El Absurdo en "El Extranjero": Análisis Psicológico y Filosófico de la Obra

El absurdo de Albert Camus, es un tema muy discutido en El Extranjero. Análisis psicológico y filosófico de esta obra literaria nos permite estudiar el tema que no suele ser discutido. Así qué el absurdo, en filosofía, es el conflicto por encontrarle un sentido a algo que no lo tiene, y enlazar sus líneas con el nihilismo existencial.

El argumento en cuestión es que la vida carece de sentido y no tiene propósito ni valor intrínseco. Albert Camus ha hecho esta afirmación como filósofo existencialista, pero la cuestión que se plantea aquí es ‘¿Qué es el Absurdismo?’ y varios críticos literarios han intentado analizar la definición de Camus y utilizarla para examinar los aspectos psicológicos de El Extranjero. Mirando esto desde un punto de vista existencial, el punto de vista de Albert Camus es muy cierto, y El Extranjero es una obra de arte en sus formas de cuestionar el absurdo, lo psicológico, y los aspectos filosóficos de ‘el Extranjero’ – Meursault – y el mundo que le rodea. Albert Camus define el absurdo como ‘una experiencia que hay que vivir, un punto de partida, el equivalente, en la existencia, de la duda metódica de Descartes’. La duda metódica, también conocida como duda cartesiana, significa buscar sistemáticamente una respuesta a algo pero dudando de todo.

En cualquier caso, lo que Camus intentaba expresar al escribir El extranjero era que la vida en sí misma es absurda, ya que el funcionamiento de la vida carece de sentido; pero es aún más absurdo que los seres humanos intenten encontrar algo significativo a partir de algo sin sentido. Irónicamente, aunque Camus afirma que no hay un sentido inherente a la vida, dice que debemos vivirla de todos modos. En ‘Confronting the Absurd:An educational reading of Camus’ The stranger’, Aidan Curzon-Hobson menciona el absurdo como el gran educador y ‘el Extranjero’ como nuestro medio para atravesar esta aventura para descubrir los significados del absurdo: ‘Al leer el absurdo como la ‘condición’ a la que hay que enfrentarse, lo que creo que sugiere algo educativo, Camus nos está ofreciendo al Extranjero como el vehículo para este tipo de pensamiento y acción transformadores’. Hay un conflicto interior en algunos momentos con Mersault cuando se hace consciente de su absurdo, lo que a su vez le genera dudas. Su falta de solidaridad con la sociedad que le rodea hace que se cuestione si está en lo correcto o en lo incorrecto, pero llegarán momentos cruciales en los que el personaje se da cuenta de sus inferencias sobre el mundo que le rodea.

El absurdo, en ese sentido, significa tener una disyunción entre uno mismo y el mundo que le rodea, creando una sensación de extrañeza entre ambos. Curzon-Hobson hace hincapié en los personajes de Camus en estas situaciones, ya que suelen encontrar lo absurdo en situaciones normales, creando una sensación de extrañeza en ellos. Por ejemplo, la reacción del público ante el absurdo de Meursault lo coloca en una posición en la que se convierte esencialmente en un extraño: ‘El propio Meursault experimenta una fuerte sensación de extrañeza a medida que se ve cada vez más afectado por las reacciones y expectativas de los que le rodean’. Así, esta sensación de extrañeza le llevará finalmente a su arrebato frente al capellán en respuesta a su exigencia de certeza sobre cuál era su destino, y le hará comprender claramente lo que significa ser absurdo. La definición de absurdo de Camus es clara en esta realización, y con todo, se vuelve tranquilo y contento. En El extranjero, el personaje principal, Meursault, muestra el absurdo en casi todas las declaraciones que hace. En la infame frase del comienzo de la primera parte del libro: “Mi madre ha muerto hoy. O tal vez ayer, no puedo estar seguro”.

Enseguida vemos algo extraño en él: Meursault parece no mostrar ningún sentimiento hacia la muerte de su madre. De hecho, parece bastante indiferente a todo en general. Meursault carece de muchas de las características que supuestamente hacen a alguien ‘humano’, como la capacidad de mentir, engañar, jugar y empatizar realmente con otra persona. Es lo que le hace ‘absurdo’, por así decirlo, y en esencia, es quien es y es castigado de forma bastante drástica por ello. Por mucho que Meursault sea un personaje extraño, por decirlo de alguna manera, la reacción del público ante su absurdo es lo que le hace dudar de su propia naturaleza.

Pero lo increíble del juicio de Meursault acaba siendo que su absurdo le llevó allí en primer lugar: todo aquello en lo que no había visto valor, como el amor, el trabajo, los amigos y, lo más importante, la muerte, fue utilizado en su contra. Se da cuenta de esto, pero también se da cuenta de que no tiene sentido. No siente ningún remordimiento por haber matado al hombre árabe, y además afirma que su muerte fue tan inútil como lo será la suya propia. ‘¿Qué diferencia podrían tener para mí, las muertes de otros, o el amor de una madre, o su Dios; o la forma en que un hombre decide vivir, el destino que cree elegir, ya que un mismo destino estaba destinado a ‘elegir’ no sólo a mí, sino a miles de millones de privilegiados que, como él, se llamaban a sí mismos mis hermanos?’. Y mientras le grita al capellán que prefiere arder a que las oraciones se desperdicien en él, Meursault ya no tiene ninguna duda. En ese momento se da cuenta de que tiene razón; de que siempre ha tenido razón.

Meursault se encuentra ante la muerte y sabe que cualquier trabajo que haya realizado, cualquier relación que haya tenido y cualquier religión en la que haya podido creer ya no importan. Toda mala acción ya no le molestará. Todas las buenas acciones ya no colgarán sobre él. Morirá, y el universo permanecerá sin cambios. Y él está contento. Al final, hay que admitir que su falta de esperanza le dio irónicamente más esperanza, porque ahora, se sentía libre y listo para empezar la vida de nuevo. Una cosa que tenemos que recordar constantemente sobre El extranjero son sus aspectos psicológicos, y esto es diferente de poder analizar el absurdo frente a la normalidad.

Albert Camus se inspiró claramente en los filósofos existencialistas de su época, así como en los avances psicoanalíticos realizados por diversos psicólogos. Uno de ellos, mencionado en Interpretación psicológica de la novela El extranjero de Camus, es Sigmund Freud, un psicoanalista que centró sus estudios en el consciente y el inconsciente. R. Gnanasekaran dice que los aspectos psicológicos de Meursault coinciden con los de Camus, pero consigue hacer de El extranjero una historia que no trata totalmente de él. Camus utiliza su propia vida para hacer a Meursault: ‘Compensaba su relativa falta de poderes inventivos o imaginativos escogiendo aspectos de su propia experiencia personal que encajaban con el estado de ánimo y las ideas que pretendía comunicar’. Pero esto no quiere decir que Camus no fuera creativo. Según Freud, el inconsciente y los procesos creativos están vinculados, y es probable que esto sea lo que ocurre.

Muchas de las actividades que realizamos habitualmente son producto del inconsciente, o del Id. Los deseos y experiencias básicos y primarios del Id son reprimidos por el Ego y el Superego, pero esto se refleja posteriormente en nuestros sueños. Lo que esto significa para Meursault como personaje es que tiene varias capas de características; las características dadas por Camus conscientemente y los caracteres dados por Camus inconscientemente. R. Gnanasekaran también habla de la neurosis en Meursault, y dice que es posible que ‘el personaje de Meursault también sufra en cierta medida de esta neurosis fóbica’, que en esencia significa la evitación de objetos o situaciones que simbolizan algo para ellos, causando miedo y ansiedad en el individuo.

Esto tendría sentido, pero habría que hacer hincapié en ‘cierta medida’. Gnanasekaran continúa explicando que evita la situación de enfrentarse a la discusión humana y a aspectos concretos de su humanidad: ‘Por ejemplo, después del funeral de su madre dice al día siguiente ”Dormí hasta las diez. Después me quedé en la cama hasta el mediodía, fumando cigarrillos. Decidí no almorzar en el restaurante de Céleste, como solía hacer; seguro que me acosaron con preguntas, y a mí no me gusta que me interroguen. Así que freír unos huevos y me los comí en la sartén’. Así evita la situación’ (Gnanasekaran, 80). Es discutible que esto sea lo que le hace más humano, su capacidad de temer, pero es muy honesto sobre sus emociones, y eso en sí mismo es chocante. Es como si Albert Camus hablará de los miedos naturales y de cómo enfrentarse a ellos, y esto se hace mucho más frecuente a medida que avanzamos. Esta sería la forma en que Meursault se enfrentaría hasta que ya no tuviera nada tras lo que esconderse, y su extraña naturaleza saliera a la luz. Los comportamientos sociales de Meursault son tan interesantes como el aspecto psicológico en su creación. Es importante observar en qué piensa Meursault, cómo ve el mundo y cómo se enfrenta a situaciones intensas. A través de su narración, es fácil confundir a Meursault con alguien superficial.

Por ejemplo, siempre que hablaba de Marie, su interés amoroso, pensaba más en su aspecto físico que en las cosas que decía o en la forma en que se comportaba con él: ‘Llevaba un vestido muy bonito, con rayas rojas y blancas, y sandalias de cuero, y no podía dejar de mirarla. Se podía ver el contorno de sus pequeños y firmes pechos, y su rostro bronceado era como una flor marrón terciopelo’. Observando más profundamente a los suyos, vemos que en esos momentos parece feliz. Cuando observa a la gente, es feliz. Está claro que Meursault no es un personaje social, y R. Gnanasekaran resume su falta de interés social: ‘Meursault es perceptivo de lo que ocurre a su alrededor; observa los detalles de la apariencia y el movimiento de las personas, los objetos y el mundo natural. Sin embargo, rara vez establece conexiones lógicas entre los acontecimientos. Nunca sugiere lo que otras personas pueden estar pensando o sintiendo, sólo lo que hacen; nunca juzga a los demás’ (Gnanasekaran, 84). Es evidente que Meursault es un observador físico, y no ve esto como algo malo. No siente la necesidad de abarcar varios aspectos de una persona para funcionar como tal, y esto se debe principalmente a que ve la irracionalidad y la hipocresía en sus palabras más que en sus acciones.

La conexión entre las palabras y las acciones es ilógica, por lo que nunca juzga los pequeños detalles que observa en el mundo. Para entender El extranjero como una obra de arte filosófica, debemos entender El mito de Sísifo. El mito de Sísifo es un ensayo filosófico de Albert Camus que explica el castigo eterno del rey Sísifo tras poner en ridículo a los dioses. Se le condenó a realizar una tarea sencilla: sólo tenía que empujar una roca hacia la montaña.

Sin embargo, para su perdición, justo cuando llegaba a la cima, el peñasco volvía a caer con su propio peso, haciendo que Sísifo repitiera la tarea de empujar y dejar caer una y otra vez, durante una eternidad. Camus señala que el destino de Sísifo se asemeja a la lucha inútil del hombre por encontrar el sentido de la vida, pero esta lucha sólo se vuelve trágica cuando el hombre toma conciencia de sus tareas. El obrero de hoy trabaja todos los días de su vida en las mismas tareas, y este destino no es menos absurdo.

Pero sólo es trágico en los raros momentos en que se vuelve consciente’. (Camus, 23). Con esto responde a la pregunta que se considera la más importante de la filosofía: ‘¿La constatación del sinsentido y del absurdo de la vida exige necesariamente el suicidio?’. Pasará a responder a esa pregunta, en la que dice que no requiere el suicidio, sino la revuelta. Es a través de la revuelta o la rebelión contra el sinsentido que podemos vivir la mejor vida posible.

27 April 2022
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