Multicultualismo, Razas Creencias Religiosas, Politicas Y Lenguas
Introducción.
En el planeta habitan alrededor de 7.550 millones de personas, con diferentes razas, creencias religiosas, políticas, lenguas, diferentes estratos económicos, en fin existe diversidad de culturas, que confluyen dentro de una misma sociedad, y conforman o hacen parte de un contexto ciudadano; término que muchas veces y a lo largo de la historia ha sido excluyente, tal es el caso de la sociedad ateniense en la edad antigua, en la cual se hablaba de ciudadanos únicamente para los hijos de nacidos en Atenas; más no para los llamados forasteros.
Hoy el término ciudadanía está más relacionado con la pertenencia a una comunidad. En la cual conviven multiplicidad de diferencias, las cuales hay que comenzar a reconocer para que esa ciudadanía se convierta también en interculturalidad, sobre todo en una humanidad que se caracteriza por priorizar aspectos económicos y políticos, antes que culturales y educativos.
Desarrollo
La sociedad se expande y crece, pero ese crecimiento se basa en una estructura vieja y corrompida, dejando a un lado el valorar al otro, el reconocer que somos diferentes y poseemos habilidades y destrezas que no necesariamente tienen que ser iguales, sino más bien que se complementen para crear y mejorar nuestra sociedad, para esto es necesario como lo plantea Téllez (1998), un abandono de la yoificación, y que se generen espacios para que el otro sea visto como participante activo de la sociedad.
Con características propias y capaces de crear ideas tan útiles como las personales o como las de las masas dominantes, intentando privilegiar el llamado bien común, pero olvidando las particularidades. Muchas veces se banaliza y desacredita, convirtiendo el multiculturalismo en un antónimo. Es decir que la palabra pierde su verdadero sentido y efecto dentro de la sociedad, lo que conlleva a la pérdida de las diferencias o la absorción de ellas por parte de la cultura dominante.
Por otro lado, si en la sociedad actual se habla tanto de multiculturalismo, de reconocimiento del otro, del respeto por la diferencia, de resaltar lo diverso, entonces ¿cuál es realmente el problema que se está dando con lo multicultural? Esta es una respuesta que tendría varios aspectos a considerar, entre ellos está que la ciudadanía acepta lo multicultural, habla de ello, pero solo se queda en eso, en saber que existe, pero no al fin y al cabo la cultura dominante es la que termina imponiendo su cultura.
Y si se habla de exclusión no se puede hablar de ciudadanía, y solo se puede aprender a ser ciudadano si se educa en la ciudadanía. Es por eso que aun que se reconozca, y existan normas que lo regulan y exigen, esto se queda corto en la realidad, en donde podemos apreciar que el racismo, la xenofobia, la discriminación económica y política son agentes que conviven en las colectividades actuales y que de una u otra forma el etnocentrismo sigue siendo un problema dominante en pleno siglo XIX. Y que superarlo daría vida a la multiculturalidad que se vive a las ciudades.
Sobre todo si se tiene en cuenta todos los procesos migratorios que se han dado y se siguen dando en la actualidad, donde por diferentes motivos políticos, económicos, violencia estos se han incrementado de forma significativa, generando ciudades cada vez más diversas, donde convergen toda clase de formas culturales que deben o intentan sobrevivir una en medio de la otra.
Es así como se deben repensar estos conceptos; con planteamientos abiertos que den pasó a la heterogeneidad y a las diferencias, reconociendo las identidades múltiples. Y que de esta forma surja un nuevo concepto de ciudadano, que reconozca los derechos de todos por igual, reconociendo a todos y cada uno de los miembros para que se integren en un proyecto común, que favorezca una trasformación social.
Siendo aquí donde el papel de la educación se vuelve fundamental, debido a que una verdadera ciudadanía intercultural, necesita un sistema educativo que integre a los diferentes grupos, y que no solo se les reconozca o que se les mencione en clases como la de ciencias sociales o humanidades, sino más bien que sea un compromiso de todos y cada uno de los actores dentro del sistema educativo.
Pero esto es algo que aún no se logra concretar, no hay una verdadera educación intercultural aunque haya normas y leyes que lo reglamentan; se termina dentro de las aulas de clase favoreciendo y reconociendo lo preponderante y más común, como es el caso de aulas de clases con población indígena, room o afrodescendiente, pero se les vincula por lo general con las costumbres y tradiciones de la población blanca o mestiza, corriendo el riesgo de extinción de nuestra pluralidad étnica.
Pero ¿Qué se debe hacer en educación para que no se dé esa extinción de la pluralidad y se respete la multiculturalidad? Se necesitarían cambiar varias concepciones y practicas dentro del sistema educativo, como un cambio dentro de los procesos de enseñanza y aprendizaje, de actitud y de valores. Donde se trabaje con docentes, profesores y políticas educativas encaminadas a generar modificaciones en la forma de concebir la educación.
En cuanto a los docentes, se debe partir entonces de un cambio en la mentalidad, donde se haga un auto análisis y sé dé una mirada desde diferentes perspectivas que permitan transmitir un mensaje que fomente y refleje en contexto procesos interculturales de aceptación y respeto por lo del otro, no queriendo imponer su propia visión de las cosas.
Por otro lado también deben darse cambios dentro de los currículos, en los sistemas educativos, en las políticas educativas, en el lenguaje utilizado, en los objetivos del proceso de enseñanza aprendizaje; para de esta manera lograr procesos integrales que involucren a todos los actores dentro del proceso educativo y que se fomente un compromiso por parte de cada uno de crear un diálogo de culturas, donde se supere definitivamente el etnocentrismo, enseñado y heredado desde la época de la conquista, donde se enseñó que siempre hay un grupo dominante o preponderante que impone sus formas culturales y desecha aquellas que considera inferiores o diferentes. Cambiando el rol de la escuela, para que reconozca el derecho a ser diferente.
Y para esto no basta con incluir nuevos contenidos, sino concebir un nuevo proceso de enseñanza – aprendizaje. Haciendo referencia a que no es suficiente hablar en clases de otras culturas y de lo que significa la multiculturalidad, sino también generar conciencia y llevar a contexto la necesidad e importancia de aprender de las diferencias y como enriquecer nuestra propia cultura a través del respeto a los demás, sobre todo en la actualidad donde los niños y jóvenes están continuamente bombardeados de gran cantidad de información, debido al uso de redes sociales y demás medios, que son utilizados muchas veces para desculturalizar e imponer una misma forma de ver el mundo olvidando muchas veces lo propio o lo local. Generando en las escuelas el llamado bullying o matoneo, precisamente por no darle valor a las diferencias.
Conclusión
Pero para lograr cambios se necesita también la participación del estado y de sus políticas educativas, dejar de ver la educación en cuanto a gasto, y en cuanto a cómo hacer para mejorar las pruebas PISA, que por cierto no reconocen ese multiculturalismo del que estamos hablando, al ser unas pruebas estandarizadas que dejan de lado los contextos y las diferentes concepciones o particularidades de los estudiantes. Y más bien pensar en educación como una forma de interacción social, en la que los niños y jóvenes tienen la oportunidad de enriquecer sus conocimientos, pero también su cultura y aprender a valorar la de los demás.
En términos generales se puede decir entonces que una sociedad debe fomentar una ciudadanía basada en lo multicultural, respetando las diferencias y fomentándolas, no para decir que una es mejor que la otra, sino todo lo contrario para que se genere un diálogo comunitario e igualitario. Y la educación es la herramienta más adecuada para lograr que esto suceda, pero para eso necesita cambiar no de fondo, pero si de forma, para que logre transformar y contribuir a la formación de ciudadanos capaces de reconocerse a sí mismo y a los demás.