Estudio De Diferencias De Género En Memoria Y Sesgo Positivo

Resumen

Introducción. En la vejez se produce un deterioro en la memoria, especialmente en la memoria operativa y en la episódica, afectando en mayor medida al recuerdo mientras que el reconocimiento parece no verse alterado. Además en la vejez se produce un sesgo positivo en el recuerdo. Objetivo. Comprobar si existen diferencias de género en el recuerdo,en reconocmiento y en el sesgo positivo. Sujetos y método. Se evaluó a 48 adultos mayores(24 hombres y 24 mujeres), que obtuvieron un puntuación superior a 26 en la prueba Mini-Mental (Folstein,Folstein y McHugh, 1975).Se llevaron a cabo tres pruebas: recuerdo libre, reconocimiento y valoración de las imágenes. Resultados. No se encontraron diferencias de género en el reconocimiento, recuerdo y sesgo positivo. Conclusiones. Siguiendo los resultados encontrados en el estudio de Giuliani y Arias (2010), no se encontraron diferencias de género en regulación emocional, además se confirmó lo expuesto por Simón, Ruiz y Suengas (2009) y los participantes valoraron las imágenes de forma positiva por el simple hecho de recordarlas.

Palabras Clave: Memoria, sesgo positivo, recuerdo, género, envejecimiento.

Introducción

En los últimos tiempos, se ha producido un aumento de las investigaciones relacionadas con la tercera edad, debido al incremento de la esperanza de vida en los países desarrollados (Mella, González, D’Appolonio, Maldonado, Fuenzalidada y Diaz,2004). España está sufriendo un crecimiento en el envejecimiento demográfico más rápido que el resto de los países de la comunidad europea (Abades y Rayón, 2013). Según el Instituto Nacional de Estadística (2010), se prevé que en el año 2050 habrá 16 millones de personas mayores que corresponden a un 30% de la población total.

Podemos definir el proceso de envejecimiento como un fenómeno universal, produciéndose un declive general de las funciones fisiológicas, entre las que se encuentran las funciones cerebrales, donde se producen un conjunto de déficits conductuales, cognitivos y emocionales (Bentosela y Mustaca, 2005).

Dentro de los cambios que se producen en la cognición, el campo más estudiado ha sido el de la memoria, ya que se produce un deterioro de la misma (García-Sevilla, Fernández, Fuentes, López, y Moreno, 2014). Dentro de lo diferentes tipos de memoria encontramos que la memoria sensorial, la memoria inmediata, la memoria procedimental, la memoria semántica además del rendimiento en tareas de reconocimiento no suelen sufrir un declive y se mantienen intactas (Kester, Benjamin, Castel y Craik, 2002; Spencer y Raz, 1995) pero por el contrario si lo sufren la memoria operativa y la memoria episódica (García-Sevilla et al., 2014).

En lo que respecta a la memoria episódica, el reconocimiento no parece verse alterado en la vejez (Sekuler, McLaughlin, Wingfield y Yotsumoto, 2005) o su declive no es tan acusado como en el recuerdo (Kester et al., 2002). Esto puedo deberse a que para que tenga lugar el proceso de reconocimiento no se necesita la utilización de un número elevado de recursos cognitivos (Koutstaal , Reddy, Jackson, Prince, Cendan y Schacter, 2003). En lo referido al recuerdo autores como Foldi, Brickman, Schaefer y Knutelska (2003), exponen que se sigue presentando tanto el efecto de primacía (se produce un mejor recuerdo de los primeros elementos de una lista) como el efecto de recencia ( mejor recuerdo de los últimos elementos de una lista), pero disminuye la magnitud total del recuerdo. Otros autores como Graff y Uttle (1995) encuentran que desaparece el efecto de primacía acompañado de un descenso en el recuerdo de los elementos centrales de la lista, esto se debe al deterioro del rendimiento en tareas que requieren un procesamiento deliberado (Simón, Ruiz y Suengas, 2009) a raíz de una peor elaboración de los primeros elementos de la lista como proponen algunos modelos multi-almacén (Rundus, 1971) o debido a un déficit en el rendimiento de la memoria operativa (Spinnler, Della Sala, Bandera y Baddeley, 1988).

 Se ha comprobado que existen además diferencias de género a nivel emocional ,lingüístico y cognitivo (García, 2003). En lo que respecta al nivel cognitivo y mas concretetamente en lo que respecta a la memoria, se ha encontrado que las mujeres muestran un mejor rendimiento en tareas de memoria verbal (Aartsen, Martin y Zimprich, 2004), mientras que los hombres muestran un rendimiento superior en la memoria de trabajo (Navarro, Calero y Calero-García, 2014).

Por otro lado, varios estudios exponen que en la vejez se produce un sesgo positivo, tanto en la atención como en el recuerdo, produciéndose un aumento de la experiencia de las emociones positivas (Mather y Carstensen, 2005). Este sesgo se produce a pesar del aumento de las vivencias negativas, no sólo en lo que respecta a enfermedades y fallecimiento de seres queridos como expone Rothermund y Brandtstädter (2003), sino también se ve reflejado en la dificultad para recordar nombres y conceptos que requieren gran esfuerzo cognitivo (Juncos-Rabadán, Facal, Álvarez y Rodríguez, 2006).

 La Teoría de selectividad socioemocional de Carstensen (1993) sostiene que al envejecer mejora la regulación emocional por lo que hay preferencia por recuerdos positivos (Mather y Johnson, 2000), dicha teoría defiende que en la vejez debido a que las personas son conscientes de que el tiempo que les queda es limitado se produce un cambio hacia la optimización de la experiencia emocional (Carstensen, 1993). Además, Mather y Carstensen (2005) infirieron que las personas mayores que poseen un mejor rendimiento cognitivo serán las que más evidencien el sesgo positivo, puesto que serán las más decididas en la consecución del bienestar emocional. Sin embargo, en el estudio de Simón et al.( 2009) no se encontró dicha relación.

En un estudio con una muestra de población española realizado por Márquez-González, Izal, Trocóniz, Montorio y Losada (2008), en la que compararon la regulación emocional en tres grupos de edad (joven, mediana edad y mayores), encontraron que las personas mayores exponen un mayor control emocional percibido y moderan su afecto positivo en mayor medida que los jóvenes y las personas de mediana edad, por lo tanto, confirman lo expuesto en la Teoría de selectividad socioemocional (Carstensen, 1993). Sin embargo, encontraron que las personas mayores emplean en mayor medida como estrategia regulatoria la supresión emocional (estrategia que consiste en bloquear emociones y pensamientos para no enfrentarse a ellos) por lo que puede entenderse que las personas mayores tiendan a infrainformar estados emocionales negativos (Márquez-González et al., 2008). Por otro lado, autores como Davies, Sieber y Hunt (1994) encontraron que a las personas mayores presentan mayores tienen mayor dificultad para reconocer estados emocionales negativos en sí mismas y en otras personas, y presentan además una mayor deseabilidad social (Ray, 1988).

La regulación emocional es definida como cualquier intento que realizan las personas para modificar un estado emocional, alterando algunos factores que anteceden a la emoción o por otro lado modificando algún componente de la emoción en sí misma, esto tiene una influencia fundamental sobre el bienestar subjetivo y también sobre la salud física (Gross y John, 2003).

También, hay otras posturas que defienden que lo que se recuerda se valora como positivo, porque se atiende más a la información positiva a la par que disminuye la atención hacia el contenido negativo (Mather y Carstensen, 2005), esto se debe al incremento de la capacidad de control emocional (Lawton, Kleban, Rajagopal y Dean, 1992). Gross, Carstensen, Pasupathi, Tsai, Götestam y Hsu, (1997), exponen que las personas mayores emplean más mecanismos regulatorios de tipo “preventivo”, centrados en los antecedentes de la emoción. Por otro lado, Simón et al. (2009) expuso que las personas mayores valoran lo que recuerdan de forma positiva por el simple hecho de que son capaces de recordarlo.

En lo que respecta a las diferencias de género en regulación emocional, según Mauss, Bunge y Gross (2007), se deben al aprendizaje temprano de reglas socioculturales que indican como mostrar las emociones. Sánchez, Fernández-Berrocal, Montañés y Latorre (2008), en una revisión de estudios sobre diferencias de género en Inteligencia Emocional confirman el papel de la socialización, donde las mujeres tienen un mayor registro de las emociones propias y las de los demás. Aunque las diferencias de género en regulación emocional no pueden explicarse como algo a nivel consciente, ya que el aprendizaje de estas reglas se produce de forma implícita (Giuliani y Arias, 2010).

A su vez, Petrides y Furnham (2000), exponen que debido los estereotipo sociales los hombres tienden a sobrevalorar su nivel de autoeficacia en Inteligencia Emocional, mientras que las mujeres tienden a subestimarlo.

En el estudio de McRae, Ochsner, Mauss, Gross y Gabrieli (2008), usando imágenes de resonancia magnética funcional, se les pidió a los participantes masculinos y femeninos que usaran una estrategia de regulación de la emoción cognitiva llamada “reevaluación” para regular a la baja sus respuestas emocionales de las imágenes con valencia negativa. Se encontraron diferencias de género, ya que los hombres mostraron menor actividad en las regiones prefrontales que se asocian con la “reevaluación”, además de una mayor disminución de la actividad en la amígdala que se asocian con la respuesta emocional y una menor activación de las regiones ventrales del estriado que están asociados con el procesamiento de las recompensas. Por lo tanto, los hombres pueden dedicar menos esfuerzo al usar la regulación cognitiva, debido un mayor uso de la regulación automática de las emociones, y las mujeres pueden usar las emociones positivas para reevaluar las emociones negativas en mayor grado.

Por otro lado, Giuliani y Arias(2010) en su estudio encontraron lo defendido por la Teoría de selectividad socioemocional de Cartesen (1993) que los adultos mayores sin distinción del género presentan una mejor regulación emocional.

En síntesis, parece claro que en la vejez se produce un deterioro en la memoria, siendo las más afectadas la memoria operativa y la episódica, existiendo además diferencias de género, teniendo los hombres un mejor rendimiento en la memoria operativa. Además, parece claro que en la vejez se produce un sesgo positivo en el recuerdo, si bien es cierto que no hay un acuerdo de porque se produce, y tampoco parece haber acuerdo de si las mujeres o lo hombres tienen una mayor regulación emocional. Debido a esto en mi estudio quiero comprobar si habrá diferencias de género en la tarea de reconocimiento, si habrá diferencias en la tarea de recuerdo libre, si habrá diferencias de género en sesgo positivo y si este se producirá por el simple hecho de recordar los estímulos presentados anteriormente.

Método

Participantes

Se empleó una muestra de 48 adultos mayores de la Residencia Asistida de Cáceres, 24 hombres y 24 mujeres con una edad comprendida entre los 66 y 90 años. Fueron seleccionados aquellos que no padecían deterioro cognitivo, ya que obtuvieron una puntuación superior a 26 en la prueba Mini-Mental (Folstein, Folstein y McHugh, 1975).

Variables

La variable independiente sería el género con dos niveles: hombre y mujer.

Las variables dependientes serían el reconocimiento, el recuerdo y el sesgo positivo. El reconocimiento será evaluado a través de la presentación de 25 palabras presentadas con anteriodad y 25 palabras nuevas, el recuerdo a través de una prueba de recuerdo libre y por ultimo el sesgo positivo a partir de la evaluación de 25 palabras en un escala tipo Likert.

Diseño

Diseño experimental, transversal y unifactorial.

Recuerdo libre: para estudiar el efecto del género sobre el recuerdo libre (medido como el número de imágenes recordadas), se realizó un ANOVA unifactorial con el género como factor intersujetos con dos niveles (hombre, mujer).

Reconocimiento: para estudiar el efecto del género sobre el reconocimiento, se realizó un ANOVA unifactorial con el género como factor intersujeto.

Valoración de las imágenes (sesgo positivo): análisis de las valoraciones medias de todas las imágenes.

Instrumentos

Mini-Mental State (Folstein, Folstein y Mchugh, 1975): test que sirve para dectectar si hay deterioro cognitivo. Es de aplicación individual y el tiempo de administración es de entre 5 a 10 minutos. Se divide en dos secciones: la primera evalúa orientación, memoria y atención; la segunda evalúa la capacidad de nombrar, seguir órdenes verbales y escritas, escribir una oración espontáneamente y copiar un polígono complejo similar a una figura de Bender-Gestal.

25 palabras con carga emocional neutra de distintas categorías : con el objetivo de evaluar el reconocimiento, el recuerdo y el sesgo positivo, además se utilizó este tipo de material porque se ha demostrado que el rendimiento mnémico es habitualmente mejor con materiales visuales que verbales(Janowsky, Carper y Kaye, 1996) . Las palabras fueron seleccionadas de EmoFinder (Fraga, Guasch, Haro, Padrón y Ferré,2018) , que es un buscador que contiene datos de 16.375 palabras diferentes, para realizar evaluaciones normativas en dimensiones emocionales como la valencia y categorías emocionales discretas (Ver Anexo 1).

Procedimiento

Se realizó la prueba de manera individual y las palabras se presentaron en un cuaderno tamaño A4.

Primero se presentaron 25 palabras , a una velocidad de una cada diez segundos.

A continuación, se realizó la prueba de recuerdo libre, donde se pidió a los participantes que nombraran todas las palabras que recordaran haber visto en la primera fase.

Después realizaron la prueba de reconocimiento, donde se presentaron 50 palabras (25 presentadas en la primera fase y 25 distractoras), para que indicaran si las habían visto previamente o no.

Por último, se les presentaron 50 palabras que habían visto con anterioridad para que evaluaran el agrado que cada una de ellas les provocaba y se usó una escala de tipo Likert de 1(muy desagradable) a 7(muy agradable).

Tanto el grupo de hombres y como el de mujeres realizaron las 3 pruebas oralmente.

Resultados

Los resultados muestran que no hay diferencias significativas en recuerdo libre, se realizó un ANOVA [F(1, 47)= 44,30, p= 0,14] que señala que, en conjunto, las mujeres recordaron por igual las imágenes (= 25,77, DT= 4,42) que los hombres (= 25,05, DT= 4,90).

En relación al reconocimiento, para analizar las respuestas, se llevó a cabo un ANOVA unifactorial con el sexo como factor intersujetos que mostró que no hay diferencias significativas entre ambos grupos [F(1, 47)= 44,30, p= 0,12], hombres (= 1,442, DT= 0,635) frente a mujeres (= 1,067, DT= 0,369).

Finalmente, con respecto a la valoración de imágenes, el análisis de las valoraciones medias de todas las imágenes mostró que no hay diferencias significativas entre ambos grupos [F(1, 47)= 32,94, p= 0,10] que indicaban que los hombres (= 4,041, DT= 0,85) juzgaron las imágenes igual de agradables que las mujeres (= 4,023, DT= 0,86).

Discusión

El objetivo principal de este estudio era comprobar si existían diferencias de género en el recuerdo, en el reconocimiento y en el sesgo positivo en una muestra de adultos mayores, además de si este se produciría por el simple hecho de poder recordar lo anteriormente presentado.

En lo que respecta a mi primera hipótesis en la que planteaba que no encontraría diferencias de género en el reconocimiento y a partir de los resultados obtenidos a través de un ANOVA unifactorial confirman dicha hipótesis, ya que muestran que no hay diferencias entre hombres y mujeres, esto puede deberse a que el reconocimiento parece no verse alterado en la vejez como exponen Sekuler, McLaugghlin, Winfield y Yotsumoto (2005)

En mi segunda hipótesis planteaba que los hombres tendrían un rendimiento superior en la tarea de recuerdo. Sin embargo los resultados obtenidos a través de un ANOVA unifatorial no muestran diferencias de género y por lo tanto no se cumple este supuesto. Además estos tampoco confirma lo expuesto por los autores Navarro, Calero y Calero-García (2014), ya que exponen que los hombres presentan un rendimiento superior en la memoria de trabajo.

En cuanto a mi tercera hipótesis en la que planteaba que no hallaría diferencias de género en el sesgo positivo se confirma, ya que los resultados obtenidos en mi estudio a través de un ANOVA no muestran tales diferencias.Estos resultados coinciden con los encontrados en el estudio de Giuliani y Arias(2010) , y además confirman lo expuesto por la Teoría de selectividad socioemocional de Cartesen (1993) que los adultos mayores sin distinción del género presentan una mejor regulación emocional.

En lo que respecta a mi úlitma hipótesis en la que exponía que el sesgo positivo, se producirá por el simple hecho de recordar los estímulos presentados anteriormente, se confirma ya que mi muestra de sujetos valoró de forma más positiva las palabras que recordaron, y por lo tanto estos resultados coinden con lo defendido por Simón et al. (2009).

Conclusiones

Este estudio supone un aporte más tanto en el campo de las investigaciones sobre la memoria como en el de las diferencias de género, sin embargo presenta limitaciones al usar una muestra muy pequeña, por lo que los resultados que he obtenido no pueden ser generalizados. Por otro lado, los resultados obtenidos en la valoración de las palabras recordadas presenta limitaciones al haber utilizado sólo estímulos neutros y carecer en nuestro caso de estímulos negativos para comprobar si se producirían los mismos efectos.

Por lo tanto, se recomienda para futuras investigaciones que se utilice una muestra de sujetos más grande para mejorar la validez externa del estudio, además de la utilización de palabras con carga emocional negativa para analizar las repercusiones de la misma en el rendimiento de la tarea de los sujetos.

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22 October 2021
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