El Futuro del Diseño en México a partir de La Integración Sistémica Cultural y Social del Diseño Tansdisciplinario
En este ensayo se han esbozado algunas ideas sobre el futuro del diseño en México y los actores involucrados en este, a través de una visión en donde se considera la integración sistémica cultural y social del diseño transdisciplinario, como herramienta para la solución de problemas específicos dentro de este contexto. Se ha hecho dentro de un marco basado en el diseño, y cómo el análisis y solución de las situaciones y problemas sociales a través de un diseño secundado por otras disciplinas, influye en la cultura y el desarrollo social.
Palabras clave: diseño, transdisciplina, cultura, sociedad, futuro
A medida que las barreras tecnológicas se desvanecen para satisfacer las necesidades humanas, emergen nuevas cuestiones a través de un constructo sociocultural, en el cual el diseñador futuro trabaja dentro de un contexto en específico y se enfrenta a las limitaciones que este le presenta. En la actualidad, no solo el mundo está expuesto a una metamorfosis constante, sino que, su diseño también lo está. Hoy en día, el diseño ya no se refiere solo a proyectar objetos, sino que el diseñador, está obligado a ver el mundo entero como una estructura social y cultural, y a emplear sus conocimientos y habilidades para impactar en ella de la mejor manera posible.
El diseño se ha transformado en un medio de reflexión, protesta y crítica, los modos de producción capitalista, las sociedades globales y las condiciones ambientales, por ejemplo, se han hecho cada vez más evidentes. Los profesionales en el campo del diseño, están diseñando el futuro de una sociedad que les demanda la resolución de una serie de problemas, los cuales generalmente, son situaciones universales, pero que al regirnos por sociedades y culturas distintas alrededor del mundo, no pueden ser abordados del mismo modo, ‘el mundo se ha mostrado mucho más complejo de lo que pretendía ser, y dicha complejidad exige que aquellas formas con que se creía posible conocerlo, sean revisadas profundamente y adecuadas a las actuales demandas de la sociedad actual’ (Flores, 2002).
Es así, como el diseño en México, tiene un futuro desigual al de otros países. Debido a la configuración de los sistemas político, económico y social que imperan en nuestros días, el diseñador mexicano tiene una nueva autoconcepción y autoconciencia del diseño, con la que ya no pretende ser un profesionista optimizador, sino que busca convertirse en una entidad reflexiva y crítica, que considere las condiciones de creación del diseño, cuestione el marco económico y sociocultural en el que opera y proponga alternativas.
Ahora que el diseñador mexicano se ha percatado del gran potencial que tiene de influir en su contexto, no retrocederá en su forma de actuar y enfrentar las problemáticas, y seguirá defendiendo esta posición. Los diseñadores han pasado de contribuir a la venta de productos y de mejorar la estética, a revalorar toda la experiencia del consumidor. Es un proceso que ya ha iniciado, y se vislumbra un cambio a través de áreas cada vez más abstractas, el papel del diseñador se encuentra en comenzar a aplicar sus esfuerzos y conocimientos a la sociedad en general, incluso tratando de reorganizar la estructura social o transformar la cultura.
Teniendo en cuenta ‘el cambio de preocupaciones y ocupaciones de la actividad profesional del diseño’ (Gómez, 2010). Se establece que el diseño, sin duda alguna, es una influencia cultural importante, pero no ha sido reconocido como tal a lo largo del tiempo, y no necesariamente será aceptado de esta forma en el futuro. Mientras se trabaja para definir el contexto específico para los objetos, se debe continuar explorando cuidadosamente las limitaciones del campo del diseño, tomar en cuenta las expectativas de la sociedad en la que se desenvuelve, para así ir empujándolo en nuevas direcciones e indagando en aplicaciones inéditas, que sigan impactando dentro de esta.
Entendiendo que ‘ [las] relaciones sociales elementales, así como en sistemas sociales de gran escala, la cultura provee de estándares las que son aplicadas en procesos evaluativos. Sin cultura, ni las personalidades humanas, ni los sistemas sociales humanos serían posibles’ (Parsons y Shils, 1962), los niveles que se requieren para la resolución de problemas, cada vez son más complejos, debido a que tienen que estar basados en dimensiones sociales para ser capaces de llegar a un consenso cultural.
A la vez que el mundo se torna más especializado, ‘la cultura ha sido abordada desde diversos campos del conocimiento en relación a las múltiples dimensiones del desarrollo del ser humano’ (Gómez, 2010), y por consiguiente se está volviendo cada vez más difícil encontrar profesionistas que puedan conectar las distintas disciplinas, que puedan ver patrones en medio de un aparente caos, en el que las situaciones no guardan ninguna relación directa ya que la solución a este tipo de problemas depende de la perspectiva a partir de la cual se plantee.
Asimismo, los posibles medios que se consideran para la resolución de esta clase de problemáticas mutan con el tiempo y requieren la intervención de varios representantes, por lo tanto es preciso contar con alguien que pueda ayudar al desarrollo de soluciones creativas, los diseñadores son singularmente adecuados para desempeñar este rol. El rol del diseñador ha evolucionado significativamente a través del tiempo, sobre todo durante la última década. Como se mencionó anteriormente, el diseño ya no es una cuestión de productos y su implementación, sino que se ha convertido en un puente de comunicación entre los individuos y la sociedad.
El futuro del diseño en México, solo se puede predecir viéndolo como el resultado racional, de las aspiraciones que se tienen como sociedad, y cómo los diseñadores tienden a promoverlas y resolverlas de una manera efectiva. En la situación global actual, los diseñadores están a la vanguardia en cuanto a una agenda social y cultural, que debido a un sentido de propósito, cambia paulatinamente, y que, en el dominio creativo, todavía no se ha definido con claridad. Es por ello, que es fundamental observar el diseño a partir de múltiples perspectivas, generando un diseño transdisciplinario en donde se tenga una integración sistémica cultural y social, en el cual intervengan otras áreas que ayuden a abordar las distintas problemáticas.
La cultura ‘produce una fijación o reducción de sentido, la cual establece un esquematismo entre temas y aportes a dichos temas (sistema/entorno) basado en la valoración correcto/incorrecto’ (Luhmann, 1991). A partir de esta formulación se puede buscar ‘la relación entre cultura (o en un sentido más estrecho semántica) y estructuras sistémicas’ (Luhmann, 1991). En este sentido, esta relación de la cultura y la sociedad o el sistema social nos da una nuevo curso hacia la comunicación social y cómo ser tratado desde diversas perspectivas.
De tal forma que:
La transdisciplina como forma de relación de conocimientos de la misma familia epistemológica, de disciplinas al parecer lejanas y de otros conocimientos válidos para el propósito de la investigación que no corresponden a campo disciplinar alguno permiten lograr una mayor comprensión de los fenómenos de las ciencias, las artes y desde luego del diseño como objetos de estudio complejos (Fragoso, 2009).
Al contar con una visión transdiciplinar, el diseño puede plantear soluciones más pertinentes a las cuestiones culturales y sociales que le requieran, un ejemplo muy claro de esto, es cómo en la actualidad las redes sociales pueden llevar al éxito a al fracaso un diseño en cuestión de horas. El diseño, siempre ha formado un vínculo interesante entre el producto y el usuario, pero en la actualidad, el idealismo social, ha desafiado al diseñador; y ahora, tiene que valerse de otras disciplinas, para comprender la posición de este dentro de un mundo efímero y en crecimiento exponencial, que demanda diseños con una trascendencia mucho más profunda. Por supuesto, no se puede negar la mayor conciencia del impacto que nuestro producto tiene en el mundo que nos rodea, y los efectos diarios que comprenden nuestros procesos.
Aunque la importancia de la responsabilidad social debe estar fuera de discusión, debe manifestarse con ingenio, y no abordarse con imprudencia. En el futuro, surgirán nuevas cuestiones sociales, nuevas situaciones a las cuales se tendrá que dar solución, como la urbanización de las zonas rurales, la redistribución de los recursos, la sobrepoblación en las ciudades, y se tendrán que enfrentar con un enfoque crítico provocando una mayor conciencia de la situación actual y cómo influirán nuestras decisiones en la sociedad del futuro.
Implícitamente, los profesionales en el campo del diseño están diseñando el futuro. Cada nuevo producto o servicio puede ser sujeto a reclamos en el mañana, es por ello, que deben sentarse las bases para que las organizaciones tomen conciencia y reconozcan al diseño como una necesidad primordial, ya que actualmente en México las industrias no consideran necesario o trascendente el contar con un diseñador dentro de sus empresas. Aunque ‘según Johannes Geurts, consultor y profesor internacional en diseño, menciona que el empresario que tiene que pagar por el diseño, lo hace’ (Calzada, et al., 2016), no parece reflejar lo que sucede en campo laboral actual de los diseñadores, en donde las carreras relacionadas al diseño, suelen encontrarse entre las peor remuneradas de México, donde ‘según el Observatorio Laboral de la Secretaría del Trabajo y la Previsión social, es de $9,497 y solo el 39% de los egresados de carreras de diseño trabajan en relación a su área’ (Calzada, et al. 2016).
Es por ello, que es necesario redireccionar el diseño, y aunque se afronten problemáticas de manera global, se deben brindar soluciones de forma local, para poder hacer frente a la competencia internacional, teniendo elementos que consideren a las características y los requerimientos que se observan en nuestra sociedad bajo el punto de vista de nuestra cultura. Así las empresas, requerirán al capital humano de diseño pertinente para desarrollar productos que resuelvan las necesidades específicas de los mexicanos, esto es, todos las empresas deberían buscar diseñadores que propongan proyectos inclusivos, en los que se trate de solucionar una necesidad de un grupo social en específico.
Concluyendo, el futuro es algo desconocido, y solo podemos prepararnos con los recursos y las herramientas que hemos desarrollado y adquirido en el pasado. Un diseñador, debe ser consciente de lo que lo rodea y sentir la necesidad de ser parte ese contexto, para poder brindar al usuario soluciones que le permitan resolver los problemas del presente, sin comprometer el bienestar y el desarrollo social del futuro.
En un futuro utópico, el uso del diseño no tendría que restringirse a las empresas trasnacionales o a los productos producidos en serie, sino centrarse en obtener resultados que tengan un impacto claro y certero que generen cambios relevantes en nuestra sociedad. Del mismo modo, el diseño debe ser comprendido desde una perspectiva diferente pensando en soluciones fundamentadas que hagan progresar a nuestra sociedad, mejorando su calidad de vida y modificando la manera en que interactúan con su entorno y el ambiente en el que viven.
Bibliografía
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