Dislexia Como Desafío Escolar
La dislexia es quizás la más común, pero la menos entendida de todas las dificultades de aprendizaje. Existen pruebas y procedimientos de detección que pueden identificar niños de edades tempranas que tienen dislexia, y es importante que se utilicen. Se calcula que una de cada diez personas es disléxica, y según los datos de la OCDE “El tamaño de la clase (número medio de alumnos por clase) es de 21 alumnos en Educación Primaria en España”. Por lo tanto, es muy probable que en cualquier aula de infantil y primaria haya al menos dos alumnos o alumnas con dislexia.
Al margen del tipo de alumnado que nos podamos encontrar en una clase, el aumento del número de niños por clase ha supuesto la falta del tiempo necesario para ofrecer un aprendizaje individualizado a cada uno de los alumnos, esto hace que la enseñanza se convierta en algo que aborda temas de manera muy generalizada e incluso a veces, de una forma muy superficial. No es inusual encontrarnos con situaciones en las que los maestros no tienen tiempo suficiente para atender a todos los niños y menos aún para un alumno que presenta características “distintas”. En muchas ocasiones, es el propio docente el que no tiene la formación necesaria para atender a estos alumnos “diferentes”, no conoce bien en qué consiste este trastorno y tampoco sabe cómo actuar ante las situaciones que se le presentan con dichos alumnos. Además, en muchos casos ni siquiera son lo suficientemente conscientes de que tipo de intervenciones tempranas podrían beneficiar a sus alumnos.
La universidad de York condujo un estudio cuyo objetivo principal era investigar la importancia de proporcionar apoyo y servicios a los alumnos con dislexia en diferentes colegios del condado, desde la perspectiva de los docentes de las escuelas primarias administradas por el gobierno (Alawadh, 2016). El tema central de la investigación era saber cuáles son los desafíos que enfrentan los docentes con respecto a la implementación de la intervención temprana para alumnos con dificultades específicas de aprendizaje, más concretamente la dislexia, en escuelas primarias. Un total de 471 maestros de la escuela primaria completaron un cuestionario de 55 ítems. Durante las entrevistas los docentes reconocieron que utilizaron enfoques de diagnóstico inadecuados; que el plan de estudios no fue diseñado para satisfacer las necesidades de los alumnos con dislexia, y que los responsables de la formulación de políticas no financiaron adecuadamente los programas de intervención temprana. La conclusión general fue que los maestros no tenían suficiente conocimiento de la dislexia y necesitaban más y mejor formación, carecían de poder y les faltaban las herramientas necesarias para abordar tales necesidades, y había medios suficientes para proporcionar intervenciones tempranas adecuadas, por lo que el día a día en el aula se complica considerablemente. Esta falta de atención y dedicación hace que el aprendizaje sea aun más complicado para los disléxicos.
Con el presente trabajo se tratan de exponer claramente cuáles son las características de los alumnos disléxicos, que consecuencias emocionales y sociales conlleva un diagnostico tardío, o la falta del mismo, y destaca la importancia de implementar en el aula de infantil, una metodología de enseñanza adecuada a alumnos con dislexia. Esta metodología es perfectamente válida para los niños que no lo son.
Una metodología en común puede evitar que los niños disléxicos comiencen a fallar, impidiendo que su autoestima se dañe, ya que una vez dañada es extremadamente difícil revertir ese proceso y, los efectos son muy negativos, tanto académicos como personales. Con los métodos adecuados y validos para todos, podemos impedir situaciones en las que el alumno esté sentenciado al fracaso, ya que estas personas no tendrían la necesidad de programas de inclusión especiales, si la metodología por defecto empleada en clase estuviera adecuada a ellos, evitando así condenar al fracaso de antemano a aquellos casos que pasan desapercibidos.
Lo que los disléxicos poseen es una combinación única de habilidades y destrezas, y es esta combinación de talentos e ineficiencias lo que les hace especiales y crea la necesidad de implementar adaptaciones. A medida que aumenta nuestra comprensión de los problemas de aprendizaje de lectoescritura y la dislexia, debemos acercarnos más a la identificación del mejor método para apoyar el aprendizaje del individuo. El trabajo de investigación y el desarrollo teórico deberían servir de información para mejorar la práctica. Y las escuelas tendrían que comprometerse a cambiar su forma de pensar sobre las formas en que evalúan y examinan el trabajo de los estudiantes disléxicos, ya que prácticas como la de dejar más tiempo para completar un examen escrito, por ejemplo, no mejora precisamente el resultado, pues lo que un disléxico necesita no es más tiempo para escribir, sino por ejemplo, un examen oral.