El Nacionalismo: Inicios, Intereses Políticos

Desde la creación del concepto de nacionalismo, este significó un sentido de pertenencia por parte de las ciudadanos hacia su nación. Cada individuo pertenece a una y se sienten identificado con ella, por eso, la defienden completamente. Este concepto es denominado “identidad nacional” y se considera como aquello que determina la esencia de la persona. Además, fue la ideología que llevó hacia la modernización y transformación de las naciones en el siglo XIX y a la formación de los Estados dentro de estas. Un ejemplo de la ideología nacionalista es la de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial y Francia durante la Revolución Francesa, la cual fue la primera en evidenciar la existencia de esta ideología. Por otra parte, el nacionalismo no sólo se manifestaba en torno a lo sociopolítico, también tuvo un giro hacia lo etnicista.

El nuevo nacionalismo, como lo denomina Josep Martí, se manifiesta en el siglo XXI de una forma similar al nacionalismo del siglo XIX pero mostrando cierta hostilidad hacia los inmigrantes en lugar de mostrarlo hacia otras naciones. El nacionalismo actual quiere preservar diferencias (rechaza la homogeneidad, la uniformización cultural), pronunciandose (en el occidente) principalmente en nombre de identidades sociales y culturales, y en contra de la organización estatal. Esta a su vez, no pretende formar un nuevo estado sino, busca resistir a los efectos de las inmigraciones y la globalización. Esta última se presenta como “un conjunto de procesos de homogeneización y, a la vez, de fraccionamiento articulado del mundo, que reordenan las diferencias y las desigualdades sin suprimirlas” (García Canclini; citado por Martí, 2001, p. 161). Sin embargo, el nacionalismo también contiene elementos universalistas como sistema, el cual considera que no podemos definir como opuestos a la globalización y el nacionalismo.

Creación del Nacionalismo

A inicios del siglo XIX, la mayoría de países europeos estaban organizados de una manera injusta tanto económica (feudalismo) como política (monarquía absoluta) y socialmente (sociedad estamental). El poder estaba concentrado en el rey quien tenía la libertad de hacer lo que quería con el país y sus habitantes (súbditos). Al ser sociedades estamentales, los miembros de la nobleza y el clero tenían ciertos privilegios, así como el control de las tierras y por lo tanto de la economía. Poco a poco, la burguesía (comerciantes), comenzó a tener un mayor poder adquisitivo y educación como consecuencia de la ilustración y, por lo tanto, a cuestionarse la organización de los reinos y el poder del rey. Tras una serie de procesos importantes que incluyen a la revolución industrial y la revolución francesa, se dieron cambios importantes en la sociedad.

La disconformidad tanto de la burguesía como de los campesinos con la organización de las sociedades, en conjunto con la ilustración y otras ideas revolucionarias, dieron lugar a un sinnúmero de revoluciones e iniciativas comandadas por la burguesía con el apoyo del resto de los estamentos no privilegiados. La revolución francesa que se dio desde 1789 significó un cambio abismal, trajo consigo el fin del régimen antiguo, declaró los derechos humanos, marcó los inicios de la democracia y significó el cambio de Francia de un reino a un estado o nación (también cimentó el concepto de nacionalismo). Fue un proceso que se origina por la búsqueda de derechos y libertades para la población del reino francés, así como la soberanía popular. A diferencia de las revoluciones anteriores al siglo XIX, marcó un precedente y afirmó el nacionalismo en la sociedad (que ya existe anteriormente cm rechazo al sistema feudal).

Se considera que fueron dos las ideologías las que hicieron es posible a los cambios en el siglo XIX: el liberalismo y el nacionalismo que funcionaron como la columna vertebral de todas las transformaciones que se dieron a cabo en el siglo XIX. Podemos dividir a este siglo en dos etapas, la primera que está constituida por las oleadas revolucionarias de 1820, 1830 y 1848 marcó el triunfo de estas ideologías sobre las antiguas y la segunda experimentó la consolidan del liberalismo en los gobiernos y el nacionalismo dentro de la sociedad. Al tener el poder político, ambas ideologías toman una posición más conservadora y dejan de lado su carácter revolucionario (por eso son puestas en cuestión por otras ideologías que surgen en Europa como el marxismo y el anarquismo) (Lara, 2010).

El nacionalismo no se trata de los hechos nacionalistas que se dieron a cabo en el siglo XIX, sino es la ideología que se necesitó para llevar a cabo los mismos. Esta ideología se presenta en los fenómenos nacionalistas en diversos niveles dependiendo de la sociedad y la organización anterior al siglo XIX (Cruz, 1995). Para explicarlo mejor podemos usar la definición de la Real Academia Española que indica que el nacionalismo es “[la] Ideología de un pueblo que, afirmando su naturaleza de nación, aspira a constituirse como Estado”. Esto quiere decir que las naciones que hubo en Europa (a partir de las revoluciones) querían consolidarse como Estados que tengan una organización política y sean independientes de otros (estados). Las bases de las naciones son dos: la constitución y los derechos humanos que regían tanto a la organización de la nueva nación como algunos derechos y normas que cada ciudadano tenía. También se considera que las bases del nacionalismo son la constitución y los derechos humanos. Esto se debe a que las revoluciones fueron causadas debido a la búsqueda de los derechos de los que antes fueron súbditos. El nacionalismo que fue la ideología que se usó en la creación de los estados, se basa en dos principios que lo definen y condicionan. En primer lugar, está la soberanía nacional que coloca a la nación como la base de cualquier Estado. En segundo lugar, está la nacionalidad que ordena a las naciones a formar un Estado que mantenga las mismas fronteras (que la nación).

Intereses del nacionalismo político

La ideología política del nacionalismo está relacionada con el surgimiento de las naciones y Estados nacionales, visto como una moderna y nueva forma de organización social política en el continente europeo. En ese sentido, se le observa como un fenómeno político que está compuesta por tres fases características: nacionalismo como sentimiento patrio, nacionalismo como ideología nacional y finalmente como movimiento político, por lo que comprende los fundamentos de las revoluciones europeas marcadas en la época sustentando el concepto de movimiento político. Según Cruz Prados (1995), a inicios del siglo XVIII, la principal inclinación política del nacionalismo se encuentra en la determinación de una nación como única e igualitaria, ubicada dentro de una comunidad política ocasionando el inicio de una soberanía nacional, el cual será el único cimiento legítimo del Estado, y el principio de una nacionalidad, sosteniendo que una nación tendrá que crear su propio Estado y sus fronteras deberán de coincidir, respectivamente. En consecuencia, estas ideologías nacionalistas, como instrumentos políticos, fueron la principal base para suscitar los movimientos revolucionarios a fines del siglo XVIII, siendo Europa Occidental el epicentro de los mencionados anteriormente y partidario de partidos políticos que promulgaron una independencia nacional.

Europa Occidental fue el epicentro de los movimientos políticos sosteniendo la ideología nacionalista, utilizando la primera fase de un patriotismo nacional que, según Vergés (2007), menciona que movilizaron a grandes conglomerados de la población para lograr un objetivo político, basado en una independencia nacional de dominio extranjero o de otro factor que podría provocar peligro a la supervivencia del Estado. Inglaterra, a inicios del siglo XVIII, experimenta la corriente nacionalista por ser la primera en asumir una formación nacional y una economía bajo un modelo capitalista. Las revoluciones liberales y burguesas fueron los movimientos políticos en Europa occidental. Sin embargo, un ciclo después (siglo XIX), en Francia se desató la Revolución Francesa (1789-1799) que al ser un conflicto social político, se buscó la vinculación del ciudadano a la acción política unido siempre con el ideal de patriotismo. Este movimiento iba dirigido en contra del Antiguo Régimen que presentaba el absolutismo real, siendo la causa principal por la que se reformularon los ideales de libertad y soberanía popular que originaron la revolución a favor de impregnar el nacionalismo. A su vez, en Europa Oriental se promulgaba un nacionalismo cultural que fue a causa de la expansión napoleónica que buscaba una nacionalización cultural del pueblo.

Uno de los principios básicos del nacionalismo estuvo basado en la soberanía nacional de los pueblos mediante la creación de sus propios estados, significa que las naciones eran las verdaderas comunidades, ya que producía de un acto e ideas políticas. Como bien lo redacta Cruz Prados (1995), la nación política que promulgaba la corriente nacionalista daba un sentimiento de pertenencia a una sociedad, una comunidad política que es inherentemente ilimitada y soberana. A su vez, al ser una nación política, contrajo los ideales y fases ya redactados anteriormente, lo que a inicios del siglo XIX conservado como dos vertientes políticas observadas en los diferentes movimientos nacionalistas. El nacionalismo liberal, que consistía en resguardar el derecho de los pueblos a liberarse de dictaduras extranjeras y en el apoyo mutuo de los pueblos para conseguir la nacionalización; el nacionalismo tradicional que se basaba en una crítica donde se expresaba que las naciones no se sostenían de la toma de decisiones de los pueblos, sino que subsistían como una realidad objetiva, es decir, se basaban en términos culturales que provenían de términos políticos. El primero tipo de nacionalismo fue implementado por países como Francia e Inglaterra, el segundo, relativamente conservador, tuvo importancia en Alemania.

El fenómeno político característico del nacionalismo estuvo relacionado con el absolutismo, tales son las causas de las revoluciones ocurridas en la época. Cabe mencionar que, como lo explica Vergés (2007), el nacionalismo actuó de forma violenta con el propósito de desmantelar el antiguo régimen utilizado por la Europa feudal, donde el poder se concentra en una sola persona, ideología opuesta al nacionalismo. Sin embargo, al desmantelar al antiguo régimen y dar comienzo a una etapa moderna en donde prima la sociedad y posteriormente esta se conoce como “nación”, generó un impacto en el que los ciudadanos luchaban por sus derechos fundamentales, por ser reconocidos como parte de una nación con raíces liberales y con un aumento de conocimiento, basada en la distribución unida a la cultura, etnia, religión y, sobre todo, política para controlar el gobierno y todos los medios de producción. Como lo resalta Cruz Prados (1995), el nacionalismo juega un papel importante de la democracia, considerada como una identidad fundamental en Europa frente a otras identidades.   

27 April 2022
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