Las Mujeres A Través De Don Quijote De La Mancha
A través de la historia las mujeres han sido oprimidas ante el hombre en cuanto a la sociedad en la que vivimos al igual que en la literatura. En las normas patriarcales existen expectativas que una mujer debe seguir. De acuerdo a estas normas, una mujer sirve para el placer, la explotación y sus virtudes. Cuando la mujer decide ir contra las normas y ir en contra de su posición inferior social ella causa un desequilibrio dentro de la sociedad. A través de la novela Don Quijote de la Mancha, Miguel Cervantes presenta varias mujeres que luchan contra la desigualdad de las normas sociales. Cervantes está consciente de las limitaciones de la mujer en su sociedad y a través de su novela exhibe a múltiples de mujeres pero en especial Marcela, Dorotea y la Duquesa que demuestran a la mujer luchando contra las normas patriarcales.
Durante la época de Cervantes las mujeres se consideraban ineficaz y se creía que su educación simplemente era para debía de ser utilizada para enriquecer sus encantos y virtudes—que incluían su virginidad, su recato y su silencio—a través de un casamiento de conveniencia. Además, la formación convencional que recibía la mujer mantenía un ideal inalcanzable de virtud y promovía la culpa—características que vemos manifestadas en Dorotea y Marcela, respectivamente—y de esta forma empeñaba su cualidad humana. El rol que se esperaba de ella era el de única y exclusivamente ser mujer sin identidad, ya que la que tuviera una personalidad individualizada era vista blank.
La liberación de la mujer se considera un acto radical para los tiempos de Cervantes y para la literatura española de la época. Sin embargo, en la primera parte de Don Quijote de la Mancha, Cervantes presenta a Marcela y Dorotea que representan la transgresión de la mujer. Ambas enfrentan a las normas patriarcales y actúan con libremente. Marcela quiere defender su reputación y refutar la culpa que le imponen otros personajes masculinos ante la muerte de Grisóstomo, mientras que Dorotea busca restaurar su honor como mujer ante los ojos de don Fernando, sus padres y el resto de la sociedad. Ambas, en el proceso de lograr sus metas, emplean tácticas no convencionales para así revelar un cuestionamiento de los valores sociales lo cual facilita su propia liberación.
Aunque el personaje de Marcela está menos desarrollado, el episodio desde el capítulo 12 al 14 en el que aparece, representa un entretejido complejo de discursos. Estos discursos demuestran cómo los hombres les gusta echarle la culpa a las mujeres, en esté caso los hombres culpan a Marcela por la Muerte de Grisóstomo. Sin embargo, Marcela sólo aparece figurativamente cuando otros hombres la nombran en la mayor parte del episodio y no aparece físicamente hasta el final del capítulo 14. Marcela se encuentra confinada textual y contextualmente dentro de la obra, lo cual la lleva a recurrir a estrategias feministas para lidiar con su aislamiento. Como resultado de su confinamiento y su susceptibilidad a las pretensiones masculinas, Marcela simboliza la noción de la culpa, noción que prevalece durante sus tiempos y tiene como propósito mantener a la mujer subyugada ante el hombre. Cómo quiera, Marcela encuentra la forma de liberarse a través de su escape al mundo pastoril y luego a través de su explícito rechazo de la actitud pasiva en las mujeres que se manifiesta en su uso de lenguaje legal masculino para defender su reputación.
Considerándolo todo, Marcela, aunque no tan desarrollada como Dorotea, aún personifica la transgresión social que la mujer de época se veía forzada a emplear si quería liberarse de las garras de la sociedad.