Un Recorrido Por La Arquitectura De Viviendas
Introducción
Como objeto principal de la investigación, el modelo arquitectónico a estudiar es el de las viviendas colaborativas o cohousing. No obstante, es necesario presentar un poco más en profundidad los distintos modelos arquitectónicos de vivienda social y colectiva que existen: sus orígenes y su evolución a lo largo de la historia de la arquitectura. El siguiente análisis es un recorrido por obras construidas que para nada pretenden ser leídas como una lista canónica de edificios, ni son el top-ten de la vivienda colectiva. Como Fernández Per y Mozas escriben en el prólogo de su libro 10 historias sobre vivienda colectiva, los siguientes proyectos.
Desarrollo
“Han sido elegidos como se elige a los amigos: porque a pesar de sus defectos, merecen la pena”. Merecen la pena si, como en el caso que nos atañe, de todos ellos se puede sacar al menos un aspecto que se pueda considerar como antecedente o prueba, de lo que nos interesa, de las arquitecturas de hoy, de las arquitecturas de cohousing. Evolución de los modelos residenciales de vivienda colectiva. En la primera década del siglo XX comienzan a surgir nuevas formas urbanas como la “ciudad-jardín”. Definida como una ciudad autosuficiente “ideal” que aparece como primera experimentación en Inglaterra y que se proliferó con velocidad a países como Alemania o los Países Bajos.
En la ciudad alemana de Dresden, encontramos uno de los ejemplos más notables de este tipo arquitectónico: Hellerau, proyectada por Richard Reimerschmid, Hermann Mathesius y Heinrich Tessenow. En este momento histórico había un sentimiento generalizado de compromiso con las ciudades, con la búsqueda de nuevas formas que mejoraran la calidad hasta entonces deficiente de la vivienda pero en proyectos todavía de alta densidad. En aquel entonces, la normativa europea sobre edificación se focalizaba en la mejora de las condiciones de vida. Atendiendo a estas consideraciones, el diseño de la vivienda se centraba en aspectos como el proporcionar ventilación.
En cuestiones higiénicas básicas, y en temas de preservación de intimidad, espacios exteriores y creación de espacios sociales. Conviene resaltar la actuación en París de Henri Sauvage en el ámbito de la vivienda de bajo coste, cuyas ideas se centraron en sustituir las rígidas fachadas del París de Haussmann por nuevas construcciones con fachadas escalonadas con el objetivo de conseguir que la luz y el aire, tan buscados en las actuaciones de la época, penetrasen hasta los interiores de las viviendas como respuesta a las calles lúgubres y angostas parisinas. El bloque de viviendas en la Rue Vavin fue el primero en el que la idea se plasmó con éxito; el interés concreto por mejorar la calidad del entorno.
El segundo bloque, en la Rue de Amiraux, fue completado una década después. Pasada esta primera década del siglo XX, en la segunda, la arquitectura se debate entre dos modelos: la tradicional vivienda hasta entonces común entre la clase trabajadora europea, mal orientada, mal distribuida, estancias en alcoba, sin ventilación, etc. Y el modelo que empezaba a sugerir la tendencia de ciudades jardín de viviendas en hilera. Ante esta indecisión generalizada aparecen los primeros modelos que proyectan viviendas a medio camino los dos tipos planteados, tal es el caso del Complejo Justus Van Effen, de Michiel Brinkman en Spangen, Rotterdam.
Se trata de una tipología de viviendas adosadas y manzana cerrada con patio interior comunitario, rasgos que lo sitúan entre lo individual y lo colectivo, lo público y lo privado, dando a la calle el papel de elemento de conexión. Brinkman plasmó en Spangen unas innovadoras ideas y reflexiones sobre el sentimiento de comunidad aun sin despreciar las individualidades, protegiendo la intimidad que se había perdido en las casas alcoba y promoviendo al mismo tiempo la vida comunitaria como principal objetivo. Proyectos como este comenzaban a reflejar con esperanza los avances que se estaban consiguiendo en el ámbito de la mejora de la calidad de vida que a principios de siglo se planteó.
Ventajas entre las que encontramos la introducción de la ventilación cruzada en las viviendas, así como de las instalaciones de calefacción, gas y vertedero de basuras, todas ellas consideradas como grandes pasos hacia el avance. Los mencionados méritos del Complejo Justus Van Effen de los años 20 dejaron de serlo en los 60, cuando el proyecto empezó a decaer, los vecinos abandonaban sus deterioradas viviendas. Tras varios intentos de revivir el proyecto con modificaciones, finalmente en 2002 mediante una estrategia de promoción se consiguió recuperar y crear un sentimiento de pertenencia entre los residentes resistentes.
A los que en términos publicitarios se les denominó Just-believers, ciudadanos que creyeron firmemente en las ventajas de la vivienda colectiva, dentro de la ciudad consolidada. Será a partir de la década de 1930 cuando la calidad del interior de la vivienda pase a ser realmente el objetivo principal de los arquitectos de la época. Si hay una ciudad que explique este cambio por sí misma, ella es Viena, el claro reflejo de ese cambio ideológico, de cómo afrontar ahora la nueva arquitectura. Tras la I Guerra Mundial, y durante algo más de diez años, en Viena se construyeron aproximadamente unas setenta mil viviendas con un programa de construcción más que ambicioso para albergar a grandes cantidades de personas.
Conclusión
El modelo elegido para ello fue el hof (patio interior del bloque cerrado alrededor del cual se construían estas viviendas obreras.) La gran obra de los Hof se le puede atribuir a Karl Ehn, con la construcción del Karl Max Hof levantado entre 1926 y 1930. Las viviendas de este proyecto se caracterizaron por recoger por primera vez en su programa equipamientos como escuela o lavandería, y zonas comunes, donde de verdad se buscaba ubicar a la vida en común entre sus vecinos, una vida conjunta como escapatoria y alternativa a las mínimas viviendas, cuyo único objetivo era el de albergar a sus habitantes para las funciones más básicas.