Los Proyectos PolÍticos UtÓpico (TomÁs Moro)
Tras los imaginarios y diferentes paradigmas sobre el desarrollo, se puede identificar un conjunto de ideas movilizadoras en una perspectiva ‘utópica’ o ‘distópica’ que se encuentran en referentes de la modernidad, como también en la etapa contemporánea, y que son sustento de las ideas constantes que movilizan muchas de las acciones y prácticas que inspiran la conformación de los paradigmas relativos al desarrollo en el siglo XXI.
Las teorías éticas del desarrollo buscan dar una respuesta normativa, lo cual implica un intento por responder a algunos interrogantes, tales como, ¿qué debe plantearse por desarrollo? O, ¿qué debe tenerse por un desarrollo auténticamente humano y sustentable, es decir, integral? Se van a integrar ideas y prácticas en ‘paradigmas de desarrollo’ inspiradas directa o indirectamente en Utopía, de Tomás Moro, a principios del siglo XXI en América Latina, focalizando en la relación ‘ética y desarrollo’ en su perspectiva de historia de las ideas.
En este proceso emerge un vínculo entre la ética y el desarrollo que nos interesa respecto a qué inspira la relación Estado, comunidad y mercado, en consideración a las ideas fundamentales de Utopía, de Tomás Moro. En este sentido, la relación de la historia de las ideas y la filosofía con las ciencias sociales, encuentran en el humanismo y la ética un punto de encuentro como supuestos de políticas públicas y movilizaciones sociales. La dimensión ética no es externa sino intrínseca a la misma idea de lo que entendemos por desarrollo, esto es, las dimensiones que la constituyen en integralidad y transversalidad.
En el ámbito de la política, Moro supo retomar las lecturas de clásicos grecolatinos tales como Platón, Aristóteles y Marco Tulio Cicerón, con las experiencias prácticas del gobierno y el parlamento. Estas fuentes llevaron a Moro a escribir la breve obra en la que analiza los problemas sociales fundamentales de la Inglaterra de su época. Thomas Moro considera que la suma de la felicidad de las personas fortalece la constitución del Estado. Imagina una isla en la que el régimen social se basa en la obligatoriedad del trabajo de seis horas diarias, pues el resto del tiempo los hombres lo deben utilizar para cultivar sus mentes y espíritus.
- En la isla no existe la propiedad privada. Incluso los metales preciosos pierden su valor en la isla, pues son usados para hacer letrinas y cadenas para los condenados.
- Con Utopía postula las bases que el Estado moderno debe tener, en una nueva realidad socio política, en contraposición a las monarquías y al mundo que venía del medievo.
- Jerarquía de la razón sobre las pasiones y del diálogo sobre la fuerza.
- Austeridad y jerarquización de valores humanos sobre los materiales. Igualitarismo para evitar conflictos por propiedad y capital.
- Incorporación de las virtudes cristianas como la caridad, la fe y la esperanza en conjunción con las virtudes clásicas griegas de la democracia y la razón.
- Dignidad del trabajo con seis horas y renta básica. Dedicar el resto del tiempo a los estudios y a la comunidad.
- Ciudades a escala humana con familias no mayores a seis hijos.
La postulación de un ‘ desarrollo autónomo’ por los gobiernos progresistas puede ser leída también teniendo en cuenta a los autores humanistas del comienzo de la modernidad, particularmente sobre el desafío de articular proyectos de transformación sociopolítica con horizontes utópicos de cambio a sociedades más igualitarias, equitativas e integradas. Ambos contienen un diagnóstico negativo de lo que sucede en sus respectivas sociedades y plantean el cambio con visiones y métodos distintos en lo inmediato, si bien la idea de una sociedad mejor es más explícita en Moro, dado su optimismo, que en Maquiavelo, dado su pesimismo. En el pensamiento político moderno, tal y como emerge en Moro y Maquiavelo, hay una dialéctica indisociable entre lo real y lo ideal, lo que es y lo que debe ser, lo pragmático y lo utópico, lo político y lo moral. La misión de ambos es la de realizar un cierto proyecto utópico, es decir, la de construir desde una nueva planta un cierto tipo de Estado.
Ambos autores son parte del giro antropocéntrico que comienza a asumir el dilema humano en la historia y el ejercicio del poder en la polis. El destino de los hombres no se juega en el espacio de la naturaleza, donde rigen leyes preestablecidas por Dios, sino en el tiempo de la historia, donde se enfrentan y se combinan el azar de las circunstancias y la libertad de la acción humana. El pensamiento de Maquiavelo sigue pareciendo más racionalista, más laico, por no decir más pagano. Por eso, el pasado adquiere un valor ejemplar y paradigmático con respecto al presente, porque consideran que la naturaleza humana es en último término invariable.
A un lugar central. Es condición antropológica, política y fundamenta toda una crítica ética de la situación socioeconómica de los pueblos en los países subdesarrollados, de las relaciones sociales de dominación.
En efecto, la Utopía de Moro se presenta como una meta históricamente accesible, a la cual los hombres pueden llegar con su propio esfuerzo, a pesar de que nunca haya sido realizada en el pasado. Se había consolidado en el imaginario que era imposible una sociedad mejor, el futuro no era un sitio habitable y no tenía validez soñar y pensar en la utopía. El estudio teórico del concepto de utopía nos pone ante la necesidad de analizar la relación de este con otros conceptos tales como la relación utopía realidad como totalidad concreta, y utopía sujeto. A la vez, las figuras que ha tenido la utopía en el pensamiento social de América Latina.
Para algunos autores la conversión de la utopía en utopismo supone la concepción fetichista de la trascendencia que atribuye a ese propio proceso una determinación fáctica absoluta, y al producto idealizado, lo toma no como forma social humana, sino como resultado, cosa, instrumento, etc. La inversión antiutópica de la utopía se produce cuando la ilusión trascendental se rige en institución idolátrica. La utopía de la unidad latinoamericana es el ideal que define el sentido de América Latina a partir de su unidad como una sociedad identificable y es el mito para enfrentar a las fuerzas que lo disgregan desde fuera y desde dentro. En este sentido el paradigma utópico de la unidad latinoamericana ha tenido la ineludible función de la interpelación, a la vez que pone bajo sospecha la utopía que se busca imponer desde fuera y emerge como antiutopía de dependencia. La unidad latinoamericana aparece en su contradicción hoy como una utopía revolucionaria más que conservadora.
Es la utopía de la unidad en la solidaridad, por la esperanza y la defensa de la identidad cultural. La evaluación crítica e histórica a esta utopía, como concepto trascendental, es una necesidad insoslayable cuando la realidad que la gestó no ha sido aún trascendida. Desde finales de las dictaduras de la década de los ochenta a la fecha, las formas de reinstalar las democracias generaron una disociación entre el desarrollo económico y social, con una falta de liderazgo político integrador, lo cual mostró su vulnerabilidad tanto en la crisis de los últimos años, como en el diseño generado con la instalación de las reformas de primera y segunda generación que se apoyaron en falsas contradicciones entre Estado y mercado, dejando desprovistas a las poblaciones de protección social ante los cambios que fueron produciendo la globalización y la regionalización. La cuestión del ejercicio del poder y los mecanismos de ampliación en la toma de decisión para la igualdad social y la libertad integra.
En este sentido se puede concluir que la utopía en cuanto a un proyecto político es aquel modelo casi perfecto donde existe un balance ideal de la idea de poder y su alcance, así mismo parece una idea inalcanzable la cual el ser humano, en su idea de buscar la perfección, ha intentado modelar en distintos ideales políticos a lo largo de la historia. Aunque el hombre aparentemente no este listo para alcanzar un sistema de orden balanceado y perfecto, a pesar de esto sigue en el camino de formar un modo de ceñir el bienestar común y el beneficio mutuo en un solo orden.