Estudio De La Rima LIII De Bécquer
El poema “LIII” pertenece al poeta Gustado Adolfo Claudio Domínguez Bastida más conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, perteneciente al movimiento de fines del siglo XVIII y principios del XIX denominado Romanticismo, lo cual lo llevó a convertirse en uno de los autores más reconocidos de la literatura hispana del siglo XIX. Bécquer tiene como características su profundo Romanticismo, pues en sus obras plasma los temas; El amor, la traición, la venganza, y la mujer como inspiración. Igualmente, es reconocido como un hombre con una delicadeza dulce y una profunda melancolía. Como las producciones de Bécquer, se pueden resaltar “Leyendas”, “Cartas desde mi celda” y “Rimas”, poemario publicado un año después de su muerte por sus amigos, inicialmente llamado “El libro de los gorriones”. Este poemario es una colección de 76 poesía caracterizados por su profunda melancolía, sencillez y dulce delicadez a, y este libro es en donde se encuentra el poema LIII que se analizará a continuación.
En primer lugar, la rima LIII, que es de género lírico, busca expresar la emoción que el yo-lírico siente e insistir cada vez en que aquello más bello, no volverá. Si hablamos del poemario, este se trata de un libro con rimas profundas y sencillas y que deja de vislumbrar una visión “amorosa” de la existencia. El tema principal que el poema abarca son los reproches y advertencias que acompañan una ruptura sentimental, un tema hasta cierto punto trivial y utilizado en otros poemas como la rima XLVIII, XXXIV, XXXVIII, LIX y LVI. Sin embargo, Bécquer lo expresa con un grado de sutileza y honestidad que logra universalizar, transmitir y dar a conocer sus sentimientos.
Esto se puede ejemplificar con la siguiente cita: “como yo te he querido…; desengáñate, así… ¡no te querrán!”, pues Bécquer, está despechado por perder a su amada, aclarándole que solo él sabe cómo amarla, y que nadie lo podría remplazar. En este poema se pueden resaltar subtemas como el tiempo y el espacio ya que Bécquer representa tiempo con los viajes de las golondrinas y la vida estacional de la vegetación, pues “Algunas golondrinas volverán, otras no”. Los eventos generales volverán, pero las experiencias íntimas no se regenerarán. Otro subtema son las relaciones familiares pues las golondrinas representan las experiencias íntimas y únicas, e implican que aquellas experiencias no se pueden regenerar con cada relación que tu experimentes. Por ejemplo, en la siguiente cita: “(…) Aquellas que aprendieron nuestros nombres… ésas… ¡no volverán!”.
Igualmente, un último subtema sería el Carpe Diem pues las relaciones amorosas son fugaces, y necesitas apreciar todas de sus experiencias en el momento que lo vives en el momento. Por otro lado, el poema LIII, en sí, trata sobre los recuerdos del poeta a su amada en distintos momentos de cuando estaban enamorados y eran felices, como el vuelo de las golondrinas jugueteando entre ellos y/o la contemplación en su jardín de las gotas de rocío de las madreselvas. Las golondrinas volverán, las madreselvas florecerán, e incluso, ella, se podrá volver a enamorar, pero, de una manera como el poeta la amó, será muy difícil que vuelva a ocurrir.
En segundo lugar, si nos referimos al análisis de forma en el “poema LIII” se precisará algunos aspectos del estilo del autor. Bécquer utilizó 6 estrofas de 4 versos cada una. Este poema no utiliza ninguna de las estrofas clásicas, pues es de verso libre, posiblemente porque el autor siguió una de las características formales del romanticismo. En cuanto a la métrica, los versos son de arte mayor porque en su mayoría los versos son endecasílabos, excepto el último verso de cada estrofa que es heptasílabo. Además, el ritmo del poema es yámbico, puesto que el acento estrófico cae en sílaba par. En las figuras literarias se puede identificar el paralelismo en el verso 1 y 2: “Volverán las oscuras golondrinas” y en el verso 9 y 1: “Volverán las tupidas madreselvas de tu jardín las tapias a escalar”. Otro recurso literario es el epíteto; en el verso 1 “Las oscuras golondrinas”, y en el verso 9 “Las tupidas madreselvas” debido a que se resalta el color negro de las golondrinas y de las madreselvas la estructura de su ramaje. Igualmente, en el verso 22 y 23 se presenta la figura literaria de símil; “Como se adora a dios ante su altar, / como yo te he querido”, lo cual permite hacer énfasis al tema amoroso, y de cómo se sentía el yo-poético, pues el amor profesado a la amada lo compara al amor que se profesa al Dios mismo.
En tercer y último lugar, en cuanto a la interpretación de la forma, el poema LIII se puede subdividir agrupándolo en estrofas de dos en dos. Las dos primeras estrofas abarcan de forma metafórica, que los dos amantes no estarán juntos ni disfrutarán de momentos íntimos como lo solían hacer en el pasado, a través del uso de hipérbaton, encabalgamientos e imágenes. “Volverán las oscuras golondrinas” pero no serán las mismas.
La estrofa 3 y la estrofa 4, cubren el mismo tema, pero difieren en que en estas estrofas la madreselva y las flores son los protagonistas. El yo-poético a través de una mezcla de lamento y recriminación, menciona que el pasado quedará atrás. Los puntos suspensivos utilizados en el último verso de las estrofas 2, 4 y 6, funcionan como suspiro previo al definitivo “ya no volverán”.
Finalmente, las estrofas 5 y 6, aluden ya de forma directa al tema central.