Vida y Filósofía de Friedrich Nietzsche
Introducción
La vida de Friedrich Nietzsche, coincide con grandes transformaciones sociales, culturales y políticas en Europa. La historia del viejo continente durante el siglo XIX se desarrolla como una estrategia de alianzas y enfrentamientos entre obreros y burgueses, que algunas veces unen fuerzas contra la monarquía para apartarla del poder y fomentar el liberalismo económico, pero en otras ocasiones se enfrentan cuando las clases trabajadoras reivindican cambios democráticos que supongan un mayor equilibrio político y económico.
Al finalizar el siglo XIX muchos Estados de Europa habían aplicado constituciones que afianzaban cambios políticos democráticos. Hacia 1870 se producen profundas transformaciones en el desarrollo industrial que dan paso a la llamada Segunda Revolución Industrial. Los progresos de la industrialización fueron resultado de la estrecha vinculación entre el desarrollo científico y el tecnológico.
Desarrollo
Los cambios económicos y sociales que se impulsan en la segunda mitad del siglo XIX induce a los intelectuales a reaccionar ante las visiones especulativas y acercarse más a la realidad. El pensamiento dominante será el positivismo y el evolucionismo y darwinismo social, aunque también se abrirá paso un sentido individualista del destino humano. Las diferentes mentalidades influirán en las diferentes expresiones artísticas como el realismo, las vanguardias y el impresionismo.
No podemos entender a Nietzsche sin el conocimiento de la Unificación de Alemania en 1871. El fuerte Estado alemán había logrado una clase eficaz de funcionarios y trabajadores honrados y tolerantes con las leyes. Pero como contrapartida, la filosofía alemana de la segunda mitad del siglo XIX veía que para conseguir esto se había eliminado el espíritu libre e individual y salió a combatir al positivismo científico y al idealismo hegeliano. El pensamiento de Nietzsche se enfrentará a la razón idealista y positivista.
Historia de un error
Este capítulo está dentro de El crepúsculo de los dioses, escrito en 1887 por Friedrich Nietzsche y publicado en el año 1889, un año antes de morir el autor por apoplejía en la compañía de su hermana Elisabeth que gestionó y publicó las obras de su hermano. Esta obra podemos resumirla, a rasgos generales y en relación con el fragmento seleccionado, en una crítica a todo el pensamiento occidental desde Sócrates y Platón hasta la actualidad del filósofo alemán.
Comenzará en El crepúsculo de los dioses haciendo referencia a la dualidad de lo apolíneo (dios de la belleza, que representa los valores de la razón, la medida, el equilibrio y la individualidad) y lo dionisíaco (dios de los excesos, representa los valores de la vida, de la desmesura, la embriaguez mística y la anulación de la conciencia personal). El enfrentamiento entre ambos proyecta el significado del mundo: vida y muerte, nacimiento y decadencia, aspectos que forman una misma realidad.
En el fragmento seleccionado, Historia de un error, en pocas palabras Nietzsche explica lo que para él son los momentos determinantes del pensamiento occidental, cuestionable este escueto repaso de la historia de la filosofía que realiza el pensador. Para él, el “mundo verdadero”, a lo largo de la historia y cultura occidental, se ha convertido en una “fábula”: Será con la figura de Sócrates y Platón el comienzo de la decadencia del espíritu griego, ya presente en los filósofos presocráticos; la moral cristiana es una moral decadente, resultado del resentimiento: los planteamientos de Kant y la Ilustración son insuficientes para despertar de la “fábula”; con el positivismo se comenzaría a vislumbrar el camino, “Mañana gris. Primer bostezo de la razón. Canto del gallo del positivismo”; Los puntos quinto y sexto harían referencia a lo propia filosofía de Nietzsche.
Conclusión
La cultura occidental se basa en valores (moral, religión, filosofía, ciencia) de naturaleza perfecta, racional y divina, inventados por el hombre. De esta forma se ha manipulado el mundo, el mundo real, y se ha penetrado en un camino de decadencia. Hay que encontrar un nuevo sendero para el ser humano que haga prevalecer la moral de señores frente a la moral de esclavos.
La muerte de Dios, o más bien el asesinato de Dios por el ser humano, equivaldría a la destrucción de la cultura occidental y por tanto la inmersión en el nihilismo que facilita el comienzo de una nueva fase de la historia menos condicionada y más libre. La desgracia humana es tal porque el ser humano ha hecho desgraciado al mundo. Pero el ser humano es un enlace hacia el futuro y no es un fin en sí mismo. El superhombre reconoce la vida como acontecer, como repetición continua, sin crear un sujeto de tipo trascendental.