Protección Infantil contra un Abusador Sexual
Perfil del abusador
En su mayoría, los abusos sexuales infantiles son perpetrados por familiares (padres, tíos, primos, hermanos, etc.) a estos casos se les llama incesto, en otros casos el abuso sexual infantil es cometido por personas afines con la víctima (profesores, entrenadores, vecinos, monitores, etc.) Los abusadores sexuales, que a menudo muestran un problema de insatisfacción sexual, se ven presionados a buscar satisfacción sexual en los impúberes que se encuentran a su alrededor y que menos pueden oponer resistencia. En casos así, los ofensores pueden mostrar ciertas deformaciones cognitivas para justificarse ante sí mismos por su conducta (Echeburúa & De Corral, Secuelas emocionales en víctimas de abuso sexual en la infancia, 2006).
La situación de incesto más habitual que hay suele ser la siguiente: en un inicio con caricias; luego pasa a la masturbación y al contacto buco-genital; y, en algunos casos, un traspaso a una penetración vaginal, que puedría ser más tardío. Las conductas incestuosas, en la mayoría de casos, son secretas. El abusado tiende a mantener el secreto porque el victimario le da regalos, lo mantienen bajo amenazas o miedo a no ser creído por el resto de su familia (Echeburúa & De Corral, Secuelas emocionales en víctimas de abuso sexual en la infancia, 2006).
En muchos otros casos los abusadores son desconocidos. Estos son los abusos que suelen suceder de una manera aislada, pero, de todas formas, puede estar compaginado a conductas violentas o también a intimidaciones de ellas. Sin embargo, es menos habitual la violencia que en caso de las relaciones no consensuadas entre adultos ya que, la mayoría de veces, los niños no ponen resistencia (Echeburúa & De Corral, Secuelas emocionales en víctimas de abuso sexual en la infancia, 2006).
Por otra parte, los niños que tienen más posibilidades de ser víctimas de abuso son aquellos que tienen poca capacidad para poder resistirse o poder acusar acerca de dichos abusos a los que es sometido, como son los que aún no saben hablar o los que tienen retrasos en su desarrollo y discapacidades físicas y psicológicas. De esta manera, también están propensos a ser víctimas los niños que están sin afecto por parte de su familia, que puedrían inicialmente sentirse queridos por la atención que se les da y debido a este placer que sienten, después se sentirán un sentimiento de culpa (Echeburúa & De Corral, Secuelas emocionales en víctimas de abuso sexual en la infancia, 2006).
Hay diferentes investigaciones que intentan descubrir las causas del abuso sexual infantil, uno de los más aceptados es el elaborado por Finkelhor y Krugman. En su investigación mencionan cuatro factores que son determinantes para que el abuso sexual se produzca (Villanueva Sarmiento, 2013):
- La motivación que tiene el sujeto para cometer el abuso. Los estudios muestran que hay distintas categorías de motivaciones de los agresores sexuales y cada uno desarrolla un distinto modus operandi:
- Por repetición transgeneracional de prácticas previas de abuso en la infancia
- Por un componente psicopático de personalidad
- Por trastorno por control de impulsos
- Destreza del abusador para superar sus propias inhibiciones y miedos. Las razones individuales de la desinhibición son: el alcohol, la psicosis, la senilidad o el fracaso en la represión del incesto dentro de la dinámica familiar. Y los factores de riesgo son: la pornografía infantil y la incapacidad de los adultos para identificarse con las necesidades de los niños.
- Facilidad del agresor para dominar las barreras externas o los factores de protección del niño. Aquí los factores de riesgo son: la ausencia, enfermedad o distanciamiento de la madre o el hecho de que esté dominada o sea maltratada por su cónyuge; el aislamiento social de su familia; la existencia de ocasiones de estar a solas con el niño; la falta de vigilancia; etc. Y en las circunstancias también cabe mencionar la capacidad del niño para evitar o resistirse al abuso sexual. La probabilidad de un abuso se ve en aumento si existe inseguridad emocional, ignorancia acerca del tema o una relación de confianza entre el niño y el agresor.
- Consecuencias psicológicas de un abuso sexual. Casi en todos los casos, el abuso sexual genera muchas secuelas negativas en las victimas a nivel físico, psicológico y comportamental. Se pueden diferenciar consecuencias a corto y largo plazo.
El impacto psicológico dependerá del nivel de culpabilización del niño por parte de sus progenitores, también de las estrategias que se usasen para afrontar lo sucedido. Generalmente, las niñas presentan reacciones ansiosas y depresivas; los niños, fracaso en la escuela y dificultades para socializar, también comportamientos sexuales agresivos (Villanueva Sarmiento, 2013).
Un abusador puede tener ciertas características como: ser extremadamente protector o celoso del niño, ser víctima de abuso en su infancia, tener dificultades en las relaciones de pareja, ser aislado socialmente, consumir drogas o alcohol, tener baja autoestima o problemas psicopatológicos.
Distintos tipos de abusadores sexuales
Según las inclinaciones sexuales de los abusadores se clasifican en abusadores extrafamiliares o pedófilos que son cuando sus intereses están enfocados en niñas y/o niñas. No parecen haber tenido buenas relaciones sexuales adultas y son solitarios. Son generosos y están atentos a las necesidades del niño que no estén relacionadas con la victimización sexual, con el fin de conseguir su afecto, interés y lealtad y así lograr que la víctima mantenga el secreto. Y los abusadores intrafamiliares, endogámicos o incestuosos: se interesan mayormente en las niñas de su familia. Son sociables y pueden tener una fachada intachable (González, Martínez, Leyton, & Bardi, 2004).
Según la exclusividad de la atracción por niños pueden ser pedófilos exclusivos que son los abusadores atraídos sexualmente únicamente por niños. Y los pedófilos no exclusivos que son los abusadores atraídos sexualmente por adultos y niños (González, Martínez, Leyton, & Bardi, 2004).
Según la edad de las víctimas se pueden subdividir en abusadores pedófilos que son los que eligen niños prepúberes, sin hacer distinción en cuanto al género. Presentan importantes rasgos de inmadurez e inadecuación. Y abusadores hebefílicos que prefieren púberes o adolescentes y tienen mejor adaptación social (González, Martínez, Leyton, & Bardi, 2004).
¿Que hacer como padre, educador ante un acoso sexual?
Después de que un menor ha sufrido un abuso sexual, la prioridad es garantizar su seguridad, a efectos de que no se produzca una revictimización. Para eso, es primordial la intervención con los cuidadores del menor para aplicar estrategias de afrontamiento. Estos mementos son cruciales para el menor. Una reacción negativa de su familia por el develamiento de un abuso por parte del niño, como no creer la historia de este o echarle la culpa de lo que ha ocurrido, puede afectarle en su recuperación al no brindarle un apoyo emocional adecuado (Echeburúa & Guerricaechevarría, Tratamiento psicológico de las víctimas de abuso sexual infantil intrafamiliar: un enfoque integrador, 2011).
Se debe enseñar a los padres la actitud que deben tener ante la revelación de un abuso, así como de entablar estrategias de solución de los problemas y las tomas de soluciones en relación con las medidas a tomar.
Ya garantizada la seguridad y protección del infante, el profesional debe orientar a sus familiares sobre lo sucedido, sobre todo cuando ha sido un abuso intrafamiliar sin su conocimiento o sospecha. Se trata de explicarles el proceso abusivo, la ambivalencia del abusado con respecto al abusador y los motivos que tuvo el victimario, para evitar la culpa de parte de los familiares del abusado por no haber cumplido con la protección del menor (Echeburúa & Guerricaechevarría, Tratamiento psicológico de las víctimas de abuso sexual infantil intrafamiliar: un enfoque integrador, 2011).
También, se debe hacer saber a los familiares acerca de los posibles traumas que conlleve el abuso sufrido, con el fin de detectarlas tempranamente, hacer más suave su impacto con un soporte emocional acertado y acudir a un profesional cuando sea necesario.
Tomando en cuenta que el abuso sexual infantil genera un impacto negativo en la victima y sus familiares, se considera esencial brindar ayuda psicológica debida y a tiempo para sobrellevar la crisis que se pudo desencadenar (Rodríguez Cely, 2003).
La evaluación de pericia psicológica se compone de tres partes esenciales que recogen información de lo siguiente (Maffioletti Celedón & Salinas Chaud, 2005):
- Psicodiagnóstico: este se trata de la descripción de la persona a la que evaluó, todo lo que se refiere a su funcionamiento cognitivo, afectivo, familiar, social, de comportamiento y cualquier otra información relevante. La entrevista forense y la psicometría son las metodologías que se usan para obtener esta información.
- Contexto: se trata de las descripciones que permiten ubicar los hechos de la investigación en un escenario concreto. Su análisis se divide en dos secciones de contenidos: la primera tiene que ver con el delito que se ha denunciado. La otra se refiere a la vida del examinado, su historia, en donde ocurrieron los hechos. La entrevista de investigación y el análisis de las actuaciones de investigación fue la metodología usada para conseguir esta información.
- Análisis de la credibilidad del niño: se trata de la valoración de parte del profesional psicólogo. No obstante, la falta de criterios creíbles no implica un hecho falso ya que hay varios componentes que consiguen influenciar en la información que se entrega.