Disminución De La Atención En Niños Con Autismo

El autismo es un trastorno del neurodesarrollo crónico. Parece ser que de causa congénita, y es uno de los trastornos psiquiátricos más heredables, que afecta aproximadamente a 1 de cada 88 personas. Por otro lado, en lo que respecta al número de genes afectados, se puede decir que de 3 a 100 genes diferentes presentan un daño y esto lleva a la pregunta: ¿Cómo esa complejidad genética da lugar a formas comunes de discapacidad?

En cuanto al diagnóstico de niños con autismo se utilizan instrumentos que evalúan el nivel de atención visual, ya que ésta, es crucial para relacionarse socialmente y en las personas con autismo es destacable el hecho de que presenten deficiencias en el contacto visual durante la interacción social.

Según una de las especificaciones que aparecen en DSM–V (American Psychiatric Association, 2014), los síntomas deben estar presentes en las primeras fases del desarrollo, pero pueden no manifestarse totalmente hasta que la demanda social supere las capacidades limitadas, o puedan estar enmascaradas por estrategias aprendidas en fases posteriores de la vida.

Se sabe que el trastorno afecta de forma diferente a los sexos. Concretamente, afecta más a niños que a niñas, en una proporción de 3 o 4 niños afectados por cada niña. No obstante, esta relación es más baja en los pacientes con retraso mental agudo, y por el contrario, es más alta en los que presentan un cociente intelectual alto (Rodríguez-Barrionuevo y Rodríguez-Vives, 2002).

La comunicación no verbal, como el contacto visual, la expresión facial y los gestos reguladores de la interacción social, pueden estar muy afectados. Además suelen tener una incapacidad para establecer relaciones con niños de su edad. Los niños con falta de interacción social prescinden de otros niños, incluso de sus hermanos, y no comparten las necesidades o el estado de ánimo de los demás (Rodríguez-Barrionuevo y Rodríguez-Vives, 2002).

Entre los aspectos más relevantes de esta investigación, se quiso comprobar en qué medida esta afección está presente desde el nacimiento, pues esto podía suponer, un conocimiento útil en el diagnóstico temprano de los niños con TEA. En el estudio se analizó especialmente la atención que estos tienen a los ojos de los demás, ya que es una característica que se presenta alterada significativamente en niños afectados con autismo.

La aplicación de los resultados del estudio ofrecería la posibilidad de un diagnóstico en edades más tempranas posibilitando una intervención precoz.

Se contó con una muestra de 110 niños de edades comprendidas entre 2 a 24 meses, de los cuales 59 son de alto riesgo (con hermanos que padecen el trastorno) y 51 son de bajo riesgo (debido a que no tienen parientes afectados de TEA).

El experimento consistió en mostrar escenas de video en la que interactuaba un niño con un cuidador. Se medía el tiempo de fijación visual, que era el tiempo que el bebé pasaba mirando el cuerpo, la boca, los ojos y los objetos del vídeo.

Contrariamente a la hipótesis inicial, los datos mostraban una disminución del desarrollo al fijar el ojo desde los 2 a los 24 meses aunque la habilidad está presente desde el principio igual que en todos los niños.

Con respecto al método utilizado se evaluó cómo los bebés escaneban con la mirada el vídeo, por medio de un equipo llamado ISCAN, que permite conocer donde hay mayor fijación ocular en un ordenador, es decir, donde hay mayores zonas de estimulación visual.

Los ensayos consistían en ver escenas de video, representadas por una mujer. Su papel consistía en mirar directamente a la cámara actuando como cuidadora, demandando la participación del niño en juegos infantiles.

El contexto era la recreación de una habitación infantil decorada con juguetes, estanterías….

Se recrearon estímulos dinámicos tratando de que fueran lo más realistas posible, en lugar de elegir estímulos estáticos. Esta decisión fue tomada teniendo en cuenta, los resultados de investigaciones previas en las que se comprobó que niños de más edad diagnosticados con TEA se muestran de manera distinta en situaciones reales que le son familiares a como lo hacen en lugares más estructurados y desconocidos, como consecuencia de su potencial cognitivo.

Debido a la dificultad que conllevó la recogida de datos como consecuencia de la corta edad de los niños se consiguió solo el 80,2% de datos válidos frente a un 19,8% de datos cuya recolección no fue correcta.

La evaluación se realizó en cuatro zonas: ojos, boca, cuerpo y objetos, midiéndose de manera individual en cada sesión de video.

Los resultados obtenidos falsificaban la hipótesis inicial, si bien los bebes más tarde

La codificación automática del tiempo de fijación para cada región de interés consistió en una comparación numérica de los datos de las coordenadas de fijación de cada niño con cada mapa de bits de las regiones de interés.

Conclusión

En definitiva, los resultados del estudio, muestran la existencia de una habilidad para fijar la mirada desde el momento del nacimiento en niños con TEA, igual que niños normo típicos, un hecho desconocido hasta el momento.

Si bien se trata de una muestra insuficiente para extraer conclusiones definitivas, este hallazgo nos lleva a explorar nuevos horizontes. Por un lado, la existencia de un periodo en el que la base neuronal parece preservada nos sitúa en una posición distinta abriendo una puerta a la esperanza. Por otra parte, la posibilidad de dar un diagnóstico lo más pronto posible, y la ventaja que esto supondría interviniendo cuanto antes, pudiendo así satisfacer las necesidades que requieren estas personas y sus familias. 

03 Jun 2021
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