Esclavitud Reflejada en las Obras de Jorge Icaza y Gabriel García Márquez
La literatura se convirtió en un instrumento muy eficaz para que las personas lograran plasmar, para siempre, una situación social, que puede verse callada socialmente, permitiéndoles añadir una crítica a este contexto social, pudiendo resaltar las voces de los involucrados o hundirlas profundamente. Los autores, pueden forjar aquellas críticas en su libro a través de distintas corrientes literarias, como el realismo, tendencia literaria que plantea “la búsqueda del arte en la cotidianidad del ser humano” (Raffino, 2019), es decir, admirar y analizar la vida del hombre; aunque, puede mostrar esta realidad acompañada de un toque mágico, para gusto del lector; o resaltando una de las partes, al combinarla con otras corrientes literarias como el indigenismo; tal como sucede en las obras Huasipungo, publicada en 1934, del escritor ecuatoriano Jorge Icaza, reconocido por plasmar las duras vivencias de los indígenas en un sistema social que no les favorecía, mediante el indigenismo, corriente que nace de esta problemática social; y en Del amor y otros Demonios, del año 1995, del escritor colombiano Gabriel García Márquez, reconocido por crear obras que unen lo interesante y mágico a la dura y cruel situación, creando criticas sociales entre líneas. Ambos, en sus obras, presentan al esclavismo y la religión como una problemática social de sus respectivos países, Ecuador y Colombia; además, simpatizan al utilizar el realismo en estas obras para enfrentar la problemática, no obstante, las subdivisiones de esta corriente y sus razones para escribirlas son los que los separan, tomando rumbos ciertamente diferentes, para así otorgarle su toque único a sus libros, pero manteniendo el enfoque problemático.
La esclavitud, por siglos, se instauro en países de América Latina; sobre todo, en Colombia, puesto que, Cartagena de Indias se estableció “como puerto principal de entrada de esclavos africanos” (Agueldo, 2019) , lugar donde se desarrolla la obra de García situándose en finales del siglo XVIII, donde muestra en el inicio de la obra como los esclavos negros africanos, eran vendidos al mejor postor, inmediatamente al desembarcar; la sociedad colombiana, de aquel entonces, contaba con diversos prejuicios contra las costumbres de aquellos esclavos, ya que, estas se contraponían a la religión católica que ya comandaba, desencadenando diversos conflictos socioculturales entre estos, condenando al que no se apegaba a los conocimientos de la religión católica, tal como sucede en esta composición literaria.
Pese al tiempo, la abolición de la esclavitud a inicios del siglo XIX, conllevo a que se creen otras formas de abuso contra los colonos, conocida como el feudalismo , como sucedió en Ecuador, como se evidencia en la problemática social que plantea Jorge Icaza en su obra Huasipungo, donde muestra como los indios que trabajaban en fincas eran maltratados de diversas formas por sus patrones, el cual, los utilizaba únicamente para beneficio propio, estableciéndoles trabajos sumamente difíciles y acompañándolo de un mal trato suyo hacia los trabajadores indígenas, como una situación que Icaza muestra en donde el patrón ni de comer les daba, causando sufrimiento entre sus trabajadores, pero convenciéndoles que aquello era castigo del Taita Dios con ayuda de la corrupción del clero de su parroquia; demostrando de esta manera que el esclavismo, a pesar de perder el nombre, continuaba subyugado en las sociedades, siendo ayudado por otras entidades sociales fuertes, como la iglesia católica.
Para poder plantear estas problemáticas sociales Icaza y Márquez utilizaron la corriente del realismo, permitiéndoles a estos autores reflejar la realidad de las sociedades en las que basaban sus obras; si bien esta corriente concede la oportunidad de presentar lo que sucede tal como se presenta, obviando cualquier subjetividad hacia alguna de las partes involucradas, termina esto separando la dirección de sus obras.
Jorge Icaza, en Huasipungo pretende resaltar, sobre todo, el abuso al que eran sometidos los indios, otorgando un aspecto malicioso al patrón de estos, razón por la cual este autor se direcciona a mezclar el realismo social y, la nueva corriente presentada en los inicios del siglo XX, el indigenismo, movimiento que precedió al realismo mágico que tiene como objetivo “la valoración de las culturas indígenas en el continente americano” (Indigenismo, 2018), buscando enaltecer la participación real de los indígenas en la sobrevivencia y constante lucha en un escenario social explotador, sometidos al despotismo de poder social de ciertos grupos; aunque, a esta subyugación también se aparece el cholo , quien se convierte en víctima de los blancos latifundistas y, a su vez, en bárbaro del indio; mostrando que, pese a cualquier dificultad, el alma del indio tuvo el coraje necesario para no permitir una ofensa grave por parte de quien sea.
Por su parte, el escritor contemporáneo, García Márquez utilizo el realismo, sí, para presentar la esclavitud, siendo este uno de los demonios que toparía en su obra Del amor y otros demonios; lo que le permitió enaltecer la cruel realidad de la que eran victimas los esclavos africanos, luego de ser llevados de sus tierras al puerto de esclavos en Cartagena de Indias, donde eran vendidos para realizar los trabajos impuesto por su patrón; no obstante, Márquez haciendo uso del realismo mágico , corriente literaria que nace a mediados del siglo XX, otorga un toque extraordinario a la trama, a través, de las costumbres intrigantes y acciones sorprendentes que posee Sierva María de Todos los Ángeles (protagonista de la obra) obtenidas al ser criada por esclavos, motivo por el cual ella sobrelleva injusticias sociales, al no ajustarse a los prototipos de los demás y al mostrarse orgullosa de sí misma, creyendo los otros que se encuentra poseída razón por la que será víctima de exorcismos .
Icaza y García plantean el esclavismo en sus obras enmarcados temporalmente dentro de finales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX; no obstante, la diferencia se concentra en el contexto social en el que vivieron y sus razones para escribirlas. Por su parte, Jorge Icaza (Quito, 1906 – 1978) al pertenecer a una familia de alto nivel económico y vivir con su tío materno en una hacienda en la sierra, le permitió observar, de primera mano, el sufrimiento de los indígenas bajo el yugo de los patrones y mayordomos, razón por la cual su obra narra aquellos padecimientos, pretendiendo realizar una critica social al país para, a través de la literatura, quitarles el sesgo a quienes creían que todo iba bien, dado que, obviaban el dolor de los demás. Mientras que, García Márquez (Colombia, 1927 – CDMX , 2011) no vivió de primera mano la esclavitud colombiana, pero tuvo como fuente las historias que le contaba su abuela sobre civilizaciones anteriores, en este caso, la leyenda de una marquesa de doce años que era venerada en pueblos del caribe, al descubrir su tumba y pensar que “pudiera ser la suya fue mi noticia de aquel día, y el origen de este libro” (García, 1994) comentando sus razones en el inicio del libro; si bien es cierto, que la esclavitud pasa a segundo plano, no deja de ser algo importante para el desarrollo de su obra.
Apreciando así, que los escritores Jorge Icaza y Gabriel García, a pesar de vivir en tiempos distintos, expusieron en sus obras unas problemáticas sociales exponencialmente unidas por las diferentes formas del esclavismo, logrando relatarlas mediante la corriente del realismo, pese a que uno se haya direccionado al social e indigenismo y el otro al realismo mágico; enfatizando los padecimientos de las personas ante una sociedad cruel. Icaza esperando a que termine y García a que no se repita.