Violencia De La Mujer Vivida En Pandemia
Introducción
Para comenzar este ensayo, nos debemos situar en el marco de una pandemia mundial provocada por el virus Covid-19 originado en China el año 2019, el cual se considera una epidemia alarmante por sus altos niveles de propagación y gravedad en todo el mundo. Es por esto, que nos hemos visto obligados a nivel global y particular a tomar medidas de confinamiento y cuarentena, lo que ha provocado diferentes consecuencias, tanto social, económicas, políticas, como también personales. Bajo el contexto descrito, quiero evidenciar y problematizar cómo la violencia contra las mujeres se ha agudizado bajo esta tremenda crisis sanitaria.
Desarrollo
Situándome particularmente en Chile. Muchas mujeres han tenido la obligación de permanecer en sus casas y muchas veces junto a sus agresores, por lo tanto, se han visto más expuestas a este tipo de violencia patriarcal. Ante esto nos debemos plantear la siguiente pregunta: ¿Cómo las consecuencias de esta crisis sanitaria se ven reflejadas en la violencia de género contra mujeres en los hogares de nuestro país? Para responder lo anterior debemos definir qué es la violencia de género contra las mujeres. Las Naciones Unidas en la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer la describe como:
A los efectos de la presente Declaración, por ‘violencia contra la mujer’ se entiende todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada (ONU). Además cabe señalar que lo que diferencia a este tipo de violencia de otras formas de agresión y coerción es que el factor de riesgo o de vulnerabilidad es el solo hecho de ser ‘mujer’. La violencia de género tiene más bien un trasfondo estructural.
Debido a los cimientos de las construcciones sociales, en el cual, la mujer siempre ha tenido un papel inferior y/o de sometimiento frente al sexo masculino en el que este tiene un rol protagónico y dominante, lo que se traduce en brechas de género y desigualdades. Por tanto, la agresión y/o maltrato no representan actos o casos aislados, sino más bien vinculantes. Esta violencia pone al hombre en un papel ventajoso, quien utiliza este elemento de poder y superioridad para asignar, autorizar y controlar el cumplimiento de responsabilidades socialmente atribuidas a las mujeres, también es preciso atender al hecho de cómo algunas mujeres violentadas acumulan y proyectan violencia hacia sus hijos.
En medio de esta crisis sanitaria, las integrantes de la Comisión especial encargada de conocer iniciativas y tramitar proyectos de ley relacionados con la mujer y la igualdad de género de nuestro país hicieron un análisis de las denuncias sobre violencia intrafamiliar que se han registrado hasta marzo del presente año, así como las complejidades y desafíos que plantea la emergencia sanitaria y las cuarentenas, destacando lo siguiente: De acuerdo a la información disponible en Carabineros de Chile. Los llamados al 149 (línea de denuncias “fono familia”) en marzo de este año sumaron un total de 1.698 lo que implica un aumento de 20% si se compara con la misma fecha, pero del año pasado.
Además, según información obtenida por el Ministerio de la Mujer, en nuestro país, desde que empezó la pandemia, ha existido un aumento al menos del 70 por ciento en las llamadas de emergencia por casos de violencia contra mujeres por otra parte, en lo que respecta de año llevamos un total de 14 femicidios consumados y 40 femicidios frustrados según datos entregados por el SERNAMEG. La violencia contra la mujer se ha acrecentado, esto se puede explicar debido a que, se han limitado las redes de apoyo necesarias para aquellas mujeres que son víctimas y sufren violencia, también, muchas terapias se vieron interrumpidas alterando el proceso de sanación y superación debido al confinamiento.
Además, se evidencian situaciones de alto riesgo, como lo es dejar a las mujeres en aislamiento junto a sus agresores, en muchos casos en hacinamiento, con estrés adicional y angustia de por medio, por razones de encierro, pérdida de trabajo, incertidumbre y ansiedad producto de esta crisis sanitaria. Así, estos factores mencionados condicionan la aparición de nuevos casos de violencia contra la mujer. Con base en esta información y a investigaciones realizadas es posible coincidir en que muchas mujeres soportan y aceptan silenciosamente la violencia, ya que dependen económicamente del agresor.
También, en algunos casos la falta de servicios, los obstáculos para acceder a un empleo remunerado y la situación socioeconómica precaria contribuyen a una falta de autonomía y valentía de realizar una denuncia. A partir de lo expuesto es necesario dar ayudas y fomentar políticas públicas que promuevan el desarrollo personal en las mujeres y que estas tomen empoderamiento. Desarrollar habilidades variadas, para así lograr quitar este estigma que lleva al hombre a tomar peso en la vida de una mujer, inculcar el respeto mutuo y condenar tajantemente la violencia, ya sea física, psicológica o sexual desde temprana edad.
Además, es vital para combatir esta problemática generar cambios de paradigma en la cultura machista, estimular cambios colectivos y posibilitar el desarrollo de acciones concretas que ayuden. Muchas veces se culpa a la víctima, se pone en duda su versión de los hechos, se tiende a ignorar la gravedad de las agresiones asociándolas a otros factores como embriaguez y adulterio. En el escenario chileno actual, no existe una institucionalidad robusta que permita proteger y evitar este tipo de delitos contra la mujer, lo cual se ha agudizado aún más debido al confinamiento provocado por el virus. Es necesario dar tranquilidad a las mujeres chilenas.
Conclusión
Como ciudadanos tenemos el deber de exigir y fortalecer leyes que realmente amparen y apoyen a las mujeres frente a estos actos de violencia, acotar tiempos de acción que tiene la justicia frente a este tipo de denuncias, para así dar tranquilidad y serenidad a las mujeres porque no puede ser posible que ellas tengan que estar escondiéndose, evitando o encubriendo a sus agresores. Finalmente, frente a lo expuesto, se ha plasmado el aumento de los casos de violencia en la pandemia en Chile, se ha encauzado y problematizado la situación, por ende, se hace necesario tomar o crear nuevas medidas de seguridad, instaurar conciencia social.