El Periodismo Y La Llegada Del Internet

La industria de la comunicación en su conjunto se encuentra en una época de crecimiento, pero se está dando una transformación en los diferentes modelos de negocio, así como cambios en los hábitos de consumo de los públicos. Parecen nuevos agentes en el mercado y se está produciendo una convergencia multimedia, además de los cambios en los procesos productivos de la información y los cambios en los perfiles profesiones de los periodistas y comunicadores.

Por otro lado, las tecnologías digitales se están consolidando: el crecimiento de la banda ancha y las comunicaciones a través de dispositivos móviles están modificándolos canales de distribución de los contenidos y las formas de consumo.

También hay un incremento den la inversión publicitaria y un crecimiento de las audiencias en los medios digitales: estamos viviendo un periodo de convivencia entre nuevos y tradicionales medios de comunicación como Google, Facebook, Twitter, etc.

Con la llegada de internet, la concepción de los medios de comunicación como instituciones que crean y distribuyen contenidos se rompe, ya que cualquier persona puede comunicar, emitir y recibir información. Esto provoca que las industrias comunicativas tradicionales pierdan la exclusiva sobre los soportes sociales, es decir, las formas de transmitir la información de forma pública a toda la sociedad.

Las redes sociales aglutinan a millones de personas que son consumidores y comunicadores de información al mismo tiempo. Lo que produce que los periódicos, la radio, las cadenas de televisión, etc. pierdan el control total del proceso de distribución de la información.

Esta descentralización produce una variedad y libertad informativa, pero también una pérdida de la calidad de la información. Los editores ejercían la función de gatekeeper, decidiendo qué contenidos se aparecían en el periódico y cuáles no. Ahora eso no existe y cualquiera puede publicar lo que se le antoje.

En el contexto mediático actual existe un problema que se basa en la dificultad de diferenciar qué fuentes de información son confiables, debido a la gran cantidad de comunicadores y mensajes contradictorios que circulan por internet.

Esto conlleva la aparición de las fake news, un tipo de bulo cuyo objetivo es la desinformación que se difunde muy rápido sobre todo a través de las redes sociales y los portales de prensa. Las noticias falsas están planteadas para difundirse a gran velocidad, llegando así a un mayor número de población que las verificadas y, en la mayor parte de los casos, no saber diferenciarla de una verdadera.

El I Estudio sobre el impacto de las Fake News en España afirma que en el año 2022 se consumirán más noticias falsas que reales, solo el 14% de los españoles saben diferenciarlas y el 4% admite crear dichas informaciones. Cierto es que el fenómeno de la desinformación existe desde hace más de un siglo, sin embargo, con la llegada de internet ha aumentado muchísimo y no se sabe cómo poder erradicarlo o controlarlo.

Las noticias falsas se basan en fotos y documentos alterados, datos fabricados y material sacado de contexto para crear una visión distorsionada o alternativa de la realidad. Los temas más frecuentes son obtenidos de la población a la que quieren engañar. La desinformación comienza averiguando las grietas preexistentes para fomentarlas y llevarlas al límite.

La valoración de la calidad de la información emitida se rige por: la profesionalidad y ética periodística, la contratación de la información, la comprobación de fuentes, el atenerse a los datos, etc.

El trabajo de los periodistas es cuestionarlo todo. Las preguntas ayudan a los comunicadores a alcanzar la verdad. Sin embargo, resulta más fácil confirmar las opiniones de un sector de la población que esforzarse por seguir la ética periodística, intentando respaldar e investigar sobre el tema.

Si publicas una información que no deja en una buena posición a una persona de importancia política o económica a nivel nacional o mundial (órganos de poder en general), los demás medios y compañeros de profesión se dedicarán a buscar cualquier detalle que denote que la noticia es falsa, desacreditándola, y a hundir al periodista que lo ha sacado a la luz.

Siempre se han utilizado técnicas de manipulación. Entre las tradicionales predominan: alterar la cuestión principal o señalar otro problema diferente, desviando así el foco de atención; y plantear dudas poco estables sobre el carácter o las intenciones de los periodistas que publicaron la noticia.

Además, con la llegada de estos nuevos medios de difusión, han surgido procedimientos digitales como: el uso de socialbots que se hacen pasar por humanos para tergiversar el debate; acoso digital, la emisión desproporcionada de insultos y amenazas para amedrentar a informadores; y cadenas de aplicaciones como WhatsApp o Telegram que sirven para difundir mensajes de forma que no se sepa cuál es el origen, por lo que se puede publicar cualquier información.

El gran número de noticias que ofrecen Facebook, Twitter o YouTube produce que los contenidos aislados, ya que la información imprevisible. Esa cantidad es tan enorme que llega hasta un punto en el que pasa casi desapercibida y no es relevante.

La llegada de internet no ha deteriorado el periodismo solo por el hecho de que cualquiera puede publicar una información y es algo que no se puede controlar, sino que ha aportado múltiples ventajas. Ahora se pueden realizar investigaciones de forma más fácil y rápida, por lo que la búsqueda de la verdad se ha convertido en algo más asequible, aunque también es más sencillo que se publique un bulo si no existe una fuente fiable. Además, los medios de comunicación pueden difundir noticias a un mayor número de personas y actualizarlas con las novedades que vayan surgiendo en cualquier momento.