Tratados de Paz de las FARC Contra la Violencia
Colombia es un país que durante muchos años ha sido tocado por la violencia, el tema más reciente con respecto a la violencia son los tratados de paz de las FARC, pero, ¿realmente estos tratados nos muestran una verdadera paz?
Las fuerzas armadas revolucionarias de Colombia (FARC) tienen gran trascendencia histórica en el país; iniciaron su accionar alrededor de 1953, el grupo fue creado por Pedro Antonio Marín alias “Manuel Marulanda Vélez” o “Tirofijo” En el año 1964, casi tres años después de la operación Marquetalia, se generó lo que hoy en día en Colombia se denomina como Conflicto Armado, el cual ha sido una problemática social que se ha extendido durante casi cinco décadas, donde los principales afectados han sido la población civil; quienes han sido forzados al desplazamiento, a la integración en las fuerzas guerrilleras, a secuestros y se han visto implicados en masacres en todo el territorio colombiano.
Gracias a todas estas acciones en las que se vieron involucrados agentes de las fuerzas revolucionarias de Colombia y en pro de tener un mejor país, tranquilo y seguro para sus habitantes, el gobierno colombiano empezó a hacer las respectivas negociaciones con las cabecillas de anteriormente mencionado grupo armado para cesar el fuego. El expresidente Juan Manuel Santos fue quien buscó lograr un acuerdo mediante un diálogo para la paz del país, en donde se tienen principios y puntos claves para que este tenga éxito y la negociación se lleve a cabo de la mejor manera.
Sé debe saber que en las mesas de negociación se discutirán cinco puntos importantes los cuales se han considerado necesario y fundamentales para solución lo del conflicto. El primer tema a tratar ha sido el agrario, donde uno delos deseos y logro esperado es rescatar terrazos, mejora la agricultura, crear empresarios con personas del campo y con esto mejore su situación productiva y economía del país; en segundo lugar, están las garantías para el ejercicio de la oposición política y de la participación ciudadana: ‘Que quienes disientan y protesten lo hagan sin temor, y que se rompa para siempre el lazo entre política y armas”; como tercer punto está el fin del conflicto armado, el cual incluye dejar las armas y la reintegración de las FARC a la vida civil; en el cuarto punto está algo muy importante, como lo es el narcotráfico que tanto daño le ha hecho y le hace a nuestro país. Si este proceso contribuye a que se combata con más efectividad este negocio ilícito, eso por sí solo sería un gran avance y como quinto y el último los derechos a las víctimas, dónde las FARC tendrían que dar la cara y contar la verdad sobe sus familiares, pues están en todo el derecho de informarse siendo esto necesitando y merecido a su vez.
El fin del conflicto armado entre el Gobierno de Colombia y las FARC, pactado en La Habana, funcionó bien en los términos que fueron acordados. En efecto, en el curso de los últimos dos años, se produjo la desmovilización de los efectivos armados de esa ex-guerrilla, su concentración en varias zonas veredales, la dejación de sus armas, el trámite de los beneficios en materia de libertad y movilidad, conversión en partido político y el difícil comienzo de su reinserción a la vida civil.
Se puede decir que por parte de las FARC los acuerdos pactados si fueron cumplidos, por ejemplo: “en total se concentraron 6.800 guerrilleros y se entregaron, en la dejación de armas de la dotación individual, 7.132 armas, es decir, más armas que guerrilleros, algo atípico en cualquier proceso de paz. Incluso con la extracción que se encuentra haciendo las Naciones Unidas de las 949 caletas, se podría llegar a una cifra histórica de 1.5 armas, en promedio, por guerrillero.” Como nos dice la revista semana, con estos datos podemos darnos cuenta fácilmente que por parte de las FARC si hubo intención de dejar el conflicto atrás.
Y, aunque en el proceso mismo se presentaron obstáculos que debieron ser previstos y evitados, como el equipamiento de las zonas veredales, la tramitación de amnistías individuales, la liberación de exguerrilleros presos en las cárceles (a marzo del 2018 permanecían 600 de ellos en prisión) y la dificultad para concretar proyectos productivos para garantizar la subsistencia de los movilizados, al final se consiguió el propósito de desactivación de la violencia armada.
Sin embargo, el gran lunar de esta primera etapa de la paz fue y sigue siendo el asesinato de líderes sociales. Entre el 1 de enero del 2016 y el 20 de mayo del 2019 (2 años, 4 meses y 19 días), 837 líderes sociales y defensores de Derechos Humanos y excombatientes de FARC fueron asesinados en todo Colombia. Así lo dio a conocer el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), en uno de sus informes.