Una Mirada Hacia Los Ideales De Una Estudiante

Considerando la prodigiosa afirmación de Carlos Tünnermann Bernheim (1900) “La universidad es la institución cultural y científica por excelencia creada por el hombre. Nacida del espíritu corporativo de la Edad Media, constituye uno de los aportes más singulares de la cultura occidental.” Vemos hoy en nuestra sociedad una desfiguración de tal pulcra imagen de la universidad, especialmente aquellas de carácter público. Esta situación posiblemente se debe a todas las problemáticas que han persistido en estas instituciones, desde la falta de financiamiento hasta los inminentes actos de corrupción; la prolongada lista solo aumenta la denigración y generalización hacia todas las instituciones públicas de educación. Es de destacar que la universidad afortunadamente tiene garantizada su autonomía académica, administrativa y financiera por lo que está bajo su responsabilidad el adecuado cumplimiento de sus funciones; en tanto, la universidad constituye la principal vía de formación profesional y cuya finalidad en este caso es precisamente la preparación eficiente de los recursos humanos necesarios para lograr progreso y desarrollo en el país. (Suárez, 2018) Claramente la universidad no se limita simplemente a la enseñanza de conocimientos y saberes, la academia extendida a las múltiples dimensiones de la vida humana desempeña funciones bien delimitadas.

La universidad de la Amazonia como entidad pública de educación superior establece en su misión la formación integral de un talento humano idóneo para asumir los retos del tercer milenio a través de una educación de calidad, amplia y democrática, a nivel de pregrado, posgrado y continuada. ( Misión y Visión, 2013). Si revisamos el grado de cumplimiento de la universidad sobre sobre lo anterior planteado, evidentemente encontramos que existen algunas falencias; el educando con frecuencia manifiesta su inconformidad en general no solo por el sistema educativo nacional, sino también sobre otros aspectos propios de nuestra universidad. Es precisamente nuestro deber proclamar estas deficiencias y nuestro fin trabajar en su pronta solución; pues de nada sirve especular sobre lo que “hace falta” si no se acepta la responsabilidad que tenemos para contribuir al mejoramiento de nuestra Alma Máter. Por otra parte, si lo que se busca es lograr un cambio significativo, se hace necesario un compromiso conjunto de toda la comunidad universitaria, a modo que la universidad que queremos inicia con nuestros ideales, pero se concreta con nuestras acciones.

Se abordara entonces desde este ensayo aquellos aspectos que requiere fortalecer la universidad a fin de suplir las necesidades de nuestra región. La Universidad de la Amazonia plantea específicamente en su visión la permanente acreditación social, el reconocimiento y liderazgo en la construcción, apropiación, adecuación, implementación y difusión de procesos académicos, científicos, investigativos y de proyección a la comunidad; preferencialmente encaminados a la búsqueda del desarrollo humano sostenible de la región amazónica. ( Misión y Visión, 2013). Para ello necesitamos identificar previamente las falencias que han persistido a lo largo de la historia de nuestra universidad; proponer soluciones simplemente es un paso, realmente nos espera un camino con mucho esfuerzo para llegar a la universidad que queremos. A modo que el presente ensayo va dirigido a todas personas interesadas en conocer una perspectiva diferente de las principales problemáticas que aquejan nuestra universidad.

La universidad es un instrumento de enseñanza y aprendizaje en el cual se sustenta la educación; uno de los derechos fundamentales del hombre. Desde esta perspectiva, lo adecuado sería que todos los jóvenes tuvieran acceso también a la educación de nivel superior, pero lo cierto es que la formación como profesionales les va a unos pocos. Si bien hay jóvenes en condición económica desfavorable que por sus méritos alcanzan la universidad, no todos llegan a culminar exitosamente su carrera debido a los retos que deben enfrentar. Según un informe dado por el Banco Mundial en el año 2018, Colombia ocupa el segundo lugar en América Latina con mayor tasa de deserción universitaria, de acuerdo con este estudio se estima que el 42 % de los estudiantes que ingresan a planteles educativos termina desertando en los primeros años. (El Espectador, 2018) Otro hecho que impide el acceso a la educación superior es la reducida cantidad de cupos para estudios de pregrado y posgrado, de esta manera, aunque existe una gran demanda de servicio, la selección se limita a un pequeño número de personas; además, otra situación que reduce la oportunidad de ingreso a la universidad lo constituye el flagelo del denominado mercado negro de cupos o las llamadas “palancas”. Aquí he de recordar uno de los escándalos más sonados de la Uniamazonía sucedido en el año 2010, bajo el nombre de “Fami-empresas” la misión de la universidad se había desviado para atender a los intereses económicos, politiqueros y laborales de las familias privilegiadas de los miembros del consejo superior universitario y de otros personajes ligados a la institución (AlaOrilladelRío, 2017) Con el anterior panorama, se busca entonces abogar por una universidad al alcance de todos, una universidad que como institución pública brinde becas en beneficio de los de más bajos recursos y de esta manera pueda reducir en lo posible el grado de deserción de la comunidad estudiantil, una universidad que amplié su oferta académica y fortalezca la cantidad de cupos por programa en pro de generar nuevas oportunidades, y así también, una universidad que cumpla con los estatutos y que de acuerdo a la normatividad realice objetivamente el proceso de selección de los aspirantes. Cabe mencionar también que para que tales condiciones se propicien, la universidad requiere realizar grandes inversiones tanto en infraestructura como en la contratación de más recurso humano.

Proclamo la universidad como un espacio libre de estigmatizaciones, persecuciones, discriminación o cualquier otra manifestación de violencia hacia sus estudiantes, docentes y administrativos. Con ello se busca que no vuelvan a repetirse aquellos acontecimientos que en el año 2009 marcaron la historia de la comunidad estudiantil. Cuando se inició el debate sobre el financiamiento de la universidad pública, un grupo de estudiantes y docentes que se movilizaron para exigir mayor calidad académica y democracia fueron blanco de persecuciones. “La administración en ese entonces se valió de la represión académica, la desaparición de asignaturas ya tomadas en el sistema de registro académico y más adelante llegarían procesos disciplinarios y chantajes jurídicos para atemorizar a los estudiantes y profesores, el acoso laboral y la expulsión de estudiante de la universidad; con ello buscaban reprimir cualquier brote de inconformismo en el futuro” (AlaOrilladelRío, 2017). Abogo también por la universidad como un espacio para el encuentro cultural; esta debe atender a la formación profesional de estudiantes pertenecientes a diferentes etnias y grupos indígenas. La universidad debe salvaguardar especialmente los derechos de los más vulnerables como lo son aquellos estudiantes víctimas del conflicto armado, ex combatientes y de todos los jóvenes que presentan algún grado de discapacidad.

El rol del docente es fundamental en todos los niveles del proceso de educación, pero la enseñanza universitaria constituye un reto mayor para el educador. El docente universitario requiere no solo impartir los conocimientos necesarios para la práctica profesional, sino que debe impulsar en los estudiantes el desarrollo integral de sus capacidades sociales, comunicativas, afectivas y cognitivas. Como afirma Ghenadenik (2017) “la reflexión sobre la tarea de la docencia universitaria es clave para el mejoramiento de los profesionales que egresan. La transmisión de un saber es apenas una de las dimensiones pedagógicas que hacen a la formación universitaria, por lo que es necesario un planteo más abarcativo de la revisión de la tarea docente. Esto implica que quienes enseñan en un nivel universitario no solamente sean expertos en sus materias, sino que además cuenten con herramientas que permitan integrar a los alumnos, fomentar su autonomía y favorecer su formación crítica” (pág. 41). Por otra parte, la universidad tiene la obligación de cumplir con lo establecido en el estatuto para la contratación transparente del personal docente; la universidad en todo lo posible debe evitar actos de ilegalidad como es el nombramiento de personal sin la realización previa de convocatorias públicas. Este hecho perjudica directamente a la universidad y reduce los beneficios para los estudiantes, pues como es sabido, una parte considerable del presupuesto va dirigido a retribuir el salario de los contratados; si estos no laboran según su función y de acuerdo a las necesidades de la universidad, el capital invertido se da por perdido. Ahora enfocándonos en nuestra alma máter, el Artículo 3° del Estatuto docente define justamente al profesor o docente de la Universidad de la Amazonia, como “la persona natural que se dedica por cuenta de la Institución al ejercicio de la docencia en una rama de la ciencia, del arte o de la técnica, al trabajo de investigación o de extensión Universitaria” (AMAZONIA E. C., 2019). La clasificación general del educador en la Uniamazonía presentada en el Artículo 4°, corresponde a docentes de carrera, ocasionales, catedráticos y especiales/visitantes. Se busca con esto plantear la discordancia relacionada al número actual de docentes, pues se conoce que la universidad cuenta con una cantidad mayor de profesores de catedra en contrataste con la cantidad reducida de profesores de planta. La universidad en tanto es responsable de la calidad educativa debe velar así por el carácter de los educadores, aunque a consideración, la calidad en la educación no depende esencialmente de que tan satisfactorios son los recursos sino que depende exclusivamente de la disposición y el grado en que asume el estudiante su proceso de formación a fin de llegar a su plena realización.

El ambiente universitario debe salvaguardar en armonía la relación comunicativa entre sus académicos y estudiantes; se exige de esta manera que la universidad promueva las normas de convivencia para evitar conflictos entre ambas partes. Aunque este tipo de situación no es muy frecuente en la Uniamazonía, es también obligación de la universidad realizar un seguimiento a los posibles casos de abuso de autoridad por parte del docente hacia el estudiante. La universidad debe resaltar la práctica de los valores humanos, pues estos constituyen la verdadera autenticidad y dignidad del hombre, la universidad desde la educación debe formar personas con sentido crítico, con facultad de análisis y con capacidad de reflexión; pero ante todo debe formar hombres con una dimensión ética y moral bien determinada. Lleva razón Alfonso Llano Escobar, columnista y experto en bioética al afirmar que “si el hogar, el colegio, la universidad se contentan con formar la inteligencia, sin cuidarse de formar con valores la personalidad, corren el peligro manifiesto de formar bárbaros, científicamente competentes, que es el tipo más peligroso de profesionales con que cuenta hoy el país”. (Escobar, 2012) El espacio académico así mismo debe ser cuna de hombres comprometidos a mitigar las problemáticas de nuestra región, hombres que desde la aplicación del conocimiento procuren la transformación colectiva de nuestro país.

El estudiante como parte esencial de la academia tiene la responsabilidad de conocer el espacio donde se desarrolla su formación, es importante que conozca la ubicación y estado de las instalaciones; pero es fundamental que esté al tanto de la normatividad, que consulte el estatuto estudiantil, que se informe sobre todas las actividades proyectadas hacia la ciencia, la tecnología, el arte y la cultura en las que puede participar (talleres, foros, congresos, diplomados, proyectos de investigación), que utilice los servicios que le dispone la universidad (biblioteca, bienestar universitario, radio en línea, periodo virtual), que identifique las oportunidades de financiamiento de la matricula (crédito ICETEX, beneficio Jóvenes en Acción). Si bien la universidad tiene aspectos adversos que son válidos proclamar, no todo es negativo, nuestra universidad también posee cosas buenas que resaltar; muchas de ellas han tenido un proceso de desarrollo lento, pero hoy están allí para ser aprovechadas por toda la comunidad universitaria. Se trata precisamente de trabajar en el fortalecimiento de aquellos instrumentos, servicios y bienes de los que la universidad en el presente dispone; procurando su idónea divulgación en beneficio de todos.

La universidad de la Amazonia cuenta con seis campus distribuidos en el departamento del Caquetá. Cada espacio tiene una función específica, así por ejemplo, el campus Porvenir es el principal y alberga el mayor número de estudiantes de pregrado y posgrado de la universidad, el campus centro aunque de menor extensión alberga a los estudiantes de varios programas académicos, el campus social está disponible para las actividades de integración y recreación, la Granja Santo Domingo dedicada a la explotación pecuaria, la Granja Balcanes desde la cual se apoya los procesos formativos que demandan las familias, el Centro de Investigaciones Amazónicas Macagual y la más reciente sede Yari. Es de destacar también el trabajo realizado por la universidad en cuanto a la conservación de los recursos naturales; la universidad plantea el objetivo preciso de establecer el Plan de gestión Ambiental con el fin de prevenir, corregir y/o mitigar los impactos que se causan al ambiente en cumplimiento de la misión institucional mediante la generación de una cultura ambientalmente responsable en la comunidad universitaria (Plan de Gestión Ambiental, 2008). Es conveniente seguir trabajando desde asignaturas como URMA para fortalecer en los estudiantes el sentido de pertenencia no solo por la universidad sino también por nuestra región; precisamente por esto, la universidad desde su enfoque de formación socio-humanista incluye esta asignatura en la mayoría de programas.

Otro de los aspectos sobresalientes a mencionar de la universidad es que cuenta con una División de Bienestar Universitario. Este programa tiene como función contribuir a la formación integral de cada uno de los miembros de la comunidad universitaria mediante el desarrollo de programas y proyectos que permitan la convivencia y la tolerancia entre los integrantes de la comunidad conjugando la actividad académica y laboral (Amazonia, 2013). Como lo menciona el jefe Bienestar universitario, Wilmer Rúa “Es una de las responsabilidades hermosas que tiene la universidad desde que inicia un periodo académico y cuya misión y visión al unísono busca permanentemente consolidar con creses la vocación, la adaptación, la retención y la permanencia estudiantil” (Rua, 2018). A través de este programa los estudiantes pueden acceder a servicios como los de salud y prevención, este espacio cuenta con profesionales que se encargan de asistir a los estudiantes en áreas como la de medicina general, odontología, psicología, fisioterapia, optometría y acompañamiento a través del CENASE (centro amigable para la reproducción sexual y afectiva). Los anteriores servicios al ofrecerse de forma gratuita, son de gran conveniencia especialmente para aquellos estudiantes que no disponen de recursos económicos suficientes para la obtención de servicios particulares, además que estos se encuentran disponibles en un espacio físico relativamente cerca. En cuanto a las actividades de deportes y recreación, este espacio permite a los estudiantes integrarse en cualquier categoría que permita desarrollar sus habilidades deportivas y/o artísticas, y de esta manera proyectarse para la competencia y representación a nivel nacional. Es preciso aclarar que para participar de estas actividades el Estatuto estudiantil (Acuerdo 95) establece previamente unas condiciones. Por otra parte, la vinculación y el cumplimiento de los requisitos en cualquiera de las actividades da al estudiante un porcentaje de descuento que se aplica al valor de la matricula disponible para el siguiente semestre académico (AMAZONIA C. S., 2005). Para los estudiantes interesados por el arte y la cultura, el programa de bienestar universitario cuenta con grupos de danzas (danzas Folclóricas, danzas Urbanas y Rumbaterapias), grupos de música (música andina- WAIRA y música Vallenata) y un grupo de teatro, estos dirigidos a la integración no solo de estudiantes, sino también de docentes y administrativos. En el caso de que un miembro de la comunidad universitaria necesite de asesoría espiritual, la universidad dispone de un Capellán, el Presbítero William Augusto González; para el caso de los que pertenecen a la iglesia Católica. También ofrece su servicio espiritual Willington  Ordoñez, pastor de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia, Cristian Campo Jiménez, líder de la Iglesia cristiana Aliento Filadelfia Florencia y Andrés Gómez, líder de la Cruzada Estudiantil y Profesional de Colombia (CEPC). Hay un problema que es posible identificar en cuestión del acompañamiento espiritual, este radica en que la universidad no cuenta con un lugar específico donde se preste el servicio; aunque se han dado propuestas sobre la construcción de un espacio disponible únicamente para la actividad religiosa, pero no ha sido posible materializarse, pues si bien un gran porcentaje de la comunidad universitaria manifiestan su fe en el catolicismo, hay quienes abogan por otras religiones; en tanto la universidad busca defender el derecho de igualdad ante las necesidades de toda la comunidad. La universidad a través del programa de bienestar universitario brinda también un apoyo socio-económico para los estudiantes de pregrado quienes pueden acceder a un subsidio alimentario, el cual se basa en el suministro de desayuno y almuerzo al estudiante durante cada semestre del año académico. Con esta ayuda, la universidad busca garantizar la permanencia y disminuir la deserción de los estudiantes en la universidad, así como la de dar continuidad al beneficio mencionado. Con todo lo anterior, se hace notable como este subsidio representa una gran ventaja ya sea para aquellos estudiantes que no disponen de presupuesto suficiente para su adecuada alimentación o para aquellos que habitan en zonas muy distales.

La universidad cuenta también con la División Biblioteca e información científica a cargo de Liliana María Pérez (jefe de división). La biblioteca presta sus servicios en el campus Porvenir, el campus Centro y el campus Santo Domingo; esta se encuentra funcionalmente estructurada en cuatro áreas (oficina, procesamiento técnico, desarrollo informático y servicio al público). La edificación en la sede Porvenir es la más reciente y considerablemente moderna con una capacidad para atender promedio de  seis mil usuarios diarios, posee ventilación y aireación controlada; amplios espacios de circulación y cinco salas en las cuales se distribuye el conocimiento clasificado según el Sistema de Clasificación Dewey, ascensor para personas con limitaciones físicas que a la vez funciona como montacargas, música ambiental, ciento veinte puntos de datos, wi-fi con capacidad para cien usuarios. (Amazonia, 2013) Todas las anteriores condiciones propician el interés marcado de los estudiantes universitarios por acudir a este espacio físico donde se le posibilitan servicios como: el acceso en línea Opac, actividades de extensión y cultura, alerta bibliográfica, sala virtual, formación a usuarios, préstamos y reserva de material. En este punto, es importante también mencionar que a través del desarrollo de la plataforma Chaira por parte de la Unidad de Tecnologías de la Información de la Uniamazonía, los usuarios pueden acceder a bases de datos bibliográficas. Este sistema dispone de tres secciones; bases de datos suscritas, bases de datos libres y publicaciones y revistas. En cuestión, en esta plataforma se encuentran contenidos electrónicos (libros, artículos científicos y académicos, revistas, noticias, blog, etc.) relacionados a las distintas áreas del conocimiento humano. (Amazonia, DIVISIÓN BIBLIOTECA E INFORMACIÓN CIENTÍFICA, 2013) Sin duda, esto constituye una gran ventaja para la comunidad estudiantil al momento de realizar investigación para elaborar determinado proyecto o tarea, también para quienes disponen de tiempo libre y que navegan con frecuencia por la internet pueden aprovechar para leer cualquier contenido de su gusto y estimular de esta manera el proceso de comprensión, el afianzamiento de conocimientos y la adquisición de nueva información. Se le atribuye otro mérito a la universidad por haber desarrollado un portal web de revistas a través de la vicerrectoría de investigaciones y posgrados. Estas revistas son: Amazonia Investiga, Revista Facultad de Ciencias Contables, Económicas y Administrativas –FACCEA, FAGROPEC – Facultad de Ciencias Agropecuarias, Ingenierías & Amazonia, Momentos de Ciencia, Mundo Jurídico UDLA y Maestros y Pedagogía. Actualmente estas siete revistas con sus publicaciones aportan nuevas investigaciones, crean un espacio propicio para la divulgación científica y fomentan con ello la búsqueda de conocimiento entre la comunidad estudiantil. (Portal Revistas Uniamazonia, 2013) Sobre el portal de revistas, este mantiene un funcionamiento adecuado, la interfaz es dinámica y simple de usar; otro aspecto positivo de este, es que aquellos lectores que se registren disponen del servicio de notificaciones para nuevas publicaciones de las revistas. Estos aspectos que se han descrito anteriormente, favorecen considerablemente el proceso de formación de los estudiantes, pero es aquí donde se presenta el problema a delimitar; pues si bien estos recursos se encuentran disponibles a la comunidad estudiantil, se ha visto precisamente un desuso de estos instrumentos, se sabe que son pocos los estudiantes que acceden a las bases de datos bibliográficos y al portal de revistas de la universidad; entre las razones implicadas están el desconocimiento de estos medios por la falta de divulgación y la falta de interés personal por la investigación que requiere del proceso de lectura.

Con cada uno de los anteriores planteamientos sobre las obligaciones y/o deberes de la universidad, se dió respuesta al interrogante ¿cómo quiero mi universidad?, considerando que, si bien se presentaron sugerencias que moldean el ideal de funcionamiento, calidad y estructura de la academia; también se dio a conocer las bases actuales de nuestra universidad destacando de ella las condiciones favorables. Recapitulando, se propuso el acceso a la formación profesional como un derecho más, la universidad como espacio pacífico y de comunicación entre sus miembros, la evitación de actos ilícitos como el nombramiento de docentes sin convocatorias públicas y la selección de aspirantes a cambio de dinero, se expuso también algunos roles tanto del educador como del estudiante en el contexto universitario; por último se presentó información sobre las actividades, recursos y programas de los que dispone la universidad como complemento para la formación integral de los estudiantes. Así hemos de llegar a la definitiva, como señala Gerardo Daniel Juárez “si queremos cambiar algo, hay que iniciar por cosas muy concretas, pero realizables, logros que puedan ser pequeños, pero que nos lleven a un camino. Construir día con día ese futuro que deseamos para que la universidad retome el papel protagonista que le corresponde en el mundo científico y tecnológico, siempre con un enfoque humano, ésa es la tarea”. (Juárez, 2018)

Bibliografía

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