Siete Pecados Capitales: Diferencia entre Pecado Venial y Pecado Mortal
El Pecado: un sujeto muy popular en el mundo, pero no por su belleza; realmente, si se pudiera ver su reflejo en un espejo, sería sumamente feo. Este “señor” llamado pecado, del cual nadie es ajeno y la mayoría no quere presentar es según el númeral 1849 Artículo 8 del Catecismo de la Iglesia Católica (CIC); la falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta. Es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego personal a ciertos bienes.
En la Biblia podemos encontrar algunos pecados; en la carta a los Gálatas 5:19-21 menciona algunos pecados, que son bastante conocidos: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos iras, rencillas, diversiones, disensiones, envidias, embriaguez, orgías, ect. Leelos detenidamente, analízlos y encontrarás que has caído en alguno. Debido a que la raíz del pecado está en el corazón del hombre y en su libre albedrio en el numeral 1853 del CIC nos dice que el pecado puede dividirse en pecados espirituales o carnales, de pensamiento, palabra, obra y omisión. Puedes pensar que es imposible no pecar y tienes razón, nuestra naturaleza está inclinada a pecar, debido al libre albedrio; pero es posible luchar contra el pecado y contra la gravedad del mismo. Te sorprenderá saber que los pecados veniales, pueden convertirse en mortales, si el mismo es cometido de forma deliberada y no hay un genuino arrepentimiento.
Veamos la diferencia entre el pecado venial y el mortal. Según el CIC el pecado venial se comete cuando se desobedece la ley moral sin pleno o entero conocimiento. El pecado venial impide el progreso del alma en el ejercicio de las virtudes; no obstante no rompe la alianza con Dios. Debemos aclarar que el pecado venial igualmente debe ser confesado, reparar el daño y cumplir con la penitencia impuesta en la confesión; siempre y cuando la gravedad de dicho pecado pueda ser perdonado durante el acto penitencial. Algunos pecados veniales que cometemos a menudo de forma inconsciente son: pereza, perder tiempo en conversaciones inútiles, estar en misa pensando en lo que haremos cuando termine la misa, masturbación, juzgar a otro y condenarlo por sus acciones, ect.
A diferencia del venial, el pecado mortal según el CIC en su numeral 1857 define que para que el pecado sea mortal requiere tres condiciones. La primera es que el pecado tiene como objeto una materia grave (ejemplo: blasfemar, adulterio, homicidio, ect.). Segundo; se comete con pleno conocimiento y tercero con deliberado consentimiento. Implica un consentimiento suficientemente deliberado que se convierta en una elección personal; y este aumenta cuando hay endurecimiento del corazón y una ignorancia afectada. El nivel de gravedad del pecado es determinado por los diez mandamientos:
El pecado mas grave es el que se comete por malicia y por elegir deliberadamente el mal. Los pecados que generan otros pecados se conocen como pecados capitales y éstos son:
- avaricia
- soberbia
- envidia
- ira
- lujuria
- gula
- pereza
El pecado a pesar de ser un acto personal puede implicar a otros cuando:
- participas directa o indirectamente
- lo apruebas, alabas o aconsejas
- al no impedirlo o revelarlo
- protegiendo a los que hacen el mal
Estos puntos convierten a los hombres en cómplices unos de otros, reinando entre ellos la concupiscencia, la violencia y la injusticia. Si realizas un examen de conciencia sin temor verás que en mas de uno has caído; y no pienses que con esto te juzgo, NO, también peco, pero es necesario que tomemos consciencia y nos acerquemos al sacramento de la reconciliación; para restaurar nuestra relación con Dios, que está lastimada por el pecado. ¿Cómo te sientes cuando has estado alejado de alguien que amas y tienes la oportunidad de reunirte , hablar y resturar el mal entendido?
En el capítulo 5 versículos 19-21 de Gálatas se nos previene de que los que cometen pecados no herederán el reino de Dios; pero si bien el pecado toca a nuestras puertas a diario, nuestro Señor Jesucristo nos ha regalado el sacramento de la reconciliación. Y ¿sabes porqué?; porque su amor y misericordia hacia la humanidad es tan grande que nos permite limpiarnos, para que seamos dignos de su Reino. Pero ojo, no es un sistema de “car wash” para el alma; debemos arrepentirnos genuinamente, de corazón y trabajar con la oración y con la Palabra para no recaer. Y si bien la misericordia de Dios es inmensa, según el númeral 1864 del CIC hay un pecado que no tendrá perdón NUNCA y es la blasfemia contra el Espíritu Santo. La misericordia y el amor de Dios no tiene límites, pero aquel que consciente y deliberadamente se niega a arrepentirse y rechaza la salvación ofrecida por el Espiritu Santo puede conducirse a la condenación final y perdición eterna.
El pecado en nuestra alma es como la parte podrida de una fruta dentro de una canasta, si dejamos que esa putrefacción siga creciendo dañará el corazón de la fruta y las que están a su alrededor. Sin embargo, con un afilado cuchillo tenemos la oportunidad de sacar esa parte podrida de la fruta y que no se dañe el resto. Así somos las personas, si dejamos que el pecado, esa putefracción, crezca y alcance nuestra alma, no solo nos dañará a nosotros, sino que puede dañar a sus seres cercanos. Utilicemos esa espada de purificación que es el sacramento de la reconciliación para que limpie la putrefacción del pecado y mantenga nuestra alma y corazón limpios.