Los Profetas y La Misericordia: Reflexión Personal

Introducción

En mi concepto, creo que no hay otro libro de los profetas que hable más claramente del plan o historia de la redención de nuestro buen Dios. He podido aprender por la gracia de Dios que para hablar del evangelio de salvación no debemos olvidar mencionar los siguientes temas: El pecado, el juicio de Dios, el arrepentimiento, el Mesías prometido Cristo, la causa de su muerte, su resurrección y su regreso, la Salvación de la condenación eterna. Es increíble ver como el libro de Isaías trata todos estos temas de manera detallada y precisa.

Desarrollo

Los primeros capítulos del libro nos hablan del juicio que caerá sobre Judá principalmente por causa de su pecado, sin embargo este mensaje también es para Israel que pertenece al reino del norte. Bueno, sería muy alentador dar por hecho que este mensaje es algo del pasado, y que el juicio o castigo del cual habla este libro solo atañe a esas naciones y a esa época, pero la realidad es otra, pues la palabra de Dios no es antigua ni nueva, sino eterna, y este mensaje es para toda la humanidad, presente y futura. 

Dios ha establecido un día para juzgar al mundo por causa del pecado. Todos somos pecadores y estamos destituidos de la gloria de Dios, Romanos 3:23. Qué nación tan pecadora, pueblo cargado con el peso de su culpa. Está lleno de gente malvada, hijos corruptos que han rechazado al Señor. Han despreciado al Santo de Israel y le han dado la espalda, Isaías 1:4. Los 2 primeros temas del plan de salvación son planteados en la mayor parte de este libro, el pecado y el juicio de Dios.

El pecado causa la muerte espiritual, nos separa de nuestro Dios porque él es Santo y el pecado no puede estar con él. De hecho el mismo Isaías en el capítulo 6 nos dice que vio al Señor sentado en su majestuoso trono, y los serafines que le rodeaban decían: Santo, Santo, Santo es el Señor, al ver esto Isaías reconoció su condición de pecador ante semejante manifestación de grandeza y santidad del Señor. 

Así somos todos delante del Señor, nuestro pecado nos avergüenza, nos aleja de Dios. La pregunta es, ¿qué haremos entonces?, ¿hay alguna salida a nuestra condena?, ¿Cómo podemos evitar ese juicio, esa condena que nos espera por causa de nuestra rebelión? Bueno, acá vienen las buenas noticias, la promesa de redención que Dios en su infinita sabiduría y misericordia preparó desde la eternidad. 

En el verso 16 del capítulo 1 el Señor dice: Lávense y queden limpios, quiten sus pecados de mi vista, llamándonos al arrepentimiento, y en el versículo 18 nos dice: Aunque sus pecados sean como la escarlata, yo los haré tan blancos como la nieve. Es hermoso ver la misericordia de Dios, después de tanta maldad, de tanta rebelión, y de darle la espalda, el Señor está con sus brazos abiertos dispuestos a perdonarnos, a limpiarnos de toda nuestra iniquidad. 

Conclusión

Claro, todo esto es posible por medio de su siervo, el Mesías, nuestro Señor y Salvador Jesucristo, quien es anunciado varias veces en este libro de Isaías. La muerte sacrificial de Jesucristo fue la que pago el precio por todos nuestros pecados, el Señor Jesucristo fue herido, molido por nuestra rebelión, él sufrió la ira de Dios en nuestro lugar, pero resucito al tercer día y pronto volverá nuevamente a establecer su reino. 

Todo lo que debemos hacer es aceptar ese sacrificio de nuestro Señor Jesucristo en nuestro lugar, reconocer nuestra condición de pecadores arrepintiéndonos, y creer en su muerte y resurrección en nuestro corazón. Cuando esto pasa de manera genuina, el Espíritu santo viene a morar en nosotros. Tenemos vida eterna con el Señor, pasamos de muerte a vida somos, salvos del juicio, de la ira de Dios para siempre.