Comparando Obras De Arte Con La Venus De Milo
Como punto de partida para realizar la comparación entre las dos obras, vamos a proceder con una presentación breve de las mismas. Vamos a hablar en primera instancia de la Venus de Milo, escultura de la época Helenística en la antigua Grecia datada entre los años 130 y 100 a. C. Su autoría no se conoce con certeza, pero esta es atribuida a Alejandro de Antioquía, ya que en el pedestal sobre el que se sustenta la propia escultura encontramos una inscripción con su nombre. Aunque también se tiene la creencia, de que el posible autor, simplemente se encargará del pedestal y no de la escultura en sí. Con lo cual su autoría sería desconocida, pero en ella podemos observar influencias de los escultores Praxiteles y Fidias
La siguiente obra por presentar es el nacimiento de Venus, que se data entre los años 1482 y 1485, su autor es el famoso pintor Sandro Botticelli. Es un cuadro correspondiente a la época del renacimiento, fue pintado en el municipio de Tuscania, Italia. El cuadro mide aproximadamente 1’80 metros de alto y 2’75 metros de largo. En la actualidad podemos visitar el cuadro en el museo uffizi, el cual está ubicado en Florencia.
Análisis formal comparativo
Si observamos con detenimiento ambas representaciones de la deidad pagana; tanto en la Venus de Milo como en el cuadro de Botticelli, podemos apreciar que la diosa se encuentra en un plano contrapposto, pero de diferente modo. En el caso de la Venus de Milo el peso del cuerpo es sostenido por la pierna derecha, liberando así la pierna izquierda de la carga corporal de la escultura; pero cuando nos referimos a la Venus de Botticelli obtenemos un contrapposto contrario al de la Venus de Milo. La pierna izquierda en este caso es la encargada de sostener toda la carga corporal, dejando libre a la pierna derecha.
Es importante mencionar que el caso del nacimiento de Botticelli la diosa está desplazada ligeramente a la derecha.
Si nos detenemos en las miradas de las diosas, en ambos casos rompen la frontalidad de la obra y reafirman sus posturas en desequilibrio, ya que sus miradas van hacia zonas indeterminadas. Si observamos con mayor detenimiento la mirada de la Venus de Botticelli da la sensación de que la diosa está observando algo que esté situado fuera del lienzo, concretamente su mirada se escapa de la obra por la parte inferior derecha. Mientras que, en la escultura de la Venus de Milo, la mirada de esta se fuga por la parte superior izquierda.
Si observamos las posiciones de los brazos, en el caso de la representación de la diosa por parte de Botticelli; vemos como intenta tapar sus senos con el brazo derecho, aunque solo consigue tapar uno con éxito ya que muestra el otro. Mientras que con su brazo izquierdo cubre su ingle ayudándose de su larga cabellera.
En el caso de la escultura de Milo, no tenemos los brazos presentes en esta. Aun así, se cree, por la posición del resto de su brazo izquierdo, que este cruzaría la escultura ligeramente mientras que su otro brazo seria en el encargado de sostener la túnica de la diosa. Lo que tienen en común la diosa Venus de Botticelli con la de Milo es que ambas, una utilizando la túnica y otra su larga cabellera, como hemos mencionado con anterioridad, cubren sus ingles respectivamente en señal de pudor.
Si observamos las siluetas de ambas deidades, en el caso de la Venus de Milo vemos como presenta una pose relajada además de tener unas curvas exageradas para destacar los rasgos de belleza formal. El autor nos quiere mostrar a la diosa del amor y la fertilidad con una anatomía relajada y sensual ya que este era el canon de belleza de la época.
Como contraparte, en el caso de la Venus de Botticelli en comparación con la de Milo, no se nos pretende mostrar una diosa relajada y sensual como canon de belleza sino más bien se nos quiere manifestar una deidad con inteligencia pura y saber supremo. Ya que está concebida con unas facciones y postura más finas que las ofrecidas por la escultura griega.
El autor nos intenta mostrar la belleza como un atributo de lo divino, con lo cual se nos presenta a Venus desnuda en el lienzo como símbolo de inmaterialidad ya que es la deidad que representa la belleza y el amor, conceptos que son inalterables en el tiempo.
Análisis iconográfico comparativo
En ambas esculturas podemos observar, como hemos mencionado en el análisis formal, que tapan la zona de la ingle, una ayudada por una túnica y otra con su larga cabellera. Este hecho nos indica que ambas deidades son claros ejemplos de representación de una Venus púdica.
Este tipo de representaciones de la Venus intentan resaltar los conceptos de castidad, virtuosidad y modestia. Aun así, fijándonos más en la escultura griega, es importante volver a mencionar que esta representa las curvas de manera más exagerada como una muestra del canon de belleza de la época Helenística. Como se ha mencionado en el análisis formal.
En ambas obras se nos representa una diosa Venus que transmite una sensación de calma y relajo, pero con fines diferentes. En la escultura de Milo observamos como se nos presenta a la deidad con una postura pasiva, además de que su rostro expresa tristeza, esta se puede apreciar claramente en su mirada perdida. Probablemente esta tristeza venga dada por los conflictos que se estaban sucediendo en la época, los cuales venían dados por las situaciones de conflicto en la antigua Grecia tras la muerte de Alejandro Magno.
En el caso de la obra de Botticelli, se nos presenta una diosa desnuda en el centro de la obra, creando una composición armoniosa. Se nos intenta naturalizar el desnudo de Venus ya que en épocas anteriores al renacimiento no era común la aparición de la mujer desnuda. Pero el autor nos muestra a una diosa en una postura relajada, con una mirada perdida que se fuga del lienzo, intentado así legitimar la representación del desnudo femenino en una obra de arte, utilizando a la diosa del amor y la fertilidad para tal fin.
Contexto comparativo de las obras
Cuando hablamos del contexto en el que se crearon estas dos obras, son muy diferentes entre sí, ya que evidentemente existe una distancia temporal clara entre estas dos piezas.
Si nos centramos en la obra de Botticelli, esta fue pintada en un contexto muy específico. Con la aparición del renacimiento empezó a surgir, con más notoriedad, una nueva corriente de pensamiento que se aleja del teocentrismo.
Esta corriente es la del humanismo antropocéntrico, que se centra más en ubicar al hombre como el centro de las cosas. En el contexto artístico que nos ocupa, encontramos que en el renacimiento se vuelven a representar los mitos clásicos, como es la Venus del lienzo de Botticelli, en los cuales se encontraban las verdades escondidas de la naturaleza humana.
Gracias al amparo que brindó la familia Médici al autor de la obra pudo pintar este lienzo sin temor a las represalias que pudieran surgir por parte de la iglesia católica. El encargo de este cuadro lo recibió Botticelli por parte de Lorenzo Pierfrancesco de Médicis, quien le encomendó representar el nacimiento de esta diosa pagana.
En cuanto al contexto en el que se realizó la Venus de Milo se trata de una figura con un estilo artístico propio del periodo Helenístico de la antigua Grecia. Durante este periodo en el arte griego vemos como las esculturas se crean con un realismo exagerado, por los cánones de belleza que se tenían en la época, hecho que podemos apreciar en esta escultura y en su voluptuosidad tanto en su figura como en la pronunciación de las caderas, la cual acentúa de muy buena manera el contraste que se da con respecto a la cintura de la escultura.
Bibliografía
- CLIMENT CARBÓ, Antonio. “La Venus de Milo”. Obra de Historia y Patrimonio Histórico; 2008.
- HAGUEN, Rose-Marie & Rainer. Los secretos de las obras de arte. Alemania: Taschen, 2005.
- HAMIAUX, Marianne. Les Sculptures grecques 2. París: Réunion des Musées Nationaux, 1998.
- HAMIAUX, Marianne. Les Sculptures grecques 2. París: Réunion des Musées Nationaux, 1998.
- HAGUEN, Rose-Marie & Rainer. Los secretos de las obras de arte. Alemania: Taschen, 2005.
- CLIMENT CARBÓ, Antonio. “La Venus de Milo”. Obra de Historia y Patrimonio Histórico; 2008.