Marxismo: Interpretación De Un Modelo Político Y Social

Introducción

La teoría marxista del desarrollo afirma que en el sistema capitalista de una o de otra manera siempre va a existir una concentración de poder, aparece de esta forma la concepción de un nuevo sistema de carácter socialista que se caracteriza, por la abolición del sistema actual de propiedad de carácter burgués que no por la abolición de la propiedad en sí misma, esto impide desprenderse totalmente de la desigualdad y la pobreza a escala mundial. 

Según esta concepción, más allá de un cierto nivel de producción los sistemas se bloquean y solo una revolución social permite eliminar las viejas relaciones de producción perpetúan esta desigualdad y pobreza. Dentro de estas relaciones hay que señalar la distinción teórica entre estados de centro (núcleo del sistema), estados semiperiféricos y estados periféricos (Tercer mundo). Dentro del sistema capitalista actual, los países desarrollados evitarían en un principio a los subdesarrollados llegar al desarrollo en función de sus intereses.

Desarrollo 

Esta teorización habría que ponerla en relación con la teoría marxista de la dependencia (TMD); que expone cómo la expansión y el crecimiento del capitalismo lleva aparejado la generación de una dependencia constante, que dentro del esquema centro-periferia descrito anteriormente, en el ámbito no solo económico, también político, tecnológico y militar. Esta teoría cobró bastante importancia en los años 60 y 70, sin embargo con el despegue del sudeste asiático quedaría refutada en parte. 

Este hecho sería un punto débil dentro de la teoría marxista pues no consigue dar una explicación sólida. Muchos países se han visto envueltos en lo que Gramsci describe como revolución pasiva, en ella, un gran desarrollo económico local es reflejo de desarrollos internacionales que al fin y al cabo transmiten sus ideologías a la periferia, pero no florecen en el seno de la sociedad misma, simplemente se trasladan dichas ideologías pudiendo tener más o menos éxito.

Es importante hablar sobre el concepto de hegemonía (entendido como dominación en el sentido de poder o como una extensión de la concepción de imperialismo): utilizándolo en el panorama temporal, hay tiempos hegemónicos (1845-875) y tiempos no hegemónicos (1875-1945). Este concepto no solo se articula en conflictos interestatales, sino también dentro de una sociedad civil global, esto genera un modelo de producción que se extiende internacionalmente generando vínculos entre las clases sociales de los países. 

Los individuos que sobresalen en la periferia son al final asimilado por el sistema, así se hace menos posible que emerja un bloque histórico y contra hegemónico que cambie el sistema. La hegemonía se plasma en normas, instituciones y mecanismos globales que constriñen en cierta medida a los estados. Esto en parte para sostener el modelo de producción dominante. Todo esto permite al núcleo descentralizar su producción hacia la periferia, los países en los que el nivel de vida es más inferior y por tanto podríamos considerar subdesarrollados o pobres.

Conclusión

Tienen una serie de dependencias en relación con los estados centrales (políticas, militares, económicas). En definitiva, los países capitalistas del centro del sistema progresaron y crecieron dejando de lado a los de la periferia (representado en el imperialismo), impidiendo premeditadamente el crecimiento de la periferia, con el fin de perpetuar su bienestar y los niveles de consumo a costa de los países que la integran, generando un círculo de pobreza y desigualdad en el cual aunque los actores pueden intercambiar posiciones con el tiempo, su funcionamiento aquí se describe se perpetúa.