Historia Sobre El Conflicto De Irlanda Del Norte

A día de hoy, el Brexit sigue siendo un problema irresuelto y, con las actuales circunstancias, un acuerdo definitivo entre la UE y RU parece estar bastante en el aire porque las negociaciones, tal como era de esperar, no están siendo sencillas.

La relativa cohesión y estabilidad de la que disfrutaba Reino Unido antes de su “divorcio” con la Unión Europea parece haberse roto. Ya Theresa May se dio cuenta de que llevar a cabo un Brexit “duro” como el que tiene lugar actualmente, tendría unas consecuencias desastrosas y daría lugar a una tensa situación política de difícil gobernabilidad. Al margen de todas las consecuencias económicas que supone esta ruptura, nadie parecía haber reparado (o tal vez sí, pero fue ignorado) en que con el Brexit se reabriría el problema de la frontera con Irlanda del Norte. Un tema muy sensible y controversial entre los irlandeses, ya que tiene una larga historia detrás. Una breve revisión de los antecedentes nos ayudará a entender por qué esta frontera es crucial a la hora de las negociaciones con el Brexit.

En 1921 se firmó un tratado anglo-irlandés en el que se estableció que Irlanda del Norte e Irlanda del Sur quedarían divididas, la primera pertenecería a RU, mientras que la segunda formaría una república independiente. Durante la segunda mitad del siglo XX Irlanda se dividió en dos grandes grupos enfrentados, los unionistas (protestantes), partidarios de mantener unidos Irlanda del Norte y Reino Unido y los republicanos irlandeses (católicos), que pretendían integrar Irlanda del Norte dentro de la república irlandesa al margen de RU, lo cual se conoce como el conflicto de Irlanda del Norte. 

El conflicto político-nacionalista comenzó en 1968 cuando la policía intervino a través de la fuerza una manifestación en Londonberry. Dos años más tarde, el IRA (Irish Republican Army) retomó los atentados creando una tensa y sangrienta situación. En 1972 Londres reasume el control directo sobre la provincia de Irlanda del Norte, lo cual provoca que la violencia aumente. Margaret Thatcher, en 1985, firma un nuevo tratado en el que acepta que la República de Irlanda pueda manifestar su opinión en los asuntos norirlandeses, lo cual no agrada a los unionistas que quieren mantener su independencia respecto a la República de Irlanda. 

Finalmente, en 1998 se firma el Acuerdo de Viernes Santo o Acuerdo de Belfast entre los políticos norirlandeses, Londres y Dublín con la aprobación del IRA. Irlanda del Norte recupera su autonomía y se forma un gobierno de coalición entre protestantes y católicos. 

22 October 2021
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