San Francisco De Asís Y Su Visión De La Imagen De Dios
Introducción
La presencia de Dios en la vida de San Francisco de Asís, está marcada de manera radical en su testimonio de vida, en el encuentro personal y fraterno con cada hermano, ya que desde su punto de vista, la cercanía con el hermano es aquella donde se encuentra la presencia de Dios, aquella presencia viva y motivadora que invita a conocer a Dios a través la las bienaventuranzas que se dan en el evangelio, y llegan hacia el hermano.
Sin embargo como hemos mencionado, se pretende a hablar del Dios de Francisco a través de su testimonio y de ese encuentro personal, sabemos que junto con esto los diversos escritos de San Francisco son un apoyo incondicional para poder verificar, como era la presencia de aquel Dios que tanto amo a San Francisco y como San Francisco, amó tanto a su Dios.
Desarrollo.
Construir una espiritualidad franciscana a través del tiempo, no ha sido una tarea fácil, pues se ha venido transformando a lo largo del tiempo y junto con sucesos, que han marcado a todo el mundo. Una espiritualidad franciscana llena y envuelta en valores que a pesar de las diversas circunstancias ha mantenido su esencia, en entonces cuando aparece el dinamismo del Espíritu del Señor que provoca la apertura a su gracia y la estructuración de la propia vida de acuerdo con la imagen de Dios que se le hace presente.
Con estos elementos San Francisco llegó a cristalizar con originalidad un modo de existencia cristiana dentro de la Iglesia fue porque experimentó también a Dios de una forma original, desencadenando una serie de actitudes y formas de vivir el Evangelio que sirvieron de estímulo clarificador para muchos creyentes a la hora de plantearse con seriedad su fe.
Esta importancia que posee Dios en la espiritualidad entonces, hace referencia a una profunda experiencia personal que proyecta san francisco a través de su vida y que llega a sus hermanos de una manera clara y vivificante, Es decir, que para recuperar la importancia que tuvo Dios en la vida de Francisco no basta una simple descripción de conceptos sacados de sus Escritos, sino que es necesaria una relectura que nos devuelva los significados que para él eran evidentes y que para nosotros, dadas las transformaciones de la sociedad, han perdido su transparencia.
Dificultades para llegar al Dios de Francisco
Sin lugar a duda, el caminar de San Francisco de Asís, resulta muy difícil de comprender y aceptar desde un punto de vista meramente humano, ya que no solo alberga la obediencia hacia la iglesia y el sincero deseo de seguir las huellas del maestro; sino que también el encuentro personal que tuvo con el Señor en su vida.
A través de su vida y de los diversos manifiestos, cartas y admoniciones que nos ha dejado, podemos darnos cuenta de que posee una cierta desconfiaba hacia el hermano que no era capaz de poder dar testimonio con su vida según lo que profesaba, si no era capaz de retener en su interior los favores dados por Dios y luego manifestarlo hacia el exterior, no serían muy útiles para la construcción del Reino de Dios. Según San Francisco de Asís, tal gesto resultaría inútil, porque ni serviría para él ni para los que le escuchasen, ya que solamente al Altísimo le corresponde manifestar los bienes que Él siembra en los hombres.
Por tanto, para aproximaros a los significados que esconden esos atributos de Dios que aparecen en sus Escritos y que constituyen la única expresión escrita de su experiencia -con la dificultad añadida de que solía utilizar secretarios-, no hay otro camino que tratar de recomponer la matriz sociocultural y religiosa que le permitió hacerse esa imagen de Dios y no otra, ya que toda experiencia mística, por lo menos entre los occidentales, está condicionada por la imagen que se tiene de Dios, de modo que uno entrega su corazón al Dios imaginado.
El Dios imaginado por Francisco
Cuando tratamos al Dios de San Francisco, tenemos que tener en cuenta que no se refiere a un ser completamente imaginario y que solo existe en la mente del santo, por su contrario es un Ser totalmente alcanzable, pero que se requiere de diversas situaciones y dificultades para poder llegar a él. Sin embargo no hay que verlo de una manera inalcanzable, sino de un modo más aceptable a la realidad, que se llega él por medio de las dificultades y travesías de la vida.
Cabe destacar que Francisco aun en su proceso religioso no tenía aún claro la imagen completa de su Dios, ya que no poseía una formación académica adecuada para poder comprenderla, no por eso desconocía a la totalidad de Dios, pero hubiera sido otro rostro si hubiera tenido contacto con la teología o alguna otra ciencia que completen su conocimiento acerca de Dios.
En cuanto a la formación espiritual, en un principio Francisco solo recibió la de su familia, la de entorno que ofrecía la época de aquel entonces, con el tiempo es que San Francisco vendrá a tener ese encuentro personal con el mismo Señor y poder manifestarlo en su vida, pero mientras se prepara el camino no lo puede ver de manera tan clara.
Cabe destacar que, no hay datos que avalen una formación religiosa adecuada en la infancia del niño Francisco, ya que no hay documentación que respalde aquello, solo se cuenta con obras literarias como la que nos ofrece Celano en sus escritos y de los cuales su Madre, vendría a transformarse en uno de sus primeros fundamentos en la religión, ya que es ella la que cuidaba del joven francisco en su infancia, es este amor maternal, que poco a poco y con la ayuda de Dios ira madurando y se transformara en acercamiento al buen Dios.
Conclusión.
Como uno de los aportes académicos que podemos destacar en la vida de San Francisco, está la escuela de San Jorge la cual estaba regida por un clérigo que, tomando como texto base el salterio, enseñaba a leer y escribir el latín, además, como es de suponer, de los fundamentos de la fe y la vida cristiana. Este aprendizaje memorístico de los salmos fue fundamental a la hora de fraguarse la imagen de Dios en la cabeza y en el corazón del pequeño Francisco. El Oficio de la Pasión compuesto por Francisco es una muestra de la huella que le dejó la memorización escolar de los salmos.