Arguedas y el Encuentro de Dos Mundos: "La Sexta"
La referencia para encontrar la respuesta, es la obra “El Sexto”, una novela cruda y realista sobre la realidad del sistema carcelario en el Perú en los años 1937 y 1938. Es la cuarta novela de José María Arguedas, publicada en 1961, ganadora del Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma. Es una obra incómoda, pero atractiva e interesante, que permite conocer el comportamiento de los internos de un penal con exagerada hostilidad y discriminación, que los lleva a tener irreconciliables diferencias raciales y sociales.
El análisis de la obra permite concluir que Arguedas, No es el encuentro de dos mundos, es más bien el integrador de dos mundos desiguales, como el que hoy tenemos cada uno de nosotros que lidiamos diariamente entre injusticias, racismo, violencia e inseguridad.
Efectivamente Arguedas encuentra en el “El Sexto” dos mundos, uno en el que se encuentran los inquilinos del primer y segundo piso, que solo se diferencian por el grado delictivo que los llevó estar presos y el otro mundo es el de los encarcelados, por defender ideologías políticas contrarias al régimen de gobierno de aquella época.
También Arguedas encuentra dos realidades; ambas determinadas por el lugar de nacimiento de los reclusos inmersos en esos dos mundos del que se habla en el párrafo anterior y que eran, los provincianos en su mayoría indígenas y los limeños en su totalidad criollos; no podemos dejar de mencionar que la raza era un factor preponderante para analizar el tema, porque además de blancos, negros, cholos, mestizos también se encontraron presos, afroperuanos y nipones.
Arguedas, el “indio blanco”, quien, con su pluma, saco de las profundidades a las comunidades indígenas, incorporando nuestra raza imperial, al ámbito de las letras peruanas, no es el encuentro de dos mundos en un presidio, es el hombre que con una personalidad a prueba de todo, soportó horrendas injusticias, como lo hicieron los comuneros de su tierra y trato de integrar a los provincianos con los limeños, también podríamos decir a los indígenas, con criollos, por último a todas las razas, tratando de proyectar ese presente en el hoy donde a pesar de haber pasado 82 años, seguimos siendo un país, resentido con alto grado de racismo.
José María Arguedas nació el 18 de enero de 1911 en San Pedro de Larcay cerca de Chalhuanca Apurímac, y falleció el 2 de diciembre de 1969, en Lima, en un segundo intento de suicidio, quizás porque no hallaba más palabras para contarle al mundo las injusticias raciales que hemos vivido desde la llegada de los españoles al Perú.
Perdió a su madre cuando tenía tan solo dos años de edad, este triste hecho marcó su camino para enfrentar una infancia y una adolescencia errante, hasta que, en 1931, ingresó a la facultad de Letras de la Universidad de San Marcos, por lo que tuvo que trasladarse a Lima.
En 1937, se graduó de Bachiller y por protestar con otros alumnos sanmarquinos, por la presencia en la universidad del General Camarotta, representante de Benito Mussolini, dictador fascista italiano, en tiempos de Hitler, fue apresado e internado en “El Sexto”, penal de Lima, donde permaneció ocho meses.
El 30 de junio de 1939 se casa en Sicuani con Celia Bustamante, mujer indígena como él, de sus mismas convicciones e ideas indigenistas; ella fue quien le había ayudado a resistir su injusto encarcelamiento.
La cárcel más cruenta del Perú, ubicada en el centro de Lima, estaba dividida en tres plantas con una jerarquía establecida que ubicaba en la primera a los presos comunes, en la segunda los delincuentes más avezados (violadores, asesinos, estafadores) y en la tercera los detenidos políticos.
Gabriel Osborno, es el personaje con el que se identifica el autor, es un estudiante universitario de sangre y vida indígena, que fue preso por efectivizar sus convicciones como líder estudiantil. Gabriel está desconcertado y ve amenazada su vida, al tener contacto con lo más selecto de la escoria criminal, de la cual empieza a formar parte. El olor a estiércol, el penoso aspecto tenebroso y el desprecio de la vida humana, es lo primero que observa de la cárcel; tiene la sensación de estar entre dos mundos desgraciados y desconocidos.
Conversando con Cámac, su compañero de celda, aprende rápidamente las crueles lecciones sobre la cárcel y la vida. En la soledad de la celda compartida, Gabriel realiza un análisis propio con las desordenadas conversaciones que tuvo con Cámac, y reconoce que se encuentra entre dos mundos desiguales; uno integrado por sus paisanos con ideas y convicciones propias de la gente del campo y el otro de los dirigentes políticos mayoritariamente capitalinos, con los cuales no siente ese acercamiento ni ideológico ni fuerza espiritual.
Gabriel, Cámac y Juan, son de origen andino; la intuición, el sentimiento, las vivencias increíbles y sobre todo las injusticias padecidas los ha hecho hermanos y conceptualizan entre ellos que el penal, es un lugar de confinamiento utópico, como secuencia del trato del más fuerte al débil, del limeño al provinciano.
Todos los personajes de la obra son un refuerzo a la tesis de que Arguedas no fue el encuentro de dos mundos, sino que fue el integrador de dos mundos desiguales como los de hoy.
Juan, apodado “Mok’ontullo”, aprista. Brazo político de su partido; quizás no debía estar en prisión porque los pensadores son difíciles de capturar. Francisco Estremadoyro, (Pacasmayo) dicen aprista, pero encerrado por una injusticia como muchos hoy en día. Policarpo Herrera de Chulucanas, está preso por su enemistad personal con el subprefecto de su provincia. “Maraví”, delincuente de alta peligrosidad, uno de los jefes de la prisión. Puñalada, jefe de una de las bandas dentro de la prisión. “Clavel”, traficante de alcohol, hojas de coca y droga. “Rosita”, un homosexual y travesti, ladrón y asesino. “El Sargento”, un preso común condenado por violador de adolescentes. “El Pianista” es un preso vago, maltratado, humillado y violado.
“El Japonés” o también llamado “Hirohito”, nadie sabe por qué está preso.
El análisis de los principales personajes nos ubica muy bien en dos mundos ya establecidos los políticos y los delincuentes.
La vida carcelaria en todo el Perú, es una experiencia compartida entre dos mundos encontrados, donde los presos, con identidad regional, estatus social, personalidad, aspecto físico, procedencia, ideología, credo o virtud, descubren que el problema de su existencia en el penal, no ser parte de un mundo desigual, es solo un caso de personalidad, pero es muy real.
Las humillaciones, los maltratos, los vejámenes, que sufren todos, pero sobre todo la soledad, no se gozan; se comparten. En la cárcel estaban los hombres más idealistas del país, en su mayoría políticos; sin embargo, las injusticias los alejaban de sus ideales y se volvían seres irracionales, que al final del día, no comprendían si eran personas o animales.
Arguedas en sus personajes nos muestra lo peor de la sociedad y también a personas con capacidad de aguantar su tiempo de condena, venciendo las adversidades y recuperar su libertad.
Esta novela interpreta el verdadero rol de Arguedas cuál es el de querer integrar dos mundos desiguales en la realidad peruana, que nos lleva a la separación y al odio entre peruanos. No interesa la procedencia de la persona, puede ser provinciano, o limeño; puede ser blanco o cholo; puede ser criollo o indígena; puede ser rico o pobre; puede ser inocente o culpable; puede ser político o apolítico; en fin, puedes ser o no ser. Lo importante es mantenerse unidos en la adversidad, ser un solo puño en lo bueno y sobre todo desterrar todo tipo de racismo e injusticias sociales.
No debemos olvidarnos que hoy en día la peor desgracia que le puede pasar a una persona, es la perdida de la libertad.
Para terminar, quisiera valerme de las expresiones de la socióloga Carmen María Pinilla, que en una entrevista nos dice de Arguedas.
“Warma sonqoykiwan kausaykichinki chiri Yawar runakunata. Allin yachaynikiwan sumaqta rikunki imaymana llaqtanchikta Runata. ¡Ama samaychu wawqey! ¡Ama saykuychu! ¡Auqa runakunata wischuy! Peruninchikya kuyaqkunata hatarichiy, yanapasunaykipaq. Orqun, paran, ritin mana sayariwankichu. Urpi, fieru, quri songoyki…
Que Quiere decir:
Con tu corazón de niño harás revivir a los hombres de sangre congelada. Con tu buen saber apreciarás todo lo hermoso forjado en nuestra patria ¡No te canses hermano¡¡Pero no descanses ¡Ahuyenta a los malos! Levanta a los que aman a nuestro Perú, para que te ayuden. La montaña, la nieve, la lluvia, no te detendrán. Tu corazón es de oro, de fierro y de paloma…”.
CELIA