Valle-Inclán Y La Ironía Para Hablar De La Reconquista En Sonata De Estío
Sonata de estío es una de las sonatas escritas por Ramón del Valle-Inclán en las que relata las memorias del Marqués de Brandomín y que son narradas por él mismo personaje. Para referirnos a la ironía empleada por Valle-Inclán en esta obra, es importante enmarcarnos en el momento histórico en el que se publica la novela, así como el contexto en el cual el personaje principal se desenvuelve. También, es importante aclarar la idea de ironía, y de otros elementos que pueden complementarle como la alegoría y contragoría, de las cuales hablaré en este ensayo.
La obra fue publicada en 1903; unos cuantos años antes de la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas como colonias españolas. España estaba pasando por momentos difíciles y según Valero, la idea de una nueva identidad nacional “se hizo especialmente patente a partir de la pérdida de las últimas colonias en 1898”. Está identidad incluía una idea de fraternidad entre España y América y fue reforzada por literatos de la época de ambas partes del mundo; Valle-Inclán como uno de ellos.
En Sonta de Estío el autor ubica al protagonista en ese momento doloroso de comienzo de siglo en España y utiliza la ironía para hablar de un pasado fracturado y lleno de fantasías al que Castañeda se refiere como mito imperial español. Él apunta que “es posible encontrar en el texto de Valle-Inclán un esfuerzo por desmitificar esa construcción a través de la ironía que impregna el relato”. Ya que se pasaba por momentos difíciles, había necesidad de regresar al pasado; a aquellos tiempos donde el imperio dominaba; y es precisamente esta idea la que Valle-Inclán intenta criticar en su obra.
Retomando los tres elementos descritos al principio del ensayo, algunos autores hablan de ellos y los consideran importantes en esta obra de Valle-Inclán. El primero es la ironía, que como ya mencionamos, se usa para cuestionar el mito del pasado. La segunda es la alegoría que esta constituida según Rosaleny, “por la remisión a un pasado inalcanzable, […] la alegoría designa siempre la distancia en relación con su «origen”. En este caso, su origen es la conquista. Y finalmente, la contragoría que según Faverón-Patriau (ctd en Castañeda y García 200) es “la alegoría que contiene en su estructura la frustración de su impulso orgánico y monológico, la alegoría que se agrieta con la irrupción de la contradicción”. Estos tres elementos juegan un papel importante en la narración del protagonista, el marqués Brandomín.
Como una vista al pasado en la narración de Brandomín podemos hacer una relación entre él y los conquistadores del siglo XVI pues él mismo afirma ser descendiente de ellos al principio de la obra “Uno de mis antepasados, Gonzalo Sandoval, había fundado en aquellas tierras el reino de la Nueva Galicia”. Por otro lado, la niña Chole representaba América, la imagen de la mujer indígena ultrajada pero también representa a la Malinche, así como el marqués representa a Hernán Cortés, personajes importantes para la historia de la conquista de México. El amor al que el marqués se refiere al principio de la obra, Lilí, quien le fue infiel podría ser en realidad la verdadera América, aquella que se separó de su rey. Ambas mujeres, Chole y Lilí se convierten entonces, en América, una simbolizando a la que traicionó a su hombre (talvez por quedarse en manos de nativos américanos, o bien por la influencia del imperio estadounidense) y la otra a la que vuelve a sus brazos, lo que a su vez no deja de ser inónico puesto que no fue así como pasó.
En realidad, Brandomín tiene la idea de que nada está perdido y cree que el imperio aún sigue palpitando, en cierto sentido, busca huir de la realidad. Como bien apunta Spires, “nothing indicates that the narrator is aware of the irony of his remarks”. Por otro lado, Brandomín trata de hacer conexiones entre el mito de la España imperial y México y ve a este mismo como una extensión de su propio país. Ya que él le es leal a la corona y es un gran castisista, se siente admirado por lo que La niña Chole representa. Torrecilla dice que esa atracción:
representa su fascinación por un entorno apasidonado y primitivo, violento, noble y religioso, de señores y siervos; un entorno caracterizado por todas aquellas cualidades en que se fundamentaba la sociedad tradicional europea y que allí han desaparecido ya, definitivamente reemplazados por valores más prácticos y racionales.
El marqués, lejos de sentirse ajeno a aquel ambiente diferente y exótico, siente esperanza de recuperar lo perdido al encontrar algunos rastros de similitudes como el convento, por ejemplo.
Harris reafirma esta idea y apunta que “his conversation at the convent lamenting the loss of the Chruch’s power confirms his conservative politics”. En su idea de la España imperial, la iglesia tenía tanto poder y dominaba junto con la monarquía; elemento casí pérdido en México donde se percive una antireligiosidad bien marcada.
Por otro lado, el hecho de que la niña Chole también tiene sangre española puede verse como otro simbolo alegórico. Ella siendo criolla, y princesa maya, tiene superioridad por sobre los indios y negros que la sirven. En este sentido, ella se convierte en la herencia de esos conquistadores. Es decir, aunque en el presente de la obra, ya no hay conquistadores en México, ella sigue recordándoles a sus siervos que siguen siendo esclavos. Una de las partes que afirman esta idea, es el momento en el que hizo que el negro se tire al mar a matar un tiburón. “la niña Chole, con ese desdén patricio que las criollas opulentas sienten por los negros, volvió a él su hermosa cabeza de reina india, y en tono tal, que las palabras parecían dormirse cargadas de tedio en el borde de los labios, murmuró: -¿Acabarás?… ¡Sean los cuatro centenes!…”. Sin duda, la Chole en ese momento, simboliza la jerarquía que una vez representó España sobre los indigenas y que ahora representa ella por sobre sus sirvientes con sangre mezclada.
Otra idea propuesta por Torrecilla es la representación del papá y esposo de la niña Chole y antagonista amoroso de Brandomín como el nuevo régimen nacional de México. La obra:
presenta la imagen de un marqués decadentista que pretende con escepticismo recrear un pasado heróico, y que cuando surge un antagonista amoroso en la persona del padre incestuoso decide orillarse sin presentar batalla y reconocer el derecho de posesión que le asiste al “fiero mexicano”.
Lo interesante es ver nuevamente algo de ironía en la sonata por el hecho de que la niña Chole regresa a los brazos de Brandomín al final de la obra. Lo que quiere decir que de alguna manera hay una gran diferencia entre la realidad pasada y la ficticia. Por todo lo anterior podemos ver un intento por el narrador de tratar de cambiar la historia, volviéndola a vivir pero cambiándole el final en el que en vez de que América se separe de España y se independice, vuelve a sus brazos y formen un anexo de esa España. El hecho de que Brandomín nunca haga un comentario acerca de lo deprabante que es que la niña Chole esté casada con su padre, sino que la juzgue por su pecado, es también otra manera irónica de decir que aunque la quiere suya, él padre es su verdadero dueño.
En cuanto a la contragoría de la obra, Castañeda y García afirman que:
el más profundo desencuentro contragórico que marca Sonata de estío y revierte su aparente final positivo es efecto de la operación desmitificada del irónico narrador Brandomín, quien se encarga de establecer un vínculo y un quiebre entre el viaje a México de su yo juvenil y la llegada de Hernán Cortés al territorio tres siglos antes, así como entre la conquista a pequeña escala de una mujer y la conquista como empresa imperial (205).
Según lo dicho, a pesar de que el narrador intenta crear un final feliz, opuesto al que la historia presenta, ese final trae consigo algo de ironía pues deja en entredicho esa fantasía de heroísmo que caracteriza a Brandomín. La niña Chole en realidad llega a sus brazos no porque el haya luchado por ella sino simplemente como obra del destino. En este sentido, también hay un quiebre entre el mito imperial y la realidad.
Harris apunta que “La niña Chole’s body is the place where the colonial desire coincides with romantic desire. The narrator reveals her metaphorical role with romantic desire”. Es aquí donde el amor y la conquista se dividen, puesto que la niña Chole ha sido, eso, el amor y la tierra américana ahora deseada. Al terminar la obra con el encuentro entre ambos, aparece como ya lo mencioné, un tanto de ironía por el hecho de que en términos románticos, puede ser que Brandomín haya alcanzado esa fantasía de poseer a la mujer, más no a la tierra. De cierta manera, el hecho de que el marqués haya tomado posesión sobre La Niña Chole, es una manera de hacer ver el dominio de el hombre español solo la mujer indigena. Sin embargo, como no hubo tal posesión, sino una voluntaria entrega por parte de ella, eso también rompe el mito. Cabe mencionar que las tierras conquistadas siempre han sido vistas como la mujer y América era la Chole, una india bonita, aunque ya no virgen.
Para concluir, otro punto clave que no se puede hacer a un lado y que puede tener también una lectura irónica, es la manera en la que el marqués reacciona ante la fantasía que el mayordomo tiene acerca de lo bandoleros es el momento en el qué el mayordomo le cuenta su idea de hacer emperador a Don Carlos V. “desde que llegué a esta tierra tengo un pensamiento. Sépalo vuecencia: Quiero hacer emperador a Don Carlos V”. Brandomín se burló de ese pensamiento ya que el mayordomo quería devolverle las “indias” a España cosa que para Brandomín resulta imposible. Esta puede ser la única parte en la que el marqués se acerca más a la realidad del comienzo de siglo y al burlarse, rompe con ese mito de que las Américas se podrían recuperar después de dos siglos.
La ironía es algo que Valle-Inclán utiliza a lo largo de la obra para criticar ese ideal y esa fantasía latente en la España de comienzos del siglo XX donde había mucha gente que aún creían en esos conquistadores heróicos, en esa España imperial y en ese deseo de la reconquista debido a un presente doloroso. La ironía es entonces ese marco y común denominador de la obra dentro de la cual encontramos otras herramientas que le dan vida como la alegoría y la contragória. Estas la llenan de fuerza para desmitificar ese discurso imperialista. Aún cuando Valle-Inclán tenía tintes conservadores, él mismo luchaba contra esas ideas de volver al pasado y esta obra es un intento por sepultar ese mito imperial y abrir paso a una hermandad entre todos los países hispanoparlantes; sobre los que ya no tenía dominio, sino solamente historia, lengua, y otros aspectos compartidos.
Trabajos Citados
- Castañeda, Luis, H. “El mito imperial español en Valle-Inclán: Una lectura alegórica de la ‘Sonata de estío’. Hispanófila, no. 171, 2014, pp. 201-216.
- Castañeda, Luis H., y Laura Lesta García. ‘Los romances contragóricos de Valle-Inclán: Idealización y desmitificación del pasado en el cuarteto de las Sonatas.’ Cincinnati Romance Review no. 38, 2014, pp.199-215.
- Harris, Amanda Nolacea. “Imperial and Postcolonial Desires: “Sonata De Estío” and the Malinche Paradigm.” Discourse, vol. 26, no. 1/2, pp. 235–257.
- Raga Rosaleny, Vicente. ‘Alegoría e ironía: Paul de Man y la ironía posmoderna.’ Thémata. Revista de filosofía no. 39,2007, pp. 491-497.
- Spires, Robert C. “Postcolonial Discourse in “Sonata De Estío” Anales De La Literatura Española Contemporánea, vol. 26, no. 3, 2001, pp. 743–757.
- Torrecilla, Jesús. “Exotismo y Nacionalismo En La Sonata De Estío.” Hispanic Review, vol. 66, no. 1, 1998, pp. 35–56.
- Valero Juan, Eva. ‘La fraternidad hispano-americana a debate: el diálogo cultural del 98.’ Kamchatka, no.9, 2017, pp. 25-45.