Agricultura Ecológica En La Unión Europea

 

La agricultura ecológica es un sistema de cultivo basado en la optimización de los recursos naturales, sin la utilización de productos químicos u organismos genéticamente modificados, ni tampoco elementos como insecticidas, anti-plagas, buscando de esta forma obtener alimentos orgánicos conservando la fertilidad de la tierra y respetando el medio ambiente. El cultivo ecológico se basa en métodos preventivos, potenciando el buen desarrollo de las plantas y por tanto su resistencia natural a plagas y enfermedades.

Las normas de la agricultura ecológica, además, persiguen un alto nivel de bienestar animal y exigen de los agricultores que respeten los hábitos de conducta específicos de los animales. Su objetivo principal es satisfacer la demanda de productos ecológicos fiables, garantizando a su vez, un mercado equitativo para los productores, distribuidores y comercializadores.

La normativa de la Unión Europea al respecto proporciona una estructura bien definida para obtener productos ecológicos en toda la región. Estas normas tienen por objeto promover la protección del medio ambiente, mantener la biodiversidad de Europa y consolidar la confianza de los consumidores en los productos ecológicos. Regulan todos los ámbitos de la producción ecológica y se basan en determinados principios, como por ejemplo la prohibición del uso de radiaciones ionizantes, la limitación del uso de fertilizantes artificiales, herbicidas y plaguicidas y la prohibición del uso de hormonas y restricción del uso de antibióticos y solo cuando sea necesario para la salud animal.

La agricultura ecológica posee dos aristas, productores y consumidores. Para que los agricultores obtengan beneficios de estos métodos, los consumidores deben poder confiar en que se están respetando las normas de producción ecológica.

En este sentido, la comunidad europea mantiene un estricto sistema de control y garantía de cumplimiento que avala la correcta aplicación de las normas y reglamentos de la agricultura ecológica. Cada miembro de la Unión designa a sus ‘organismos o autoridades de control’ responsables de inspeccionar a los agentes de la cadena alimentaria ecológica. Tanto los productores como distribuidores poseen una serie de parámetros y deben darse de alta, cumpliendo todos los requisitos, ante su organismo de control local. Luego de realizado el trámite, se les otorga un certificado que garantiza que sus productos se ajustan a las normas ecológicas. Este control se realiza anualmente.

Evitando el cultivo de una única especie, al diversificar las especies plantadas se dificulta la aparición de plagas, utilizando para ello una adecuada rotación y asociación en los campos. Consiste en alternar plantas de diferentes familias y con necesidades nutritivas diferentes en un mismo lugar durante distintos ciclos, evitando que el suelo se agote y que las enfermedades que afectan a un tipo de plantas se perpetúe en el tiempo.

De esta forma se aprovecha mejor el abonado se controlan mejor las malas hierbas y disminuyen los problemas con las plagas y las enfermedades.

Por lo tanto, los productores ecológicos deben adoptar métodos diferentes para mantener la fertilidad del suelo y la salud de animales y plantas, tales como la rotación de cultivos, prohibición del uso de fertilizantes minerales nitrogenados, elección de variedades y razas resistentes y técnicas que fomentan el control natural de plagas para reducir el impacto de las malas hierbas y de los parásitos, fortalecimiento de las defensas inmunológicas naturales de los animales y evitar el sobrepastoreo para mantener la salud de los animales.

Desde el año 2018, la producción ecológica se encuentra regulada por el Reglamento (UE) 2018/848 del Parlamento Europeo y Consejo sobre producción y etiquetado de los productos ecológicos. El mismo establece un nuevo marco jurídico para los productos ecológicos y además establece los objetivos y principios aplicables a ese tipo de producción, especificando las normas relativas a la producción, almacenamiento, transformación, transporte, venta y suministro al consumidor final, etiquetado, control e intercambios con terceros países. Los objetivos principales del Reglamento son la agricultura sostenible y la calidad de la producción, que debe responder a las necesidades de los consumidores. Los principios generales se refieren, entre otras cosas, a métodos de producción específicos, la utilización de recursos naturales y la estricta limitación del uso de medios de síntesis.

Sin lugar a duda, la agricultura ecológica es una excelente herramienta de producción para atemperar el cambio climático, promover el bienestar animal y cuidar a las especies en vías de extinción, como así también mantener el equilibrio ambiental para las generaciones futuras. La utilización de sustancias naturales y el hecho de que primen los procesos biológicos no solo mejora el impacto ambiental debido a sus objetivos específicos, sino también la huella de carbono de la actividad.

El uso responsable de la energía y los recursos naturales, en conjunción con el mantenimiento de la biodiversidad y de los equilibrios ecológicos regionales nos llevan a pensar (y también desear) si acaso no será el único camino de producción en el mundo que le dejaremos (y debemos dejar) a nuestros nietos.

17 August 2021
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