Análisis del Documento Religioso 'Lumen Gentium'

El documento más importante del Concilio Vaticano II Probablemente sea la constitución dogmática lumen gentium Sobre la iglesia, este documento fue trabajado a través de varios esquemas que presidieron cierto rechazo de los padres conciliares en un principio, y después se fueron trabajando a través de la comisión teológica del concilio hasta llegar a un esquema. Vamos a dar unas pequeñas pistas para poder entender bien este documento tan importante y que tanto ha marcado la vida de la iglesia después del concilio. 

El documento consta de ocho capítulos que podrían ir emparejados de dos en dos para conocer dos aspectos del misterio de la iglesia. esto nos permite vislumbrar esta realidad sobrenatural que dios ha querido constituir a través de Jesucristo Como signo universal de salvación y como medio de lograr la unidad de todo el género humano. El primer capítulo habla del misterio de la iglesia, La iglesia estaba prefigurada en la revelación como plan de salvación de dios, con el padre el hijo y el espíritu Santo. El capítulo dos Habla del pueblo de dios, pertenencia y participación de la iglesia de los diferentes miembros de la humanidad. El tercer capítulo es la constitución jerárquica de la iglesia, incluyendo los obispos como sucesores de los apóstoles, el colegio episcopal, los presbíteros y los diáconos.

Cuarto capítulo habla de los laicos, llamados a contribuir en el apostolado transformando el mundo con su testimonio. El capítulo cinco es la vocación a la santidad, donde todos estamos llamados a ser apóstoles en el cuerpo místico de Cristo. El capítulo sexto habla De los religiosos y la vida consagrada que profesan Los consejos evangélicos, como un estilo de vida ajeno a su estructura jerárquica. El capítulo siete habla de la iglesia del cielo la escatología, intentando llegar a ser un signo cada vez más eficaz pero imperfecto que llegar a su perfección solo en el cielo. El capítulo ocho habla de la santísima virgen María como modelo culmen y modelo de la iglesia, que ha llegado ya a la perfección que recibió el don de la Inmaculada Concepción, y de la Asunción y ya está en el cielo. Ella es nuestra meta y abogada, la que intercede por nosotros en las gracias de ser fieles de este regalo que es la fe católica.

Podemos hablar claramente de un antes y un después respecto a la enseñanza escatológica católica del concilio Vaticano II, donde se produce una renovación de una forma más explícita y sistemática. Tanto los temas de la parusía, como resurrección de la carne, o renovación del mundo se habían quedado limitados a la muerte del ser humano, cayendo en un dualismo que restaba importancia a la resurrección de la carne de la salvación del alma. Los planteamientos centrales del planteamiento escatológico quedaban muy alejados del misterio pascual y de la Trinidad. Quedando así la reflexión escatológica muy alejada para el vivir cristiano.

El papa San Juan XXIII, en su discurso de apertura del Concilio Vaticano II (11-X-1962), declaró:

El supremo interés del Concilio Ecuménico es que el sagrado depósito de la doctrina cristiana sea custodiado y enseñado en forma cada vez más eficaz. Doctrina, que comprende al hombre entero, compuesto de alma y cuerpo; y que, a nosotros, peregrinos sobre esta tierra, nos manda dirigirnos hacia la patria celestial. Esto demuestra cómo ha de ordenarse nuestra vida mortal de suerte que cumplamos nuestros deberes de ciudadanos de la tierra y del cielo, y así consigamos el fin establecido por Dios. Significa esto que todos los hombres, considerados tanto individual como socialmente, tienen el deber de tender sin tregua, durante toda su vida, a la consecución de los bienes celestiales; y el de usar, lleva- dos por ese fin, todos los bienes terrenales, sin que su empleo sirva de perjuicio a la felicidad eterna.

Esta constitución dogmática presenta la iglesia como misterio teológico, una realidad profunda impresa por dios mismo.

Fue el padre quien desde la eternidad ofreció a los hombres la posibilidad de participar de la vida divina, mediante la filiación del hijo. La creación terminará en los nuevos cielos y la tierra nueva. La obra de Cristo hasta el fin de los tiempos unidos los hombres a Él crecen como pueblo reunido junto al padre, y el hijo, y el espíritu Santo.

Éste penúltimo capítulo Junto con el octavo, fueron el origen de la fase preparatoria del concilio.

Este capítulo siete habla escatológica mente de una iglesia peregrina ante unida a la iglesia celestial, quiere presentar un cuadro unitario de la iglesia, cuyo misterio está en la Trinidad y se compone de tres partes o fases Para un último destino, tanto los santos, como la Trinidad y los ángeles son comunidad completa de esta iglesia. Todos los miembros De la Iglesia militante y De la Iglesia purgante están ordenados Unos por vocación y otros por proximidad Para unirse con los hermanos que ya están en la iglesia triunfante.

Es la escatología la que une los tres estados de la iglesia para que el pueblo camine con Cristo hasta el final de los tiempos. Es por lo tanto la iglesia un proyecto divino que no ha llegado a la consumación, tanto sus leyes como sus sacramentos están marcados por una caducidad que recuerdan el estadio definitivo que dios nos tiene reservado. La iglesia tiene una naturaleza germinal, Del misterio hasta el retorno del señor para consumar el reino. En este capítulo siete se habla más que de salvación de una plena comunión con dios y con los santos, lo que quiere decir que santificarse Es más importante que simplemente salvarse.

En el número 48 encontramos una definición de iglesia donde se narra que Cristo levantado sobre la tierra atrajo hacia sí a todos; habiendo resucitado de entre los muertos (Rm 6,9), envió sobre los discípulos a su Espíritu vivificador, y por Él hizo a su Cuerpo, que es la Iglesia, sacramento universal de salvación; estando sentado a la derecha del Padre, actúa sin cesar en el mundo para conducir a los hombres a la Iglesia y, por medio de ella, unirlos a sí más estrechamente y hacerlos partícipes de su vida gloriosa alimentándoles con su cuerpo y sangre. Así que la restauración prometida que esperamos, ya comenzó en Cristo, es impulsada con la misión del Espíritu Santo y por Él continúa en la Iglesia…

Quiere decir que ser iglesia es estar unido a Cristo por mediación del para Clito y formando parte del cuerpo de los redimidos. Vemos que el concilio dan la diana del misterio Ticia. Cristo aparece como el Protos y el éschatos fundamento y fin de la iglesia. Su muerte y resurrección renueva la humanidad y la creación de su Pascua y a través de la iglesia surge una energía que divinizado a todos los hombres transformando el decurso de la historia. Destacamos que en LG 48 la respuesta es trinitaria y Pascual. Este argumento escatológico no pretende decirnos ni cuándo ni cómo será el fin de los tiempos, simplemente instruirnos de manera adecuada y profunda de cómo debemos estar preparados para recibir al señor.Lógicamente esta respuesta debe ser libre para coger la invitación divina.

El número 49 al 51 de LG habla de la unidad de los tres estadios de la iglesia habla de los que peregrinan, de los difuntos, de los que se purifican Y también de los que ya gozan contemplando al mismo dios uno y trino.

Al mismo tiempo la existencia de los bienaventurados siempre la esperanza de los que peregrinan por la tierra de varias formas:

• Los bienaventurados que intercede ante dios por dos vivos (Es decir los santos son como hermanos A los que pedimos ayuda porque ya son de Cristo)
• Que los santos disfruten ya de la patria celestial, nos hace pensar en la vida eterna como meta final.Gracias a los santos aprendemos ejemplarmente andar hacia la santidad

Finalmente se habla de la existencia postmortal donde la muerte no tiene la última palabra, pues además de honrarles con la memoria somos fortalecidos por sus plegarias y nosotros ofrecemos sufragios para los que necesiten la purificación postmortem. Esto entra en el cuadro teológico de iglesia como familia o comunidad en la que los miembros extraños vinculados por el amor. La relación de estos tres estadios que es un único cuerpo en Cristo está unificado por el espíritu Santo.