Trabajo De Fundamentos De La Historia Del Arte
La imagen a comentar se corresponde con la pintura del muro norte de la cámara funeraria de Tutankamón. Pertenece a una obra pictórica, encuadrada en el periodo del arte egipcio, en concreto a la XVIII dinastía del Imperio nuevo. Puesto que en el arte egipcio los autores no tenían por costumbre firmar sus obras, no conocemos su autor. Su datación se puede corresponder con el año 1300 a.C., aproximadamente. Fue descubierta en el año 1922 por el arqueólogo inglés Howard Carter y se encuentra situada en el Valle de los Reyes, en Egipto. El hallazgo fue una proeza extraordinaria que quedará registrada siempre para los anales de la egiptología y la historia en general.
Egipto se encontraba en tierras fertilizadas por el río Nilo. La fertilidad causada por las aguas de este río permitió que los egipcios sustentaran su economía en la agricultura y la ganadería como pilares económicos fundamentales. Lo que la naturaleza ofrecía a los egipcios era los desiertos y las aguas del Nilo. La civilización egipcia se desarrolló en una época comprendida en torno al año 4000 a.C. y el año 30 a.C., fecha en la que se produce la caída de la dinastía Ptolemaica y la incorporación al Imperio romano . Un acontecimiento crucial fue la unión del país en un solo territorio, bajo el mandato de Narmer (3.000 a.C., aproximadamente)
El sistema político de Egipto estaba muy centralizado y basado en el poder “divino” del faraón, que contaba con todos los poderes políticos y religiosos. Su función era la interlocución con los dioses para proteger a su pueblo y mantener el orden. . En cuanto a la sociedad egipcia, hay que apuntar que sufrió una notable evolución pasando al “sedentarismo”. La estructura de la sociedad era la siguiente: el faraón, como he mencionado anteriormente, ostentaba todo el poder. Por debajo de él se encontraba un grupo formado por sacerdotes y funcionarios; y, por último, representando a la mayoría social, aparecen los pequeños agricultores y los esclavos, con privilegios escasos.
Con respecto a la religión egipcia, ocupaba un papel principal. El arte egipcio esta supeditado a ella. La religión egipcia es politeísta, acentuada en la divinidad y en el “más allá”. Algunos de los dioses principales eran: Horus, Nut, Ra u Osiris, dios de los muertos y encargado de realizar un juicio trascendental a los egipcios fallecidos para decidir si su Ka (fuerza vital) y su Ba ( fuerza anímica) podían acceder a la vida de ultratumba, es decir, al “paraíso”
El arte egipcio puede ser tachado de repetitivo y conservador. Las imágenes no son simplemente representativas, los autores pretenden “darles vida” . Al estar el arte tan supeditado a la religión, no es de extrañar que la mayoría de las obras y construcciones encontradas sean funerarias.
Los fuertes colores que observaban en su naturaleza, los llevó a desarrollar una estética en la que el contraste de color era muy importante. La expresión plástica del arte egipcio es una de sus principales cualidades.
Las pinturas egipcias adornaban en múltiples ocasiones las tumbas, con motivo de buscar la eternidad en la vida de ultratumba. Las pinturas podían ser murales, sobre papiro o en pequeños fragmentos de piedra o cerámica. Los autores no se consideraban artistas, en Egipto no existía la mentalidad de la figura de “artista” ni tampoco de “el arte por el arte”. A menudo, los pintores realizaban un trabajo jerarquizado y la pintura y el bajorrelieve se solían entender de la misma manera.
El faraón era un ser considerado cercano al mundo de los dioses y en las obras se le solía representar con unos rasgos característicos: barba postiza, símbolos del Alto y Bajo Egipto, una doble corona como signo de la unificación del país, cola de león, un látigo o una maza, entre otros atuendos significativos.
En las necrópolis, especialmente en las pertenecientes a la dinastía XVIII, los contornos son más “maleables” y los colores adquieren un grado más alto de realización, perfeccionando la representación de las imágenes del difunto en su tumba.
Las imágenes egipcias no se ajustan a los principios de la perspectiva, y la mayoría se encuentran de perfil. Son frecuentes las representaciones individualizadas de animales o seres humanos, en los que el cuerpo se compone a partir de unir las diversas partes del cuerpo. Algo que destaca en el arte egipcio es la utilización de la “perspectiva jerárquica”, que consiste en la representación con un mayor tamaño de aquellas figuras que tengan una mayor importancia en la obra. Por lo general, el arte egipcio es un arte que representa las cosas deseadas, tiende mucho a la idealización y también se encuentra plagado de convencionalismos.
Las pinturas realizadas en las tumbas eran muy frecuentes en la civilización egipcia. En este caso, la pintura ilustrada es la que se encuentra en la cámara funeraria de Tutankamón, conservada como un gran tesoro, ninguna obra es capaz de adentrarnos tanto en la actitud del faraón. En la cámara funeraria se encuentra el sarcófago del faraón. Esta habitación es la única en la que podemos presenciar pinturas en las paredes. La pintura representada es una pintura mural realizada sobre una capa de argamasa.
Las figuras representadas son de poca estatura. Algo muy llamativo es la falta de la “perspectiva jerárquica”, los personajes representados son prácticamente del mismo tamaño y altura, sin dar al faraón características diferentes a las demás figuras. El fondo de la pintura es de color dorado, representando la divinidad. Las figuras están representadas siguiendo una cuadrícula de veinte cuadros en lugar de dieciocho como solía ser habitual. . Las escenas están representadas para que se lean de derecha a izquierda, comenzando en la pared este (donde se representa al faraón sobre un trineo). La escena continúa en el muro norte, en el que podemos identificar tres viñetas. La primera de ellas representa la resurrección: el sacerdote Ay ( su sucesor), le realiza la apertura de boca al faraón con el objetivo de que pueda resucitar en la vida de ultratumba. La segunda se relaciona con la divinización: Nut, la diosa del cielo recibe al faraón. Este, porta sobre sus manos una maza y un anj, símbolo de eternidad. Por último, la tercera imagen se identifica con la vida de ultratumba: Tutankamón abraza a Osiris, que lo recibe en el mundo de los muertos. El faraón aparece acompañado de su ka. La composición continúa en la pared oeste (con unas escenas del Libro del Amduat) y finaliza en la pared sur con unas imágenes en las que se muestra al faraón con diversos dioses. De esta pared es de la que menos información disponemos, puesto que es la que se encuentra en un peor estado.
Esta pintura es una obra pictórica sensacional, de “fuertes” colores y con una gran precisión y realismo a la hora de representar las escenas. Es una obra de temática religiosa y mitológica y lo que trata de mostrarnos son las diferentes etapas que el faraón realizó para poder acceder a la vida de ultratumba.
El descubrimiento de la tumba de Tutankamón, junto a la gran cantidad de tesoros y enigmas que esconde, ha supuesto un redescubrimiento del arte y la cultura egipcia. El arte egipcio ha servido de inspiración a distintas concepciones artísticas posteriores: la escritura egipcia o el manuscrito iluminado son algunos ejemplos. Sin embargo, como apunta Fernando Estrada en su libro “Entender y amar el arte egipcio”, “el arte egipcio es capaz de seducir y atrapar el espíritu de quien lo contempla, sin embargo, no llega a revelar todos sus secretos”