La Violencia Presente En El Acoso Escolar O Bullying
El acoso escolar, también conocido como bullying, es un acto de violencia que se hace de manera sistemática, sin ningún motivo y por un periodo de tiempo determinado adoptado por uno o más estudiantes contra otro u otros. Dan Olweus (1993), primer autor que definió este fenómeno, indica que un alumno se convierte en víctima cuando está expuesto de forma repetida y durante un tiempo a acciones negativas que lleva a cabo otro alumno o varios de ellos. Senovila, H. (s.f.) en su artículo Bullying: un miedo de muerte asegura que los acosados pueden padecer bloqueos emocionales e intelectuales y alteraciones de conducta y sociales que les pueden llevar a finales apocalípticos. Sus causas principales son las diferencias de pensamiento, raciales, características físicas y psicomotoras de una persona. Se empieza con agresiones verbales hasta llegar a la violencia física. Para clasificarlo como bullying se necesita la presencia de cuatro elementos: 1) que sé de entre pares; 2) que implique una situación de desequilibrio de poder; 3) que sea sostenido en el tiempo; y 4) que la víctima o víctimas no tengan posibilidad de salirse de esta situación. El acoso escolar implica tres componentes: el primero es un desequilibrio de poder entre el acosador y la víctima. El segundo es la agresión se lleva a cabo por un acosador o un grupo que intenta dañar a la víctima de un modo intencionado. Y el tercero es que existe un comportamiento agresivo hacia una misma víctima, que se produce de forma reiterada.
Existen varios tipos de acoso: 1) el maltrato físico, que consiste en la agresión directa a base de patadas, empujones, golpes con objetos…; 2) el maltrato verbal, que suele ser el más habitual; 3) el maltrato psicológico, que se realiza mediante amenazas para provocar miedo; 4) “exclusión social” o bullying silencioso, que puede consistir básicamente en: No dejar pertenecer a un niño o adolescente a un grupo; ignorarlo; burlarse o reírse de él; y hacerle sentir inferior. Si alguien está triste o decaído, se queja de dolores de cabeza o de estómago de forma frecuente, no quiere ir a la escuela o a alguna actividad extraescolar, menciona a muy pocos o a ningún amigo, no le gusta hablar del colegio o de algún grupo en particular y no recibe invitaciones de cumpleaños o fiestas de otros compañeros, seguramente esa persona sufra de bullying silencioso. Es importante añadir que existen dos nuevas formas de bullying: el ciberbullying, que es una forma de acoso indirecto y anónimo, y el Teen Dating Violence que es el acoso y agresión entre parejas de adolescentes, que prevalece el chantaje emocional. Belsey (2005), define el acoso cibernético como “el uso deliberado, repetido y hostil de algunas Tecnologías de la Información y la Comunicación por parte de un individuo o de un grupo para vejar, difamar o dañar a otros”. Este tipo de acoso se caracteriza principalmente por el anonimato que mantiene en su mayoría de agresores.
Según Dan Olweus, hay distintos tipos de víctimas. Un tipo de víctimas son las típicas, que son los estudiantes más ansiosos e inseguros que suelen ser cautos, sensibles y tranquilos. Estos poseen baja autoestima, tienen una opinión negativa de sí mismos y de su situación y, frecuentemente, son considerados como fracasados sintiéndose estúpidos y avergonzados. A este tipo de víctimas se le ha llamado pasivas o sumisas y no responderán al ataque ni al insulto. Otro tipo de víctimas son las provocadoras, estas se caracterizan por una combinación de modelos de ansiedad y reacción agresiva. Estos estudiantes suelen tener problemas de concentración y se comportan de forma que causan irritación y tensión a su alrededor. Algunos de ellos pueden ser hiperactivos. Piñuel añade un tipo de víctima más, el agresor-víctima, que es aquel que por una parte son acosados y, al mismo tiempo, acosan a otros.
En cuanto al acosador, Lucena, R. (2004) explica en su libro Bullying. El acoso escolar, que son tanto las variables personales, como las familiares y las escolares, las que afectan directamente en la concepción de este tipo de conductas. Las causas que pueden influir en el desarrollo de conductas violentas en un niño o adolescente están vinculadas al contenido que se presenta en los medios de comunicación masivos. Por lo tanto, cualquier mensaje que sea transmitido a través de ellos será tomado por correcto por las personas con menos sentido de razón como los niños, que imitarán lo que estén observando o escuchando, ya que son unos imitadores de conducta e intentarán repetir lo que vean en su casa, en su escuela o en su programa de televisión favorito. Dan Olweus descubre la existencia de varios tipos de acosador. Unos son los típicos, que se distinguen por su agresividad con sus compañeros y en ocasiones con los profesores y adultos. Suelen caracterizarse ser impulsivos y tener una gran necesidad de dominar a otros. Pueden ser ansiosos e inseguros. Estos agresores sienten la necesidad del poder y del dominio, parecen disfrutar cuando tienen el control y, como he mencionado anteriormente, necesitan dominar a los demás. Los acosadores utilizan distintas formas como los apodos, las mofas, los insultos y los rumores, que generan intimidación, exclusión y en ocasiones serios problemas psicológicos y sociales que provocan dificultades en la convivencia y en la adaptación social. Hay una gran situación de desigualdad entre el acosador y la víctima, ya que, normalmente, el acosador suele estar apoyado de un grupo que sigue la conducta violenta, mientras que la principal característica de la víctima es que está indefensa y no puede salir por sí misma de la situación de acoso.
En conclusión, el acoso escolar no entiende de sexos, ni de condiciones sociales. Se da en cuanto un niño o una serie de niños deciden hacerle la vida imposible a otro. Una vez que escogen a su víctima, la atacan sin piedad. Amenazas, chantajes y mensajes que desarman por dentro al niño acosado, que van a acabar con su ilusión y sus ganas de vivir. El acoso es una lacra que, sin duda, hay que eliminar. Y urgentemente. En cuanto a la escuela, se sabe que cuando tienen bien establecidas formas de prevenir, denunciar y actuar eficazmente ante este fenómeno, hay menos problemas y se abordan antes de que se cronifiquen. También, el hecho de que se fomenten los vínculos seguros entre profesires y alumnos y los alumnos entre sí, hace que haya menor recopilación de actos violentos. Es muy importante que existan límites bien especificados y una disciplina coherente y basada en el afecto y el apoyo. Para disminuir el acoso es considerable que haya una filosofía de centro que tienda a la excelencia y cuente con un currículo de no violencia. En cambio, aquellas escuelas que tienen estructuras jerárquicas, donde los alumnos no pueden participar, carecen de normas de conducta establecidas o tienen un sistema disciplinario inconsistente, laxo, ambiguo o muy rígido pueden provocar que surjan y se mantengan situaciones violentas en las aulas. En caso de acoso, los profesores responsables deben abordar el problema utilizando métodos pedagógicos adecuados. Para ello necesitan estar sensibilizados con el tema y saber qué hacer. Muchas veces lo ignoran y esto puede ser la causa de que lo nieguen.