Pearl Harbor: Política Expansionista de Japón
Japón al darse cuenta que su estrategia de política expansionista remitía buenos y satisfactorio resultados, vacilaba el deseo de verse involucrada en operaciones militares contra los países Aliados y principalmente contra el país que aún se mantenía al margen de un enfrentamiento internacional, Estados Unidos, además porque tenía gran control en las islas del Pacífico, pero su estrategia se fortaleció primeramente porque neutralizó Rusia logrando firmar en abril de 1941 el tratado de neutralidad nipo-soviético, para no tener que combatir contra dos frentes de gran poderío militar
La firma del tratado de Neutralidad, pone en enfrentamiento a Japón se enfrenta con su política de expansión contra Estados Unidos, ya que, en julio de 1941, las tropas japonesas ocupan la Indochina francesa, además ya mantiene ocupada gran parte de China, Manchuria y Corea. Ante la amenaza que el ente asiático importuna en Asia, y Alemania e Italia ante la impotencia de Gran Bretaña, Churchill ve que es cuestión urgente que Estados Unidos entre en guerra, pero al ver que el Presidente Roosevelt no se decide, le propone dirigir al Japón una advertencia conjunta, mientras le oculta los informes de inteligencia que apuntan a un ataque japonés contra Hawái. Estados Unidos se había separado de cualquier normativa que le asociara con otros países para así alejarse de lo que se desarrollaba como la Segunda Guerra Mundial, por ende las relaciones entre Estados Unidos y Japón eran tensas, principalmente, después de que Roosevelt había bloqueado un vínculo comercial contra Japón, es por ello que “La mañana del 7 de diciembre de 1941, aviones japoneses embarcados en portaaviones atacaron por sorpresa la base de Pearl Harbor, en las islas Hawái, a varios miles de kilómetros del archipiélago japonés. Hundieron o dejaron fuera de combate 8 grandes naves, causando serios desperfectos en las instalaciones portuarias y provocando cuantiosas bajas humanas” (Lozano, 2004), el mando aéreo estaba liderado por quien es considerado como el creador de dicho ataque el almirante jefe de la Flota Combinada Isoroku Yamamoto, quien se encargó del estudio para el ataque, junto con Chūichi Nagumo, comandante que impidió que se le enviara una tercera ola aérea a Pearl y Mitsuo Fuchida, quien asumió el cargo de entrenamiento ante los pilotos como ayuda para su gran amigo Minoru Genda, mientras que por parte de Estados Unidos se encontraba el comandante Husband Kimmel, quien asumió el mando en 1941 para contener a Japón, y Walter Short a quien se le atribuía reputación de ejecutar las ordenes al pie de la letra, ya que él no podía decidir ni dar una solución, siendo ellos dos quienes asumieron los daños ocasionados en Harbor adjunto con los materiales que se utilizaron para el ataque y para la Segunda Guerra, (CEDMTECUADOR, El ataque a Pearl Harbor II, 2014). Japón desde un inicio resalta su propósito notoriamente efectuada a partir de su estrategia ocupacional, ya que empezó invadiendo territorios inestables que le facilitaron el apoderamiento de sus zonas, exaltando en cada de sus pasos, una conquista atemorizante que vivieron los países y las islas euroasiáticas y del pacífico, pues las fuerzas militares y los participantes sujetados a la ideología nacionalista no consideraron las consecuencias y los daños posteriores que ocasionaría en las personas tras su deseo de posicionar “La Gran Asia japonesa”, pues simplemente actuaban empoderados por la estrategia política expansionista que la ideología había optado, lo cual les conducía a actuar sin medir sus acciones drásticas e inhumanas, sin siquiera considerar verse enfrentado a la potencia elite del siglo XX, Estados Unidos.
El presidente estadounidense Franklin Roosevelt, mantuvo contacto con el Primer Ministro de Reino Unido, Winston Churchill, a quien clarificaba según lo plasma el mismo ministro, “Señor presidente. ¿qué pasa con Japón?” “Es cierto, nos han atacado en Pearl Harbor. Ahora estamos todos en el mismo barco”, pronunciando la inclusión de Estados Unidos en la guerra, de manera subjetiva, ya que Estados Unidos, no contaban con gran armamento bélico que pudiese hacer frente al ataque sorpresivo que los militares japoneses se habían atrevido a efectuar en el territorio americano. Es por ello que el presidente norteamericano, en base a la confirmación que hizo al Primer Ministro de Gran Bretaña, después del ataque, levanta su voz de mando y a través de un discurso denominado la infamia pronuncia el 8 de diciembre de 1941: “Le pido al Congreso declarar que (…) existe un estado de guerra entre Estados Unidos y el Imperio de Japón” (Churchill, 1959). El presidente norteamericano Franklin Roosevelt recalca la desesperación totalitaria del pueblo estadounidense, ya que no podía comprender como es que una potencia inferior pudo montar un ataque tan organizado para destruir una de las flotas estadounidenses más importantes, la base naval Pearl Harbor, pero sus deseos como presidente al día siguiente demuestran su valentía, al pronunciar que no va a quedar atrás este ataque sino que a través ese discurso daba a reconocer la política expansionista que condujo a la potencia asiática a saber hacer frente al único país que se mantenía al margen de formar parte de la Guerra del pacífico, además con este discurso pretendía demostrar al imperio japonés que la única potencia prepotente y suprema de todos los tiempos es y será Estados Unidos, sin importar los ataques y las innumerables disputas que desenvuelva su política expansionista.
Por ende el ataque a la base Naval Pearl Harbor, determinó una gran catástrofe que provocarían grandes pérdidas de ciudadanos y representantes militares americanos, además de exaltar la ideología nacionalista como un prepotente y arrogante estratega que no considera las consecuencias que la implementación de una política expansionista contraería en caso de atacar sin previo aviso a una flota poderosa como lo es la base naval estadounidense, ubicada en Hawái, Pearl Harbor, la causa que atemoriza a congresistas americanos y principalmente al presidente estadounidense Franklin Roosevelt, encaminando a tomar una iniciativa para combatir el ataque de uno de los territorios más fuertes con el que contaba Estados Unidos como fuente de referencia en caso de una guerra, es decir declararle la guerra al Imperio Japonés.