Octavio Paz Sobre las Máscaras de los Mexicanos
Introducción
Octavio Paz a través de este ensayo nos habla acerca de las máscaras que usamos los mexicanos, las cuales van cambiando, ya que son utilizadas para hacer referencia a los mecanismos de defensa, resignación e ironía que ocultan la realidad. Continúa haciendo alusión a la rajada, donde plasma que en nuestra cultura al decir rajarse hace referencia a mostrarse, exhibirse, lo cual es visualizado como una debilidad; aquí es donde entra otra máscara del mexicano: el machismo, mediante su carácter cerrado, donde se usa el Puto el que se raje, ya que la rajada es representación del sexo de la mujer, poniéndola como un ser débil, que debe ser sumisa, buena esposa y madre.
Desarrollo
Otra máscara del mexicano es la mentira, donde se reflejan sus carencias, lo que se es y lo que se quiere ser. Y a pesar de las posturas y mentiras se termina siendo lo que se simulaba ser, lo que lleva a vivir en una realidad ficticia, fuera de la realidad. El amor se hace presente a través de la máscara del enamorado, cuando nos enamoramos nos abrimos, mostramos nuestra intimidad, ya que, de acuerdo con el autor, una vieja tradición quiere que el que sufre de amor exhiba sus heridas ante la persona que ama.
Las apariencias son las máscaras más diversas, el mexicano tiene tanto miedo de ellas, como lo tiene de amor. Por eso disimula, se disfraza con lo que encuentra hasta confundirse y evadirse. Aparenta ser otra cosa e incluso prefiere la apariencia de la muerte o del no ser antes que abrir su intimidad y cambiar. No solo aparenta, sino que también se disimula, se disimula a sí mismo y se hace transparente casi fantasmal, y a su vez. Disimula la existencia de los que le rodean, no hay que confundirlo con negar la existencia de alguien, o hacerlo de menos, sino que de acuerdo con el autor los ninguneamos. El ninguneo es una operación que consiste en hacer de Alguien, ninguno. La nada de pronto se individualiza, se hace cuerpo y ojos, se hace Ninguno.
El mexicano es conocido mundialmente por ser un verdadero fiestero, toda ocasión es buena para reunirse, cualquier pretexto funciona para que la marcha del tiempo sea interrumpida y así celebrar de la forma que sea posible. Como es plasmado por el autor somos un pueblo de rituales, y esto hace que tenga una imaginación bien desarrollada y afinada. La fiesta se convierte en un arte. Solo en algunos lugares del mundo se puede vivir un espectáculo que se vive en las fiestas religiosas de México donde todo con sus colores, sus danzas, ceremonias, trajes típicos, dulces y objetos que se venden esos días en plazas y mercados.
Hasta en el rincón más escondido y pobre de México, existirá el pretexto perfecto para celebrar algo, llama la atención como el autor menciona que nuestra pobreza puede medirse por el número y suntuosidad de las fiestas populares, ya que no hay nada más importante para los habitantes de estos lugares, que celebrar a sus santos patronos.
Estas celebraciones son el pretexto para que el mexicano se abra al exterior, le dan chance de revelarse, dialogar, con los amigos y los parientes. Durante la fiesta se descarga el alma, el grito resuena, la amistad resurge, y esos amigos que reviven se emborrachan, hacen confidencias, se lloran penas, los enamorados llevan serenata, las malas palabras y los chistes no se hacen esperar. Surge la incógnita de qué si todo esto los hace olvidarse de sí mismos, cosa que nadie sabe. Los más importantes es disfrutar la fiesta y los beneficios que esta traerá.
Una de las celebraciones que más llama la atención es el infaltable día de muertos. Los indígenas ya lo celebraban desde antes de la llegada de los españoles. Tenían la creencia de que la vida continuaba después de la muerte. La muerte tenía una connotación importante, la cual se fue perdiendo a lo largo de los años, en la actualidad, es solo un proceso más que pasa el hombre, ya no es una celebración, porque hubo un cambio en el paradigma y ahora se cree que no pasa nada, que con el último suspiro termina todo.
Esté ensayo es considerado unos de los más conocidos, en el cual Paz hace una profunda reflexión sobre la pérdida de identidad a la que lleva el sistema capitalista, en donde el obrero se convierte en un número, solo es la mano de obra y no representa más. De lo que fabrican se vuelven consumidores.
Conclusión
En ocasiones el mexicano se deslinda de lo que es, y esto debido a lo que ha atravesado al largo de la historia, como la colonización, las guerras, lo que le hacía creer que había sido olvidado por sus dioses. En la búsqueda de esa identidad perdida, se creó el grito de liberación, evocado en la independencia: ¡Viva México, hijos de la chingada!, pero ¿quién es la chingada? A partir de dicha expresión, es donde se considera surge el auge de este ensayo. La chingada se utiliza con diferentes connotaciones, de acuerdo con el momento en el que se dice, a la persona a la que se le dice, va cambiando su significado.
Paz señala que la chingada es aquella mujer indígena que con la llegada de los españoles fue profanada. Es la madre abierta, violada o que fue burlada a la fuerza, que fue chingada. El papel de esa mujer indígena violentada recae en la Malinche, la que se dice fue la amante de Cortés, y los hijos engendrados son producto de la violación. Así pues, los hijos de la chingada son todos aquellos nacidos de la que colaboro con la invasión del conquistador, no son los mexicanos, son los otros, los enemigos, los extranjeros, los ajenos a México. Y de ahí fluye la frase llena de sarcasmo y humillación, el grito de rebelión. Los mexicanos se hacen huérfanos de madre y viven su soledad.