Los Retos de la Educación Superior en Panamá en el Siglo XXI

Introducción

Latarea de este ensayo sobre los retos de la educacion en el siglo XXI es hablar sobre la misión trascendental de las universidades cuya finalidad es aportar al desarrollo económico, político y social de un país, apoyando la solución de sus problemas más acuciantes mediante la promoción y generación de conocimiento en un marco de equidad y de valores éticos y morales.

Nuestro sistema de educación superior se debate entre numerosos retos y desafíos. Al escribir esta monografía, el tema de la Educación Superior en Panamá ocupa la atención y los titulares nacionales luego de los acontecimientos generados entorno a los debates de las reformas constitucionales y el surgimiento de nuevas preocupaciones sobre como enfrentar los retos de la educación superior en el país todo lo cual demuestra lo sensible, complejo y actual del tema y la necesidad de un debate amplio de cara al futuro.

La preocupación de muchos sectores a nivel nacional se centra en el papel clave de la educación para el crecimiento económico y el bienestar de los panameños. El dilema es enorme si tomamos en cuenta que la población estudiantil en el nivel superior de la enseñanza representa más de 139,000 estudiantes (71,000 privada y 68,000 en la UP) según datos de la Asociación de Universidades Particulares de Panamá-AUPP (EL Capital Financiero, marzo 11, 2019). Esta población es atendida en un sistema constituido por 5 universidades públicas y 30 privadas debidamente acreditadas que en el año 2017 graduó 26,000 nuevos profesionales.

En ese marco, importantes sectores de la educación, las finanzas y la sociedad civil debaten cuáles son los retos actuales y cómo abordarlos en función del descontento general entorno a la calidad y los resultados que se obtienen. Tratar de abordar todas las aristas de dicho debate seria imposible en tan escaso espacio. En este trabajo mas bien trato de abordar lo que considero son los tres retos prioritarios a que se enfrenta la sociedad panameña en la actualidad en torno a la educación de sus futuros profesionales, a saber: i) la equidad, calidad, y pertinencia; ii) el aprovechamiento de las nuevas tecnologías en la educación superior; y iii) el impacto que los eventos y tensiones actuales tendrán sobre el futuro inmediato de la educación superior.

A equidad, calidad y pertinencia de la educación supeior

La educación superior panameña tiene la misión de contribuir significativamente al logro de mayores niveles de bienestar en la sociedad panameña con equidad. Esa equidad va íntimamente ligada a la calidad de la enseñanza-aprendizaje en todo el sistema educativo y, particularmente, en la educación superior, debe estar alineada a las aspiraciones de desarrollo del país y de bienestar del conjunto humano (pertinencia).

De cara a esa misión, Panamá requiere mejorar la calidad de la educación en todos sus niveles. Rene Quevedo (Capital Financiero-CF, 2018) plantea que “El principal reto para la educación no está en el nivel superior, sino en la pre-media y media” y atribuye esto un sistema educativo “divorciado de la realidad laboral” refiriéndose a la demanda insatisfecha de mano de obra y la educación superior como reto del mercado de trabajo . Sin embargo, mas allá de responder únicamente a las necesidades del mercado laboral, el objetivo central de la educación se debe centra en el logro de bienestar humano, o sea, debe centrarse en las personas. Esto obliga a generar políticas y condiciones para universalizar el acceso a la educación y sus beneficios con opciones preferenciales hacia los sectores más rezagados y en condiciones de vulnerabilidad social. En otras palabras, políticas que garanticen mayor equidad.

Vielka de Escobar plantea que “La calidad es un concepto relativo” que depende de la visión e intereses de los grupos involucrados” (La Prensa, marzo 10, 2019). Sin embargo, dentro de esa relatividad es posible abordar la calidad de la educación superior a través de diversos enfoques:

  1. Calidad como una serie de atributos definidos por estándares internacionales.
  2. Calidad como un proceso permanente y planificado para garantizar la formación de profesionales y técnicos que respondan a las exigencias del desarrollo.
  3. Calidad como medio que asegura la satisfacción de las necesidades de crecimiento individual y profesional del estudiante.
  4. Calidad concebida como la adhesión a un modelo deseable y la correspondencia entre la oferta de la institución educativa y lo que realmente produce.

Resumiendo, el concepto de calidad de la educación define y evalúa los atributos y procesos que permiten formar ciudadanos con valores éticos y morales, respetuosos de los derechos de las demás personas, conscientes de sus deberes y responsabilidades ciudadanas y defensores de la convivencia pacífica y con un amplío conocimiento de sus respectivas disciplinas, en un marco de respeto a las leyes y autoridades del país.

Por otro lado, la pertinencia de la educación superior se asocia a la capacidad que tiene una “institución de formación o un programa de estudio de responder a las necesidades de transformación de la sociedad, identificando y formulado soluciones. Esta capacidad de dar soluciones guarda relación con la calidad del servicio prestado por las instituciones de educación superior acreditadas en el país”. (Competitividad al día No 270)

Equidad, calidad y pertinencia van de la mano. La pertinencia implica la capacidad de ofrecer soluciones adecuadas a las necesidades del país o del mercado y esto requiere a la vez que los egresados de la educación superior tengan las competencias para garantizar que esas soluciones sean de calidad en una sociedad donde todos tengan acceso a los beneficios de la educación.

En Panamá, el reto actual está en cómo elevar la calidad de la educación en todos sus niveles, por un lado, y cómo hacer que la oferta educativa superior sea pertinente a las necesidades de desarrollo del país. Las estadísticas muestran que el “56% de las empresas grandes en Panamá tienen dificultades para cubrir sus puestos de trabajo; en particular por tres causas básicas: 27% por falta de experiencia; 21% de los solicitantes carecen de habilidades duras y 16% por escasez de aspirantes” (CF, 2019). Por otro lado, existe gran preocupación de parte de especialistas del sector educativo sobre la regulación de la calidad y la pertinencia en la formación de los profesionales en el país. Necesariamente hay que hacerse la pregunta: ¿estamos formando los profesionales que el desarrollo del país necesita y tienen estos las competencias para hacer un impacto positivo?

Un componente vital de la calidad de la educación superior es el nivel de desarrollo de la investigación y el acceso de los estudiantes a programas y recursos para la misma. Los problemas económicos, políticos, sociales y culturales del país requieren de soluciones gestadas sobre la base de información y conocimiento producto de la investigación científica. Solo fomentando una mayor cultura de investigación e innovación en docentes y estudiantes, y garantizando la inversión y financiamiento necesarios podremos fortalecer el potencial científico-técnico en nuestros centros de educación superior. En este rubro, nuestro país tiene mucho por mejorar.

Las nuevas tecnologías y la educación superior

Otro reto crucial de nuestro sistema educativo en el futuro inmediato es la universalización del uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el aula de clases.

Los rápidos avances e innovaciones en las TIC revolucionan el mundo y por consiguiente la educación superior. El surgimiento de redes virtuales académicas permiten el intercambio y colaboración entre centros educativos en lo que se ha convertido en la internacionalización de la educación.

Igualmente, los avances en las TIC amplían significativamente las posibilidades educativas haciendo posible nuevas modalidades de enseñanza y aprendizaje. Las TIC, debidamente implementadas, permiten:

  1. Acceder a una gran cantidad de información rápidamente y en tiempo real.
  2. Facilitar la enseñanza a distancia o semi-presencial y la posibilidad de disminuir los inconvenientes de las zonas rurales y remotas, ampliando las posibilidades de estos estudiantes de permanecer más tiempo en el sistema educativo.
  3. Introducir en la educación superior, modalidades de enseñanza a distancia que permitan que estudiantes con una agitada vida profesional puedan participar sin reparos ni limitaciones aún estando lejos del país.
  4. Ofrecer nuevas herramientas que potencian el desarrollo del trabajo docente y la participación de los estudiantes (foros, chats, videoconferencia, plataformas educativas, sitios web, bases de datos, aplicaciones).
  5. Generar nuevas relaciones entre docentes y educandos. El docente se convierte cada vez más en un facilitador del aprendizaje, mientras que el estudiante logra mayor autonomía y responsabilidad en la producción y aprehensión del conocimiento.
  6. Introducir nuevas prácticas educativas, algunas más pertinentes y eficaces.

Las TIC han generado a su vez el surgimiento de la llamada Tecnología del Aprendizaje y el Conocimiento (TAC) que permite emplear formas “innovadoras para el seguimiento de los aprendizajes de cada estudiante y del desempeño de los docentes, las escuelas y los sistemas educativos. Como nunca antes en la historia, es posible contar con fuentes de conocimiento que apoyen la toma de decisiones pedagógicas y de política pública en educación, a partir de la evidencia” (OIE, 2018).

El reto para el sistema educativo panameño es el acceso equitativo a los beneficios de las TIC y lograr que los docentes, no solo en el nivel superior, pierdan el miedo al uso de las tecnologías y las integren como herramientas esenciales de su trabajo diario en el aula y fuera de él. Esto implicará mayor inversión en capacitación a los docentes y en ampliar la red de comunicaciones que facilite su acceso al Internet sobre todo en las regiones más remotas del país.

El debate de las reformas constitucionales y las tensiones publico-privado en la educación superior

Al inicio de esta semana (20-26 de octubre, 2019), durante el debate en torno al paquete de reformas constitucionales en Panamá, se presentaron dos propuestas de reforma a la educación superior, a saber:

  • Modificar el artículo 99 de la Constitución de la República que “indica que solo se reconocen los títulos académicos y profesionales expedidos por el Estado o autorizados por éste de acuerdo con la ley. La universidad oficial del Estado fiscalizará a las universidades particulares aprobadas oficialmente para garantizar los títulos que expidan y revalidará los de universidades extranjeras en los casos que la ley establezca”. La modificación proponía crear un “Sistema Nacional de Evaluación y Acreditación para el Mejoramiento de la Calidad de la Eduación Superior” como un organismo con autonomía administrativa, académica, personería jurídica y patrimonio propio al margen de la Universidad de Panamá.
  • El artículo 104 de la constitución vigente señala que para hacer efectiva la autonomía económica de la Universidad, el Estado la dotará de lo indispensable para su instalación, funcionamiento, y desarrollo futuro. En la modificación, la Asamblea proponía que el “Estado dará asistencia económica a las universidades oficiales y particulares para el cumplimiento de sus fines”.

Esto generó protestas de los estudiantes de la Universidad de Panamá, y posteriormente, de la Universidad Tecnológica de Panamá. Los universitarios aducían que las reformas encubrían la intención de eliminar la autonomía universitaria, reducir el rol rector de la Universidad de Panamá sobre la educación superior en el país, financiar a las universidades privadas con fondos públicos y, a una eventual privatización de la educación superior. La propuesta fue retirada luego de que las protestas se volvieran violentas.

Esta situación demuestra lo altamente sensible que es el tema de la autonomía de la UP y su rol como garante y fiscalizador de la educación universitaria en la República de Panamá, además de la situación de descontento popular y rechazo hacia la Asamblea Nacional. Pero también generó preocupación ante la posibilidad de posturas anti-universidades privadas.

Ahora bien, desde un punto de vista muy personal, hay algunos elementos que considerar en torno a la situación en que se encuentra nuestra primera casa de estudios, la Universidad de Panamá (UP) y su necesidad de transformación.

  • La UP no ha sabido fortalecer su propia autonomía. Aún después de ocho décadas de existencia, su fuente principal de financiamiento sigue siendo el presupuesto gubernamental, el cual se adjudica sin mediar evaluaciones sobre su desempeño, rendimiento académico y docente, o la calidad de los programas que imparte. Sucesivas administraciones universitarias no han sido capaces de crear solidos mecanismos de autogestión que garanticen una verdadera independencia y autonomía.
  • Aún cuando todos reconocemos el valor de la UP y su papel rector, no es menos cierto que la calidad de la enseñanza y el nivel de muchos de sus egresados es, por lo menos, cuestionable.
  • En materia de investigación sus logros son poco conocidos y muchos cuestionan si en realidad la universidad genera el nivel de investigación esperado.
  • Las universidades privadas, a través de la presidenta de la Asociación de Universidades Privadas de Panamá, han planteado claramente que no necesitan ni han solicitado financiamiento público y la necesidad de un dialogo de altura para discutir las reales necesidades y desafíos de la educación superior. Para atender la alta demanda actual de estudios universitarios, sobre todo de postgrado, el país requiere la colaboración y acción concertada de todo su sistema de educación superior integrado por instituciones públicas y privadas.

 

Conclusiones

Con ese estado de cosas, esta claro que en nuestra educación superior urge una total y renovadora transformación. El análisis nos obliga a dos conclusiones en torno al sistema de educación superior: 

  1. Es impostergable transformar la UP en una institución académica del y para el siglo XXI capaz de ejercer el liderazgo que su rol rector requiere; y 
  2. No podemos seguir mirando a las universidades privadas como una amenaza o un fenómeno intrusivo, ni tampoco negar su participación en atender la demanda cada vez más creciente de una población estudiantil deseosa de superación profesional y urgida por un mercado laboral cada vez más exigente. Lo que si es urgente es el fortalecimiento de la capacidad de la institución rectora de vigilar y garantizar la calidad de la educación que imparten todas las universidades lo que pasa necesariamente por mejorar ostensiblemente la calidad de su propio desempeño y de los profesionales que entrega a la sociedad panameña.

César Valdés Paredes (La Estrella de Panamá, 20 de abril, 2019) plantea que “Las transformaciones de la sociedad han sido diversas…el mundo moderno y globalizado, plantea una serie de retos que los sistemas educativos deben enfrentar. Como objetivo clave, debemos demandar una política educativa de educación superior que sea de mayor inversión, articulación eficaz de la educación superior con la educación media, de docentes actualizados, modernización e internacionalización de la universidad y la potenciación de la dimensión social de la universidad mediante el logro de medidas de equidad en el acceso, de mejoras en becas internacionales y ayudas, de oportunidades de empleo, entre otros.” Señala además, la necesidad de destinar un porcentaje de PIB a la investigación, ciencia y tecnología y generar un plan nacional para el desarrollo de las capacidades técnicas-profesionales que necesitara el país para los próximos 20 años.

El Dr. Juan Bosco Bernal (2001) planteó que el sistema de enseñanza superior publico y privado necesita abordar el diseño de un modelo educativo basado en la historia y valores éticos de la nación panameña, pero a la vez pertinente a los objetivos del desarrollo nacional. Esto implicará, inter alia:

  1. La revisión del proceso de enseñanza-aprendizaje privilegiando el aprendizaje;
  2. Una visión mas globalizadora de los contenidos;
  3. Sin abandonar su misión como generadoras de conocimiento, ser capaces de responder a las necesidades del mercado laboral.

Concluye el Dr. Bernal, “La Universidad del Futuro debe ser proactiva, dinámica y estar más cerca de la sociedad a la cual sirve tratando de buscar solucione a los grandes problemas que enfrenta nuestro país a nivel económico, político, social y cultural”. Y añado a eso, el Futuro es hoy.  

11 February 2023
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