Un Curioso Caso En Nueva York
Introducción
En mis veinte años como agente de policía, nunca había vivido algo así, era una medianoche del 12 de noviembre de 1885 cuando nos llegó una llamada desde centralita, acudimos lo antes posible, pero ya era tarde, un hombre había sido hallado muerto en su piso, en uno de los rascacielos más importantes de todo Nueva York. Lo curioso era que su muerte la había provocado un extraño animal, puesto que el cuerpo presentaba heridas de una mordedura que no podía ser humana, me atrevería a decir que tampoco animal, ya que cómo podía llegar semejante bestia a un décimo noveno piso.
La víctima era un conocido científico llamado Wilfred Stevenson, cuyo último trabajo había sido muy bien recibido por toda la comunidad científica y que planteaba una vacuna contra la rabia en seres humanos.
Desarrollo
Debido a este reciente éxito, decidimos seguir esa línea de investigación y presentarnos en su laboratorio para buscar más pruebas sobre este espantoso asesinato. Al llegar allí nos atendió Alexander Einstein, decía ser su socio más cercano, me pareció muy raro su comportamiento, tenía las manos sudorosas y no paraba de mirar su teléfono móvil, eso nos hizo sospechar desde el primer momento. Einstein nos contó que la última vez que vio a su compañero fue la noche antes del extraño asesinato, también nos contó que lo notaba un poco ausente y distraído, tenía mucha prisa por irse a su casa a investigar una nueva tesis en la que estaba trabajando, pero nunca le llegó a contar a su socio de qué se trataba. Lo único que nos dijo fue que había quedado días antes con una compañera de profesión, que era la única que sabía de qué se trataba su nuevo proyecto, esta mujer era Anna Prado.
Acto seguido decidimos localizarla y trasladarnos hasta su vivienda en las afueras de Manhattan, al llegar nos percatamos de que la puerta de su casa había sido arrancada de cuajo y no parecía haber nadie en su interior, mi equipo y yo entramos con cautela y descubrimos una casa desvalijada, parecía incluso abandonada, aunque sospechábamos que no era así, seguimos adentrándonos en la vivienda y descubrimos una apertura en una de las paredes, curiosamente había sido tapada sin mucho éxito con un mueble, al apartarlo descubrimos un lúgubre y largo pasillo, las Mi compañero y hermano Michael decidió ir por un camino y yo decidí seguir el rastro de sangre.
Llegué a una especie de laboratorio secreto donde encontré diversos expedientes, archivos y documentación, a la vez que unas extrañas imágenes de lo que parecía un ser con aspecto humanoide, me atrevería a decir que se trataba de una especie de mujer lobo, pero, eso era imposible, ¿no es así? Sentí un mal presagio y un escalofrío recorrió mi cuerpo, solo pensaba en encontrar a Michael y salir de allí corriendo cuando de repente oí una especie de rugido y seguidamente unos tiros, me paralicé por unos segundos, when pude reaccionar salí running in busca de mi compañero, pero ya era tarde, su cuerpo yacía en el suelo, ensangrentado, me apresuré y le pedí a todos los dioses que salvaran a mi hermano, pero él solo llegó a decirme unas pocas palabras: Wilfred, hermano, siempre admiré tu valentía y tu saber estar, yo ya no perteneceré a él, pero sé que el mundo se queda en buenas manos gracias a gente como tú. No me queda mucho tiempo, tienes que salir de aquí, se trata de una bestia…
Una lágrima cayó por mi mejilla, no me lo podía creer, pero tenía que actuar, llamé a mis compañeros cuando poco después sentí una respiración agitada a mi espalda, casi como un acto reflejo me giré y allí estaba, era una bestia enorme, una mezcla entre un lobo y una mujer, me percaté de que llevaba una especie de colgante en su cuello, me resultaba familiar lo había visto antes en una de las fotografías de la casa, se trataba de Anna Prado.
Conclusión
Después de varios zarpazos quedé inconsciente y cuando me desperté estaba en una camilla de una ambulancia, uno de mis compañeros que se encontraba conmigo me dijo que habían abatido a la bestia así que pude respirar aliviado sabiendo que habíamos librado al mundo de un monstruo.
Semanas después descubrimos que se trataba de un experimento fallido del doctor Stevenson en el que con la ayuda de la doctora Anna Prado, habían experimentado con humanos, lobos y perros para crear un ser superior y venderlo como arma militar, ¿hasta dónde puede llegar la codicia humana? Año tras año recordamos a mi compañero y hermano Mike, al igual que a todos los compañeros que como yo luchamos por la seguridad de nuestros ciudadanos.