Orígenes, Causas y Evolución del Fenómeno Urbano, Cambios en La Mentalidad Social
Juan Ignacio Ruiz de la Peña Sola (1941-2016) estudió Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de Oviedo, su ciudad natal, y obtuvo el doctorado en leyes en 1967. En dicha universidad, ejerció como profesor catedrático de Historia del Derecho entre 1963 y 1966. Más tarde, desempeñaría su labor como docente e investigador en el departamento de Historia Medieval, publicando numerosos trabajos y libros de relevancia sobre historia altomedieval – especialmente del ámbito asturiano – y participando en numerosas potencias, como el caso de la publicación referida en esta reseña. Esta conferencia pronunciada en 1990, fue publicada por escrito una década más tarde y, al partir de una intervención oral, su aparato crítico resulta menos pormenorizado. Sin embargo, su información es fiable y está bien documentada. Además, se trata un texto accesible a todo público interesado por no resultar difícil o pesada su lectura; siendo a su vez de suma utilidad para un estudiante de historia como es mi caso.
La ciudad constituye la cumbre de la civilización humana y, al mismo tiempo, su centro de poder. Desde hace siglos, y especialmente a partir de la Revolución Industrial, la población urbana supera a la rural. Sin embargo, si bien es cierto que sus orígenes se remontan a la antigüedad, el concepto de la ciudad tal y como lo entendemos a día de hoy no surgió hasta los siglos XI y XII. Este fenómeno urbano, sus orígenes, causas y evolución durante la Edad Media europea y su transición hacia la Edad Moderna, es la temática desarrollada por Ruiz de la Peña en esta publicación.
Era necesario un sujeto activo para que las ciudades se transformasen en entes productivos con una actividad comercial potente, y fue en ese escenario donde nació la burguesía. Estos sujetos entraron a formar parte de la sociedad medieval a partir del siglo XI, desarrollando una serie de actividades que rompieron con el esquema social tradicional. Ruíz de la Peña explica en su texto el surgimiento de este nuevo estamento.
Su nacimiento introdujo un nuevo estamento social que rompería con la rígida jerarquización feudal, lo cual generaría recelo entre las clases dominantes desde principios del siglo XI. Los burgueses constituirían un punto clave en el desarrollo de las nuevas ciudades y villas europeas, creando una nueva economía vinculada al comercio y a la industria que dejaría atrás las cargas y prestaciones señoriales del mundo rural y apostaba por el principio de división del trabajo, alcanzando sus cotas máximas durante los siglos XII y XIII.
Todo ello desencadenaría la fundación de nuevas urbes por toda Europa, así como la restauración de otras ya existentes, entre las que destacaron algunas como París, Milán, Génova, Nápoles, Florencia, Ruan o Londres, dejando atrás el fenómeno monacal anterior.
De la mano de esos avances y cambios sociales que trajo consigo la burguesía, aparecieron las universidades: centros de saber que apostaron por unos ideales basados en la ciencia y una concepción más antropológica y terrenal del mundo acorde a los nuevos tiempos. Esta revolución intelectual dada en las universidades, sería el punto de partida para arrebatarle el monopolio intelectual a la Iglesia, constituyendo el origen del conflicto religioso venidero durante toda la Edad Moderna.
A estos factores, Ruiz de la Peña cita que habría que añadírsele el nacimiento del alma de la ciudad. Este fenómeno de urbanización se impondría sobre todo a partir del siglo XIII con la ruptura del orden tradicional, que encontraría en las ciudades un marco de referencia propio. Sin embargo, todo ello se vería alterado por las sucesivas crisis provocadas por guerras, revueltas del campesinado, hambrunas o pandemias –como la peste negra– entre otros factores a finales del Medievo, durante los siglos XIV y XV.
Las consecuencias más inmediatas de todo ello fueron el derribo de la estructura feudal política, el cambio de los sistemas productivos, el declive de la antigua aristocracia militar y un cambio en la mentalidad social y del entramado institucional eclesiástico, que dieron paso a nuevas formas de religiosidad popular. Sin embargo, fortaleció a las ciudades frente a la decadencia del mundo rural – del que muchas personas migraron– y daría paso a una modernidad que avanzaría hacia un humanismo que se asentaría plenamente ya en época renacentista.
Se consolidaron grandes ciudades con cortes, palacios y grandes dignatarios, centros mercantiles, hospederías o universidades; y desarrollarían sus principales actividades políticas y económicas en el interior de grandes murallas.
El patriciado y la alta burguesía darían el tono de la nueva vida urbana, apostando por ser una poderosa clase de hombres de negocios e introduciendo nuevas costumbres con inclinación al lujo, la comodidad y el ornato, opuesta a la guerra y los desordenes sociales. Es interesante como el autor del texto pone como ejemplo el famoso Fresco del Buen Gobierno de Ambrosio Lorenzzetti, ubicado en Palacio de la Señoría de Siena, pues es un ejemplo paradigmático de la pintura gótica europea en el que se muestra una alegoría entrenotizada del buen gobierno con la paz y orden que conlleva frente a los desordenes propios de la tiranía o el mal gobierno; y donde también se reflejan actividades cotidianas a intramuros en una ciudad de la época. Es decir, utiliza no sólo una documentación escrita, sino también gráfica para exponer sus argumentos – a pesar de echarse en falta fotografías que muestren al lector visualmente lo que se está describiendo.
Los últimos temas a tratar por parte del autor desencadenantes de la consolidación moderna de la ciudad son el progreso científico, el nuevo ideal caballeresco y la vuelta a los clásicos por parte de intelectuales y artistas – especialmente italianos – como Petrarca durante el Trecento o Leonardo da Vinci ya en el Quattrocento; proclamando una civilización cuyo centro fue la tierra, el hombre y la razón, y forjando un nuevo ideal estético de las artes y que cristalizará en el Renacimiento, donde habrá una referencia inexcusable a la ciudad.
En definitiva, como ha pretendido señalar Ruiz de la Peña a lo largo del texto, la burguesía, la primacía del saber científico con las universidades y, por consecuente, la consolidación de las ciudades europeas, fueron algunos de los factores esenciales para la transición de la mentalidad medieval hacia el humanismo propio del Renacimiento; reestructurando tanto las bases sociales, políticas, y económicas tradicionales.
Bibliografía
- Juan Ignacio Ruiz de la Peña Solar, “La ciudad, marco de renovación de la sociedad de la Europa medieval” en José Ignacio de la Iglesia Duarte (coord.), I Semana de Estudios Medievales, Nájera, 6-11 agosto 1990, Oviedo, Universidad de Oviedo, 2001, pp. 65-87.
- Miguel Rojo, “Muere el gran medievalista asturiano Ignacio Ruiz de la Peña”, El Comercio, (Gijón, 10-V-2016), p. 1.
- Thierry Dutour, La ciudad medieval: orígenes y triunfo de la Europa urbana, Barcelona, Grupo Planeta, 2003.