Movilidad Por Consecuencias Del Covid-19
Introducción
Como hemos podido observar estos últimos meses, las medidas tomadas por el Covid-19 en gran parte del planeta, han limitado la circulación de las personas, teniendo un impacto directo en el transporte y, por ende, en la reducción de niveles de concentración de dióxido de nitrógeno (NO2) que han dejado como contrapartida una mejor calidad del aire en las ciudades.
Por esta razón, uno de los impactos que puede resultar del Covid-19 es la concienciación de la sociedad, no solo del impacto medioambiental del actual modelo de transporte, sino también de los beneficios de dar el salto definitivo a la movilidad eléctrica.
Además, entre las consecuencias del Covid-19 ya se está comenzando a vislumbrar un cambio en las costumbres y formas de consumo de los usuarios. Los habitantes de las ciudades, hoy más conscientes de la importancia de la distancia social para no propagar el virus, están evitando el transporte público, que en muchas ciudades ya ha reducido su capacidad de aforo, en favor de métodos de viaje que aumentan el distanciamiento social, presentando una oportunidad para los dispositivos de movilidad eléctrica.
Desarrollo
Por lo anterior hay una tendencia que las personas prefieran usar patinetes eléctricos, scooters, bicicleta o incluso su propio vehículo a efectos de evitar el contagio y mantener la distancia social. En este sentido se manifiesta un reportaje del Financial Times el cual establece qué, a medida que los bloqueos de Covid-19 comienzan a disminuir, los hábitos de transporte están cambiando (debido a la pandemia) y es posible que no vuelvan a los patrones anteriores al coronavirus.
Covid va a ser un acelerador para la transición a una movilidad más sostenible, dice Kersten Heineke, quien dirige el Centro McKinsey para la Movilidad Futura en Europa. Esta situación es una oportunidad para construir una nueva normalidad, Ya que las personas prefieren usar la movilidad eléctrica con más frecuencia de lo que solían hacer antes del virus.
El estudio sugirió que, ante el riesgo de infección, que fue la razón principal para elegir un modo de transporte en particular, en lugar de la velocidad o el costo, una mayor proporción de personas usaría automóviles, bicicletas o dispositivos como patinetes y bicicletas eléctricas que antes de que llegara el virus. Caminar y andar en bicicleta también se consideran alternativas viables al transporte público. Una mayor proporción de personas usaría automóviles, o dispositivos como patinetes y bicicletas eléctricas que antes de que llegara el virus. Caminar y andar en bicicleta también se consideran alternativas viables al transporte público.
En este sentido, un estudio de la consultora británica Venson Automotive Solutions20, ha arrojado en cifras que debido a la crisis del coronavirus: el 45% de los encuestados consideraría cambiar su coche por uno eléctrico. Por otro lado, el 17% ha manifestado que su interés en comprar un coche eléctrico ha crecido debido a los nuevos datos sobre reducción de emisiones. Este estudio ha revelado también que a estas personas les gustaría que los gobiernos y empresas hicieran más por acelerar la introducción de vehículos eléctricos, y así está siendo con las nuevas ayudas del Gobierno de España para la adquisición de coches eléctricos mediante el plan Moves21.
Conclusión
Todo ello, abre un inmenso horizonte a la movilidad responsable y sostenible ya los vehículos eléctricos como medio para lograrlo. De ser así comenzaría la transición masiva a la movilidad eléctrica por lo que se diseña que, después del Covid-19, la apuesta de los Gobiernos, las empresas y los consumidores por los vehículos eléctricos más que reducirse (como lo hará la venta de vehículos de combustión) tenderá a incrementarse de forma exponencial.
Otro factor que facilitará la transición a la movilidad eléctrica está relacionado con la normativa de la Unión Europea sobre las emisiones de CO₂ que entró en vigor el pasado 1 de enero (CITAR) contemplando multas para los fabricantes de vehículos matriculados en 2020 de 95 euros por coche y gramos de más a quien supere la media de 95 gramos por kilómetro. Lo cual haría antes de un buen futuro a los eléctricos, ya que no emiten CO₂.
