Regulación Del Deporte En La Unión Europea
La regulación del deporte en la Unión Europea ha sido una especie de asignatura pendiente hasta la entrada en vigencia del Tratado de Lisboa en 2009. Su firma y aplicación ha supuesto la primera vez en la historia que la UE adquiere una competencia específica en materia de deporte.
A continuación, hablaremos de los puntos más destacados de la actual regulación del deporte en la Unión Europea; para ello nos concentraremos en las determinaciones del mencionado Tratado de Lisboa.
Deporte en la Unión Europea: ¿qué determina el Tratado de Lisboa?
Al tratarse de una asignatura pendiente desde la conformación de la UE, era más que esperado que el Tratado de Lisboa resultara en un texto extenso que comprende diferentes perspectivas respecto de la práctica deportiva profesional y amateur.
En su artículo sexto, el Tratado de Lisboa destaca el papel estratégico que desempeña el deporte para el desarrollo de la Unión Europea y expresa textualmente que:
“La Unión contribuirá a fomentar los aspectos europeos del deporte, teniendo en cuenta sus características específicas, sus estructuras basadas en el voluntariado y su función social y educativa.”
Como vemos en este precepto, una de las características destacadas del Tratado es el evidente enfoque en la función social que cumple en deporte en la actualidad de la UE. Y en este sentido, se refuerzan los diferentes roles que las actividades deportivas cumplen en nuestra sociedad, contribuyendo para una mejor calidad de vida a nivel individual y comunitario.
Las funciones sociales del deporte en la Unión Europea
Entre las muchas contribuciones sociales asociadas al deporte en la Unión Europea, el Tratado de Lisboa destaca:
- La lucha contra cualquier forma de violencia, discriminación e intolerancia en la práctica deportiva y en la sociedad. Para ello se recuerda a los países de la Unión, que pongan todos los recursos personales y normativos disponibles.
- Generación de oportunidades equitativas que ayuden a superar las desigualdades socioeconómicas de la población.
- Estimulo a una mejor calidad de vida de los ciudadanos, combatiendo el sedentarismo, el sobrepeso y las enfermedades asociadas.
- Reconquista de un mayor espacio para el deporte en la educación de los niños y jóvenes; colaborando además en su pleno desarrollo físico y cognitivo, así como para la incorporación de un estilo de vida más saludable.
- El combate al doping (dopaje) y el refuerzo a la lucha por el fair play (‘juego limpio’) en el deporte.
- Promoción de actividades de voluntariado y de inclusión social.
Aspectos económicos del deporte en la Unión Europea y el incentivo al deporte base
Lógicamente, el Tratado de Lisboa no se limita a detallar las colaboraciones a nivel comunitario de la práctica deportiva. Su alcance también se extiende a las cuestiones económicas, administrativas y organizacionales del deporte en la Unión Europea.
Respecto a la dimensión económica del deporte, se observa una clara intención de reforzar la importancia de invertir en el deporte base en la UE.
Para que estas inversiones sean viables, la ley trata de garantizar el apoyo financiero a nivel Estatal a las organizaciones deportivas de base. Siempre que se dediquen a la formación de jóvenes que en el futuro competirán en las categorías superiores, representando a sus países y a la región.
Este enfoque económico en el deporte base, se combina de forma perfectamente armoniosa con la valoración de su función social. No hay que olvidar que se requiere de una solvencia económica para que el deporte siga ejerciendo su rol clave en el desarrollo de los niños, a nivel físico, cognitivo y social.
Cuestiones administrativas y organizacionales del deporte en la UE
Respecto a los aspectos administrativos y organizacionales del deporte en la Unión Europea, el Tratado claramente favorece la libre circulación, facilitando el traspaso de jugadores y sus agentes entre los países de la región.
De forma complementaria, se trata de establecer un régimen más eficaz de protección física y moral para los deportistas, en especial los menores que se encuentran en el deporte base.
Para terminar, en tiempos que la sociedad exige cada vez más transparencia de sus representantes, el Tratado de Lisboa no podría dejar a un lado la lucha contra la corrupción en el deporte. Para ello, se estimula el blanqueo de capitales, así como reglamentar de forma más clara los derechos de transmisión y los sistemas de licencias de los clubes.