Responsabilidad Social Corporativa Y Su Llegada Hasta Hoy
Hoy en día, las expectativas de la sociedad sobre las empresas, en especial de las grandes, suelen ser coincidentes: buen trato a los empleados, gestión ética y responsable, responsabilidad con el medio ambiente, etc., en definitiva, que sean socialmente responsables. Pero ¿años atrás ocurría lo mismo?
A lo largo de la historia de la humanidad, las distintas comunidades, incluyendo países y grupos sociales; han sometido a otros para su propio beneficio, teniendo como claro ejemplo la división de la sociedad en clases en antes del siglo XVIII, donde la burguesía y el clero tenían una posición favorable y se beneficiaban de la nación en general. Por aquel entonces podemos decir que no se esperaba un comportamiento ético ni moral, tanto a nivel social como laboral.
Adam Smith, economista y filósofo del siglo XVIII, comenzó a trazar el camino de lo que hoy en día reconocemos como RSC cuando en su obra de 1759 “Teoría de los sentimientos morales” comenzó a cuestionarse si era posible la convivencia de los individuos más enfocados en su propio bienestar con el resto, mostrando simpatía por ellos, aun saciando sus propias necesidades y sin ser puramente egoístas. En esta obra introdujo por primera vez el concepto de “la mano invisible del mercado”, el cual desarrolló y dotó de una mayor notoriedad más adelante en su obra “La riqueza de las naciones” en 1776. Con dicho concepto, trata de explicar que es compatible satisfacer la riqueza individual con el bienestar general de la sociedad.
Más adelante, durante la Revolución Industrial en Gran Bretaña en el siglo XIX, a raíz de las grandes desigualdades entre trabajadores y empresarios, otros autores y empresarios como Robert Owen comenzaron a reflexionar acerca de la responsabilidad del empresario frente a los grupos de interés que rodeaban a su empresa, en su caso al, además de ser un pensador, ser empresario del sector de la industria del algodón, pudo llevar a cabo todas las acciones que entendió como necesarias para promover el bienestar de la sociedad, “consiguió que la empresa arrojara beneficios introduciendo mejoras sustanciales para los trabajadores: elevó los salarios, sentó las bases de una seguridad social mutualista y proporcionó a los obreros condiciones dignas de vivienda, sanidad y educación.”
Andrew Carniege en 1889 escribió “El evangelio de la riqueza”, dónde hablaba de las acciones filantrópicas que llevaban a cabo las empresas a través de la caridad con el fin de lograr una sociedad más justa e igualitaria. Como vemos, muchos autores y empresarios ya comenzaban a pensar en cómo alcanzar el bien común compaginando la búsqueda de la riqueza individual, pero no fue hasta 1953 cuando se introdujera realmente el concepto de lo que hoy conocemos como Responsabilidad Social Corporativa. Fue en Estados Unidos en 1953, cuando Howard R. Bowen, considerado el creador de la RSC, escribió su obra llamada “Social Responsibilities of the Businessman”, dónde define el concepto de RSC como “las obligaciones de los empresarios para impulsar políticas corporativas para tomar decisiones o para seguir líneas de acción que son deseables en términos de los objetivos y valores de la sociedad”. De esta manera, expandió el concepto a, más que acciones caritativas y filantrópicas, una forma de gobernar una sociedad integrando acciones que consigan el bien común.
En él, reflexiona, entre muchas otras cuestiones, sobre cómo se debería componer el consejo de administración: facilitando la escucha de opiniones ajenas a los accionistas; que las decisiones empresariales que fijen la política de precios, I+D, marketing, relaciones externas y remuneraciones, deberían estar sometidas a una auditoría social; que se desarrollen códigos de negocio, una especie de lo que hoy conocemos como código de buenas prácticas, donde se establezcan las prácticas empresariales ejemplares de cada empresa. En general, recopila distintos juicios y convicciones de diferentes autores, dando pie al primer concepto sobre la RSC, el cual trata las repercusiones que las labores empresariales tienen sobre la sociedad y considera que la responsabilidad del consejo de administración de una empresa va más allá de conseguir sus objetivos empresariales.
El auge de la teorización acerca este concepto toma fuerza durante los años 60 y 70, cuando los valores empresariales y la ética en los negocios comienzan a ser objeto de estudio Universidades, dando pie a debates académicos sobre cómo debería actuar una empresa con su entorno. Por primera vez, se desarrolla el término stakeholder para hacer referencia a los distintos grupos de interés que rodean la empresa, dando pie a que sea estudiada la alineación entre el progreso económico de una empresa y el desarrollo social por medio de la RSC.
Hasta este momento, la RSC pasaba por una etapa teórica en la que las acciones reales que se llevaban a cabo para buscar el bien común eran muy escasas, pero es a partir de la época de los 70 cuando comienza la etapa práctica. Durante este periodo, ocurrieron varios sucesos que conmovieron a población y marcaron la época, tales como la Guerra de Vietnam, la crisis de los misiles de Cuba, el asesinato de John F. Kenned, actos terroristas como el de los Juegos Olímpicos de Munich o el escándalo del Watergate. A raíz de sucesos trágicos para la sociedad, nacieron movimientos sociales como respuesta: el movimiento hippie, la segunda ola de feminismo del “Movimiento de la mujer”, revueltas sociales y de trabajadores para exigir mejores condiciones laborales. La sociedad estaba cambiando por completo y era mucho más sensible a los efectos secundarios de las actividades principales de las empresas y, de algún modo, comprendieron que si consumían bienes que procedían de esas organizaciones, colaboraban activamente al empeoramiento de la sociedad. Por tanto, los empresarios entendieron que debían ofrecer la información que los consumidores requerían.
Durante este periodo, también cabe destacar que aparecieron opiniones contrarias acerca de la RSC, como es el ejemplo de Malton Friedman, premio Nobel de economía en 1976, el cuál escribió en 1970 un artículo en la revista The New York Times Magazine llamado “The Social Responsibility of Business Is to Increase Its Profits”. En el cual defendía que directamente no se podía hablar de responsabilidad relacionada a las empresas, ya que, según él, solo pueden ser responsables las personas y añadía que la única responsabilidad que tendría la empresa sería la de maximizar beneficios, posicionándose en contra de aportar de manera altruista bienestar social añadido para la sociedad, ya que todo ello se generaba automáticamente mediante el cumplimiento de las leyes y la contribución al empleo de la sociedad.
Del requerimiento de los consumidores sobre información acerca de las prácticas de las empresas nace la necesidad de presentar un Balance Social, el cual se idea en Francia el 1974 por Pierre Sudreau y se convierte en ley en 1976 a propuesta del Ministro de Trabajo M. Beallac para las empresas de más de 300 trabajadores en Francia. Esta idea se expandió paulatinamente por el mundo y algunas empresas comenzaron a emitir información sobre sus actos, demostrando si eran, o no, socialmente responsables.
Archie B. Carroll, profesor emérito de la Universidad de Georgia, desarrolló lo que se conoce como la “Teoría de la pirámide” en 1991, en ella clasifica los cuatro tipos de responsabilidades sociales que él considera que las empresas deberían tener, situando en la base de la pirámide aquellas que son la base sobre las que se construyen el resto. FIGURA
Por aquel entonces, ya se comenzaba a hablar de Responsabilidad Social Corporativa y gracias a todos los autores, pensadores y empresarios que reflexionaron acerca de ella, hoy en día tenemos adoptado este concepto en miles de empresas a nivel mundial que aportan su granito de arena para tener un mundo mejor para todos.