La Vida Marcada Por La Tragedia De Horacio Quiroga

La tragedia es vista como un suceso difícil, funesto o como una desgracia, y si se hace un recorrido por la vida de Horacio Quiroga, se puede ver claramente que desde que era tan solo un niño vivió sucesos trágicos, como la muerte de su padre. Ya de adulto vivió decepciones amorosas, fracasos y pérdidas tanto en lo familiar, como en su círculo de amistades; consecuencia de accidentes trágicos, enfermedades y homicidios accidentales; todos estos sucesos amargos los podemos apreciar en su escritura.

Cuando se revisa su literatura, es fácil analizar que siente un interés especial por la muerte, tiende a escribir de eventos sórdidos y sombríos poniendo un ejemplo, la gallina degollada muestra de forma clara como él ve la estructura de una familia como una tragedia, al principio puede verse un ambiente amoroso y con el anhelo de tener hijos. Pero luego este ambiente se convierte en desilusiones y desesperación por tener un hijo sano; y por último se transforma en tragedia. Quiroga (1917) afirma en un fragmento del cuento: “¡Hijo, mi hijo querido! —sollozaba ésta, sobre aquella espantosa ruina de su primogénito. El padre, desolado, acompañó al médico afuera. —A usted se le puede decir; creo que es un caso perdido. Podrá mejorar, educarse en todo lo que le permita su idiotismo, pero no más allá” (p.2)

Y ante un evento que tenga el mínimo rayo de esperanza y felicidad, es eliminado, de la misma forma en que su vida todo fue arrebatado, mediante la muerte. Un ejemplo de esto es cuando nace su hija Bertita y nace sana sin la enfermedad de los “idiotas”, luego de ella crecer, tal dicha se va cuando el padre encuentra muerta a su hija en un gran charco de sangre y queda este horrorizado ante tal revelación, para que la esposa no vea tal escena le dice que no entre para no ver todo eso, pero la esposa ve el piso lleno de sangre e intuye que fue lo que paso (Quiroga, 1917).

Vemos como en este relato se puede descubrir la negligencia de los padres hacia los hijos enfermos, tratándolos con indiferencia y desamor. Y por lo opuesto, el exceso de mimos que le ofrecen a la hija sana. Todo esto hace que los hermanos quieran llamar la atención de sus padres mediante su hermana, lo que los lleva a responder en oposición y finalmente matar a su hermana pequeña.

En este cuento se ve relatado una de las tantas tragedias que el narra en sus escritos, como este se ve marcado por mucha desesperación, desilusión y por ultimo una gran tragedia que se ve empañada por el asesinato de su hija menor por parte de sus cuatro hermanos. Sus escritos se encuentran bañados de momentos funestos como en el cuento “las moscas” donde el eje central es el sufrimiento que tiene un hombre antes de morir, y que solo puede esperar este suceso, muy parecido a lo que vivió Quiroga con su padrastro, un amplio sufrimiento antes de decidir matarse; hasta ese punto se ha caracterizado por reflejar de alguna manera la desgracia y tragedia de su vida en todo lo que escribe.

Sin duda alguna este cuento es una aproximación y ejemplificación de la imposibilidad de escapar de las condiciones naturales y sociales que guían toda la vida del ser humano. Vemos como se da una mirada audaz con la comparación entre las moscas como unos animales intuitivos, capaces de olfatear la llegada de la muerte, y el hombre, conocedor de su destino, cuyo anhelo de escapismo y evasión de la realidad le hacen llegar al punto de sentirse libre y con capacidad de volar igual que una mosca, durante su rendición y delirio, o bien en el momento de expiración.

Lo anterior, revela la intención de Quiroga por acercar al lector a una realidad universal en la que todos somos simples mortales, incapaces de escapar del destino que ya se ha trazado. Quiroga (1920) afirma: Son ellas las que zumban. Desde que he caído han acudido sin demora. Amodorradas en el monte por el ámbito de fuego, las moscas han tenido, no sé cómo, conocimiento de una presa segura en la vecindad. Han olido ya la próxima descomposición del hombre sentado, por caracteres inapreciables para nosotros, tal vez en la exhalación a través de la carne de la médula espinal cortada. Han acudido sin demora y revolotean sin prisa, midiendo con los ojos las proporciones del nido que la suerte acaba de deparar a sus huevos. (p.2)

Vemos como la desgracia predomina en el transcurrir del cuento, la debilidad del hombre, quien anteriormente sabe su tragedia, y se convence de la rapidez de la vida frente a la apremiante llegada de la muerte, introduce una profunda tristeza, aflicción y ansiedad que da como resultado una concepción de indiferencia por la vida. En este cuento se evidencia un estilo abiertamente similar al de la obra literaria “axolotl” de Julio Cortázar, donde el narrador empieza hablando de sí mismo y de repente continuo con su relato como si fuese otro ser, que aprecia y visualiza desde el exterior a quien al comienzo era el mismo.

Se muestra también una amplia similitud, entre este cuento de Quiroga y las obras de Edgar Allan Poe, respecto a su género dramático enfocado en la relación de la naturaleza con el ser humano. También podemos observar como A la deriva tiene similitud con este cuento debido a que muestra la angustia de un personaje y la naturaleza tiene mucha importancia en el relato del cuento. Vemos que al igual de las moscas el hombre siente no tener la diminuta esperanza de sobrevivir.

A la deriva es otro cuento que relata la angustia de un personaje en su pelea de sobrevivir. Este relato se desarrolla en una apacible tierra selvática, donde vive el hombre con su familia. De repente acontece el hecho: una víbora muy venenosa muerde al hombre y con ello cambia su situación, todo cambia, la muerte está presente por todas partes, lo que antes era bello se torna en hostil. El paisaje que se describe es de gran belleza, pero agresivo, y reina en él un silencio de muerte; “el hombre” está moribundo y empieza a alucinar.

El personaje aquí trata de agarrarse a la vida de manera desesperada para no sucumbir a la muerte que lo mira de cerca. Cuando este empieza a sentir los efectos del veneno decide recurrir a su esposa Dorothea, pero vemos como su ayuda no sirve de mucho y todos esos síntomas que tiene empiezan a empeorar (Quiroga, 1917). Al observar que su ayuda no funciona decidió embarcarse en una canoa para dirigirse a Tacurú Pucú, el lugar que significaba para él, su única salvación. “Pero el hombre no quería morir, y descendiendo hasta la costa subió a su canoa. Sentose en la popa y comenzó a palear hasta el centro de Paraná. Allí la corriente del rio, que en las inmediaciones del Iguazú corre seis millas, lo llevaría antes de cinco horas a Tacurú- Pucú (Quiroga, 1917, p.2). Pero vemos como el trayecto que hace, se siente cada vez peor, hasta este recurrir a su compadre Alves pero eso tampoco funciona. Por último, vemos como el personaje agoniza y trata de huir de la muerte a través del recuerdo.

El cuento se desarrolla en la selva. Así pues este cuento pertenece a una colección de cuentos que Quiroga escribió durante su permanencia en misiones. La selva y sus vivencias fueron su mayor inspiración y refugio. El hombre muerto es otro relato en el que la muerte es considerado un tema principal, este cuento narra la agonía de un hombre que al no tener cuidado al cruzar un alambre de púas, tropieza y entierra su machete en sus entrañas ocasionándole la muerte. En los dos primeros elementos que se mencionan en el cuento, el narrador nos presenta ya a los protagonistas de la tragedia que va a desarrollarse ante el lector: el hombre y el machete y lo hace con la mayor economía de medios expresivos, a través de la simple mención descarnada de ambos. Sólo en el primer párrafo describe una situación absolutamente normal y hasta placentera: “El hombre echó, en consecuencia, una mirada satisfecha a los arbustos rozados, y cruzó el alambrado para tenderse un rato en la gramilla” (Quiroga, 1920, p. 2). Pero de inmediato se desencadena la tragedia a través de una situación que no es narrada de manera objetiva sino sugerida por medio de una impresión subjetiva del protagonista: “Mientras caía, el hombre tuvo la impresión sumamente lejana de no ver el machete de plano en el suelo” (Quiroga, 1920, p. 2).

Es tan inesperada la muerte para este personaje, que llega a creer que en realidad eso nunca sucedió, que simplemente está tendido en el suelo porque necesitaba descansar, y pensaba que era imposible que una persona tan hábil con el machete y que conoce ese lugar tan bien hubiese muerto de esa forma. Lastimosamente, así fue y el relato termina con su familia acercándose a al cadáver para que almorzaran juntos como de costumbre. El hijo es el cuento más emotivo de Quiroga, este relato narra la historia de un padre viudo y su hijo que tenían una muy buena relación, aparte de padre e hijo eran muy buenos amigos. El hijo solía cazar diariamente y como era de costumbre salió a cazar al mediodía. Luego de un tiempo, el padre oye un disparo y misteriosamente todo se torna silencioso. “Un tiro, un solo tiro ha sonado, y hace mucho. Tras él, el padre no ha oído un ruido, no ha visto un pájaro, no ha cruzado el abra una sola persona a anunciarle que al cruzar un alambrado, una gran desgracia…” (Quiroga, 1928, p.3). El hombre mira el reloj y se da cuenta que ya su hijo debió haber regresado hace tiempo y decide ir a buscarlo a través del bosque. Lastimosamente encuentra a su hijo muerto y esto ocasiona que sufra de alucinaciones de regreso a casa, con un final crudo e impactante para el lector, que citaré a continuación: ‘El hombre vuelve a casa con su hijo… y aunque quebrantado de cuerpo y alma, sonríe de felicidad. Sonríe de alucinada felicidad… Pues ese padre va solo.

A nadie ha encontrado, y su brazo se apoya en el vacío. Porque tras él, al pie de un poste y con las piernas en alto, enredadas en el alambre de púa, su hijo bien amado yace al sol, muerto desde las diez de la mañana'(Quiroga, 1928, p.3). El fallecimiento del hijo es impresionante y devastador ocasionando en el padre un dolor solo comparable con el que sufrió al perder a su esposa, mencionada en este relato. Quiroga lo ha hecho de nuevo, ha acabado con la vida del primogénito del protagonista de una forma cruda y cruel. El cuento del hijo, demuestra como Quiroga fue capaz de crear un ambiente tan emocional, que incluso compromete al lector a leer el más mínimo detalle, ocasionando la consecuencia de que el lector supone la muerte del hijo primero que el mismo padre, esto se debe a la construcción psicológica de lo que está sucediendo en el interior de la selva por parte del padre, que para evadir el fantasma de la preocupación se plantea en sus actividades rutinarias. Por otra parte, otro cuento relevante de Quiroga es el almohadón de plumas alude a una extraña enfermedad que sufre una mujer en su luna de miel. Día tras día, la salud de la mujer empeoraba sin tener ni la más remota idea de que le sucedía, hasta el punto de sufrir alucinaciones y desear la muerte para acabar con su sufrimiento. “Entre sus alucinaciones más porfiadas, hubo un antropoide, apoyado en la alfombra sobre los dedos, que tenía fijos en ella los ojos” (Quiroga, 1917, p.3). Después de su fallecimiento, la criada y el esposo, descubren que un parasito residía en el almohadón de plumas en donde Alicia descansaba día y noche, succionando su sangre hasta el punto de provocar su muerte. Quiroga (1917) afirma en un fragmento del cuento: Noche a noche, desde que Alicia había caído en cama, había aplicado sigilosamente su boca su trompa, mejor dicho a las sienes de aquella, chupándole la sangre. La picadura era casi imperceptible. La remoción diaria del almohadón había impedido sin dada su desarrollo, pero desde que la joven no pudo moverse, la succión fue vertiginosa. En cinco días, en cinco noches, había vaciado Alicia. (p.4) Este cuento es la fiel muestra de que cuando alguien escribe algo es inevitable dejar una parte del mismo autor plasmado en la obra.

La vida de Quiroga está realmente marcada por los problemas amorosos y la muerte y en este cuento estos dos temas predominan, por ejemplo, el hecho de que las personalidades de los esposos no sean compatibles se ve reflejado en la vida de Quiroga, ya que este era incapaz de sostener relaciones por muy largo tiempo. Además, al igual que Jordán, Horacio poseía una personalidad demasiado dominante frente a relaciones amorosas. La muerte es la temática central de esta historia, tanto la muerte física como la emocional, ya que Alicia a través de su enfermedad presenta un deterioro espiritual significativo, tanto así que Alicia pasó de ser una mujer delicada y soñadora a desear la muerte para acabar con su sufrimiento, cayendo lentamente en un estado de depresión en donde se sumió hasta el momento de su muerte.

Finalmente se hace fácil ver que los sucesos de la vida trágica de Quiroga están en sus escritos, lo que hace apreciar la manera en que utiliza esos sentimientos tan dolorosos y el sufrimiento personal en sus cuentos. Es de admirar una persona como él, que convierte de la tragedia, un buen cuento. Quiroga parece dar un poquito de su ser en cada uno de sus escritos, en la manera en como siente a la muerte, como lo hace mazzini antes de entrar a la casa, cuando siente que lo peor pasó, y que simplemente por las esperanzas va a la cocina y se dan cuenta de lo que sabía antes de entrar a la casa, es esa característica , la que intenté demostrar a lo largo de este trabajo, la omnipresencia de la muerte, que incluso puede llegar a nuestras entrañas y avisarnos que ya pasó, y que de ella sólo quedará el llanto y el dolor de un hijo, un hombre en un matorral, un esposo en una canoa, una pequeña rodeada de idiotas. Acabo este texto sosteniendo que Quiroga es para mí, uno de los maestros del cuento corto y un genio en la descripción de este tan trascendental tema como lo es la vida marcada por la tragedia de Horacio Quiroga.

Referencias

  • Quiroga, H. (1917). A la deriva. En H. Quiroga, A la deriva (pág. 3).
  • Quiroga, H. (1917). El almohadon de plumas. En H. Quiroga, El almohadon de plumas (pág. 5).
  • Quiroga, H. (1917). La gallina degollada. En H. Quiroga, La gallina degollada (pág. 7).
  • Quiroga, H. (1920). El hombre muerto. En H. Quiroga, El hombre muerto (pág. 4).
  • Quiroga, H. (1920). Las moscas. En H. Quiroga, Las moscas (pág. 2).
  • Quiroga, H. (1928). El hijo. En H. Quiroga, El hijo (pág. 5).
19 July 2021
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