir la infraestructura sanitaria, modernizar, las instituciones asistenciales y de enseñanza, así como establecer nuevos enfoques de los servicios médicos, actualizar la enseñanza de posgrado y la creación de los institutos nacionales de salud. Desde las cátedras en la Escuela de Medicina, los sitiales en la Academia Nacional de Medicina pasaron a ocupar la Dirección de la Escuela de Medicina, con aportes trascendentes como las Cruces Blancas, que eran nuevas instituciones de atención de urgencias. No es hasta la culminación de la revolución mexicana, misma que dio por terminada oficialmente con la promulgación de la constitución política de 1917, con una nueva visión política son creados el departamento de salubridad y el consejo de salubridad general; en 1919 se establece la Asociación Médica Mexicana, en 1922 es creada la escuela de salubridad e higiene, en 1922 nace la cardiología mexicana, en 1926 se da el nacimiento y desarrollo de la gastroenterología en México ese mismo año se promulga un nuevo Código Sanitario, en 1930 se emprende la campaña antituberculosa que para completar el esquema el instituto de higiene preparaba ya en la vacuna BCG, la cual se comenzó entonces a emplear en gran escala como medida preventiva incluso hasta hoy en día.

No es hasta 1939 donde son iniciadas las campañas nacionales por la madre y el niño, la protección para el binomio fue un asunto que cobro relevancia para los gobiernos emanados de la revolución mexicana. Distintas instancias públicas y privadas sumaron esfuerzos para mejorar las condiciones de vida de este sector de la sociedad desde la década de 1920. La secretaria de Asistencia Pública se sumó a esta tarea y se propuso incidir en la conciencia de los habitantes del país y dirigió un mensaje por la radio a la nación el 10 de mayo de 1939, en el que hizo un llamado a todos los sectores del país que cooperaran de una manera entusiasta en la Campaña Nacional de Prevención a favor de la Madre y el niño encabezado por la Secretaria.

Con la campaña se trató de llegar hasta los lugares más apartados del territorio nacional, llevando a las llamadas clases desvalidas las enseñanzas más indispensables para conseguir que todos los hogares reunieran las condiciones elementales de higiene para las mujeres próximas a ser madres y las que ya contaban con hijos, buscando que estos tuvieran el mejor desarrollo físico y mental. La secretaria de Asistencia enfatizo que la niñez mexicana aún vivía condiciones difíciles y que los índices de mortalidad y morbilidad infantiles seguían siendo altos, y que era necesario, fincar las bases de una patria mejor, ya que “los niños de hoy representan las generaciones del futuro”. Por este motivo se estableció en casi todos los estados de la República, Centros de Asistencia Infantil, Casas de Maternidad, Centro médico-higiénicos, etc. Para ese mismo año en Chignautla, un municipio dentro del estado de Puebla se daba el nacimiento de mi abuela, la señora Roberta Lucas Paulino el 21 de febrero de 1939 en donde, en una entrevista realizada comento que, por anécdota de su madre, aún no surgía ninguna campaña de salud dirigida a la madre y al niño puesto que esta surgiría meses después al igual no tenían conocimiento de ninguna estancia donde ellos podían solicitar ayuda para recibir una atención médica de manera más científica, dando como resultado su nacimiento con una partera puesto a que sus padres eran de escasos recursos y de escolaridad nula no recibiendo vacunas, puesto que aún no existían estancias cercanas que brindaran estos servicios, posterior a esto, en 1940 se da una nueva visión de la obstetricia moderna dando paso a la evolución de la salud pública donde conforme al paso del tiempo se lanzaban más compañas para la prevención de enfermedades.

Conclusión

Los sanitaristas porfirianos estuvieron atentos a los adelantos que entonces tenían las ciencias médicas; dichos conocimientos influyeron en la promulgación de leyes sanitarias las cuales fueron cambiando al tiempo que lo hacían las teorías médicas y se pusieron al servicio de la salud pública que entonces nacía, y que se vería interrumpida de manera abrupta y durante casi una década por el movimiento revolucionario iniciado en 1910, para después en 1917 con la culminación de la revolución mexicana, se volvió a retomar la salud pública, creando estrategias que incluían campañas para la prevención y el tratamiento de enfermedades que podían azotar al país dando como resultado una revolución médica.

27 April 2022
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