Modelos Ideológicos De La Prostitución Femenina
Introducción
La prostitución es una realidad que ha estado presente en nuestra sociedad a lo largo de los años. Su existencia ha sido objeto de juicio al considerarse generalmente una práctica desagradable y repulsiva. Esto ha llevado al trabajo sexual a convertirse en una actividad marginada. A la hora de arbitrar la prostitución entran en juego valores morales relacionados con el pensamiento colectivo. Dependiendo del país en el que nos encontremos la sociedad la considerará de una forma u otra. Por ejemplo, en países en los que impere una moral cristiana tradicional la prostitución será vista de una forma negativa mientras que en otras zonas en las que las personas mantengan otro tipo de reglas morales tendrán otra visión acerca de este hecho.
Por concretar más la prostitución no es vista de igual manera en oriente que en occidente. Este factor es importante pues de él depende en gran medida el marco legal que ataña estas prácticas. Los países desean mantener cierta imagen con respecto al resto tomarán unas medidas u otras teniendo en cuenta que, una estrecha relación con la prostitución puede acarrear una visión negativa de la nación debido al estigma que esta actividad carga. Todo esto hace referencia al pensamiento colectivo, como ya hemos mencionado, mediante el cual se percibe la prostitución como una actividad poco moral. Pero más allá de esto ¿Cómo se aborda desde una perspectiva legal? Podemos distinguir tres sistemas distintos cuyo objetivo es ajustar el trabajo sexual al marco legal que rija el funcionamiento de una comunidad determinada: reglamentista, abolicionista y prohibicionista. Se procederán a analizar los mismos en este orden.
Desarrollo
Al percatarse de la imposibilidad de erradicar la prostitución los gobiernos de los distintos países establecen una serie de normas que regirán la actividad. Lejos de considerarse un trabajo como tal que, por tanto, debería de estar avalado por la misma normativa legal que cubre cualquier otro trabajo la prostitución sigue siendo vista como una actividad marginal. Las reglas establecidas tienen como objetivo asegurar la salud pública y de orden social fundamentalmente.
Esta normativa no funciona a nivel nacional, sino que las comunidades autónomas o los ayuntamientos son los encargados de implantarlas utilizando, para su aplicación, la autoridad de las fuerzas de seguridad del estado. Algunas normas que podemos tomar como ejemplos son el uso de mecanismos de protección ante infecciones de transmisión sexual o establecer un área determinada en el que se pueda ejercer la prostitución. Este modelo, por lo tanto, no llega a constituir un marco legal consistente que cubra los servicios sexuales aunque intenta prevenir las consecuencias negativas que estos pueden suponer.
Sistema Abolicionista
Este modelo está basado en la idea de que la prostituta es tratada como un objeto de explotación ignorando por completo sus necesidades y sus derechos como persona que es. De esta forma se penaliza al sistema que respalda la prostitución y a los consumidores de esta en lugar de a la persona prostituida. Así, las sanciones van dirigidas a los proxenetas y a los que recurren a servicios sexuales. Asimismo se llevan a cabo campañas cuyo objetivo es la reinserción de las prostitutas en la sociedad. En comparación con el sistema anterior, que asumía la imposibilidad de erradicar la prostitución, este mantiene el objetivo de acabar con ella considerando como una víctima a la prostituta considerando la prostitución como un caso de violencia de género.
Sistema Prohibicionista
En sus comienzos este sistema poseía tintes misóginos y machistas a considerar como culpable de un delito a la prostituta por atribuir a esta las consecuencias negativas, para la sociedad, de la prostitución. Su evolución ha llevado a criminalizar a todo el mecanismo que se esconde detrás de la prostitución y no solamente a la prostituta. De esta forma el cliente queda totalmente exento de culpa. Este sistema, al concebir a la prostituta como culpable de un delito contra la moral pública, considera la prostitución como una actividad que se realiza de forma totalmente voluntaria.
La práctica de la prostitución se percibe como un delito que atenta contra la ética calificándola como deshonrosa, inmoral o indecorosa. Se coloca entonces a la sociedad, y por tanto al cliente, en el lugar del culpable. En función de la ideología mantenida por cada país se aplica un sistema u otro. Esta elección estará determinada, en gran medida, por la trascendencia histórica del país y la forma en la que las personas que en él habiten consideren a la prostitución.
En la siguiente tabla comparativa es posible observar las diferencias entre los tres modelos atendiendo a quién se considera como víctima, como culpable y cuáles son los métodos empleados para lograr su objetivo en cada uno de los modelos.
Sistema Víctima culpable Métodos
Reglamentista Sociedad expuesta a riesgos que atentan contra la salud pública. No hay uno como tal aunque se considera a la prostitución como imposible de erradicar. Establecen una serie de normas que se deberán cumplir para proteger a la sociedad de los riesgos de la prostitución. Abolicionista La prostituta es considerada una víctima del sistema que hay detrás de la prostitución y el Se penaliza a proxenetas y consumidores de violencia machista.
- Consumidor de los servicios.
- Prostitución.
- La prostituta será reinsertada en la sociedad.
- Prohibicionista La sociedad incluyendo al consumidor.
- En un principio la prostituta, aunque después todo el sistema de la prostitución (incluyendo a esta).
- Se penaliza a proxenetas y prostitutas.
- El consumidor permanece inmune.
Principales Destinos de la Trata
Una vez analizados los aspectos anteriores se especificarán los destinos más frecuentes en el tráfico de personas con fines de explotación sexual. Tras pasar por distintas fases la víctima de la trata es enviada a algún país ya sea para explotarla sexualmente o laboralmente. Los principales destinos de la trata son los siguientes (colocados de forma aleatoria):
- España
- República Dominicana
- China
- Japón
- Chile
- Ecuador
- México
- Panamá
- Paraguay
- Emiratos Árabes
España ocupa uno de los primeros puestos en lo que a destinos de la trata de personas se refiere. Observamos, además que destacan los países de América Latina así como algunas naciones orientales. Cabe destacar el contraste entre sí de los distintos destinos y el hecho de que, a pesar de las diferencias culturales y sociológicas que aparecen entre cada uno de ellos mantienen en común el consumo de este tipo de esclavitud actual.
Datos de trata en Europa
La trata de personas es un hecho que se busca ocultar o marginar de la sociedad. Aun así, permanece presente en nuestros días suponiendo un riesgo para aquellas personas que se encuentren en situación de vulnerabilidad ante las técnicas de captación de las mafias. En el mundo occidental se pueden dar distintas situaciones en relación con este problema.
No se hallan datos exactos sobre la magnitud de este hecho aunque sí es posible afirmar que España es un país con mayor volumen de destino. Asimismo se dan casos de trata que parten de este país y, además, es un país de tránsito. Si extrapolamos esto a las cifras, el Ministerio del Interior de España, en 2017, identificó a 155 víctimas de la trata en España. Aun así esta cifra no es representativa pues muchas de las víctimas no son. Como ejemplo podemos destacar los datos de La Delegación de Gobierno para la Violencia de Género (DGVG), que recogen indicios de trata en 5.104 mujeres ese mismo año, de las que solo habían sido identificadas 453 de manera formal.
Conclusión
Con el objetivo de combatir este problema España está inscrita en algunos instrumentos internacionales de lucha contra la trata. El Protocolo de Palermo y el Convenio del Consejo de Europa (en adelante, Convenio de Varsovia), o la Directiva contra la trata de seres humanos son tres de ellos. Paradójicamente hasta hace aproximadamente dos años las propias víctimas de tratas quedaban al margen, en la práctica, del acceso al procedimiento de protección internacional en España.
A modo de introducción podemos señalar las siguientes cifras, que se dan en Europa: el número de explotación de personas es de 1,500,000 con una prevalencia de 1.5. Se da una elevada diferencia de la diversidad de las nacionalidades en Europa Occidental y Europa central en comparación al resto de regiones (a nivel mundial). El 84 por ciento de estas víctimas son tratadas con fines de explotación sexual. Aun así el porcentaje de casos y el tipo de explotación están establecidos por las pautas de intervención de las autoridades de represión. Podemos señalar que en 2006, por ejemplo, en el hemisferio occidental se dieron tan solo 150 condenas por el delito de trata de personas, es decir, aproximadamente la misma cantidad registrada solo en Alemania. De esta forma no es posible afirmar exactamente si los datos son reales o dependen de una mayor exhaustividad en la vigilancia.
En lo referente a las procedencias de las víctimas en los últimos años la mayoría provenía de los Balcanes, Rumania, Bulgaria, Ucrania, Rusia y Moldova. Progresivamente van apareciendo nuevos núcleos de captación y exportación de víctimas en Europa. Al ser las distancias relativamente cortas la mayoría de estas son transportadas por carretera (mediante coche o autobús).