Estudio Del Sistema De Neuronas Espejo
El Sistema de Neuronas Espejo (SNE), es un circuito de células cerebrales, el cual nos permite sentir y comprender las acciones, sensaciones y emociones ajenas como si fuesen propias, lo cual es concluyente en la manifestación de la empatía, la cognición social y la vinculación entre un sujeto y otro desde los enfoques mental y emocional, así como también ejercen un importante papel en el aprendizaje por imitación. El SNE se activa en la ejecución de una acción motora específica aunque también mediante la observación de ese acto u otro similar realizado por otra persona. Este Sistema está implicado en como entendemos los estados emocionales que se transmiten a través de las expresiones faciales. La observación de una cara que expresa emociones activa las áreas somático-sensoriales que corresponden al observador.
Existen estudios recientes que sugieren que dicho sistema permite percibir las emociones y posibilita tanto imitar como reflejar las eEl Sistema de Neuronas Espejo (SNE), es un circuito de células cerebrales, el cual nos permite sentir y comprender las acciones, sensaciones y emociones ajenas como si fuesen propias, lo cual es concluyente en la manifestación de la empatía, la cognición social y la vinculación entre un sujeto y otro desde los enfoques mental y emocional, así como también ejercen un importante papel en el aprendizaje por imitación. El SNE se activa en la ejecución de una acción motora específica aunque también mediante la observación de ese acto u otro similar realizado por otra persona. (Restrepo de Mejía, Arboleda Sanchez y Viviana Andrea, 2018). Este Sistema está implicado en como entendemos los estados emocionales que se transmiten a través de las expresiones faciales. La observación de una cara que expresa emociones activa las áreas somático-sensoriales que corresponden al observador.
Existen estudios recientes que sugieren que dicho sistema permite percibir las emociones y posibilita tanto imitar como reflejar las emociones de quienes nos rodean. Se activan áreas como la corteza promotora, el surco temporal superior izquierdo, el lóbulo parietal inferior, el área de broca y la amígdala .También están presentes en las áreas somatosensoriales e insulares anteriores, en las senso-percepciones, en la corteza frontal en lo que respecta a las expresiones faciales y a la motivación, en la amígdala, en la ínsula, en el giro fusiforme y en la corteza orbitofrontal y temporal para la empatía.
Tras el descubrimiento de las NE en el mono apareció seguidamente la idea de que ese mismo sistema pudiera existir también en el hombre. Los humanos comprenden y predicen las acciones y conductas de otros, y pueden aprender por observación, pero la base cerebral de estas capacidades solo ha comenzado a explicarse a través del descubrimiento de las NE en el córtex premotor ventral de los monos macacos, en la región F5. En los seres humanos, las NE han sido identificadas predominantemente utilizando técnicas de electro o magneto encefalografía (EEG – MEG), de estimulación magnética transcraneana y de imágenes cerebrales, y se expresan tanto en la activación de la corteza motora cuando un sujeto lleva a cabo la observación de otro realizando una acción similar, como también en el reconocimiento de la acción y la codificación de las intenciones que subyacen al movimiento que se observa . De esta manera se consiguió determinar que existían sistemas neuronales con propiedades similares a las NE reconocidas inicialmente en los primates, en localizaciones anatómicas similares. Se reconocieron dos redes neuronales importantes. La primera, en el lóbulo parietal y la corteza premotora mas la parte caudal del giro frontal inferior (sistema parietofrontal), y la otra formada por la ínsula y la corteza frontal medial anterior (sistema de espejo límbico).
Tras estos descubrimientos parece claro que el sistema de neuronas espejo ejerce un papel principal en la imitación. Este sistema, posee la capacidad de proporcionar un mecanismo que permite comprender la acción, categorizarla, aprender por imitación y la simular la imitación del comportamiento de los demás. Este sistema nos pone en el lugar del otro, nos hace conectar emocional y cognitivamente con el otro.Existen varias investigaciones entre las que destaca la realizada por Marco Iacoboni y varios colegas. Se supone que es el libro Los resultados obtenidos evidenciaron que en la imitación se activaba la parte posterior del giro frontal inferior izquierdo (polo frontal del sistema espejo) además de la región del surco temporal derecho, y que dicha activación era más potente que la que se producía durante la realización de las tareas motoras que no estaban basadas en la imitación. Esta diferencia sostiene una clara implicación del SNE en la imitación de actos que forman parte del patrimonio motor del observador, hecho que evoca una traducción motora inmediata de la acción observada.
Desde un punto empático, podemos establecer que esta investigación ha puesto en manifiesto que la capacidad de comunicarse y relacionarse con empatía con el otro tiene su correlato anatómico-fisiológico en estas redes neuronales denominadas NE. Debido a esta capacidad, el ser humano, puede compartir su experiencia tanto emocional como cognitiva con el otro y además predecir y anticipar las intenciones y respuestas de la otra persona, facilitando de esta manera una adaptación en la interacción entre ambos sujetos. El desarrollo de la empatía permite un mayor y mejor desarrollo de las neuronas espejo (NE -“mirror neurons”) y éstas a su vez, con su desarrollo, facilitan y potencian la empatía.
Las NE son las que permiten, como una manera de contagio, percibir el estado de otra persona ya sea desde lo emocional como con respecto a las acciones que el otro está realizando.El descubrimiento de estas neuronas nos permitiría explicar diversos procesos como puede ser entender lo que pasa en la mente de otra persona. Tienen especial importancia en la interacción entre él yo y los otros, en las principales características que nos describen como humanos, que nos permiten compartir los sentimientos de los demás. Demuestran que, para comprender el comportamiento de los otros, el cerebro traduce las acciones, las senso-percepciones y las emociones observadas en un lenguaje neural propio.
Un trastorno en el que se ha estudiado este déficit en el SNE es el Trastorno del Espectro Autista (TEA), el cual está caracterizado por deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en diversos contextos, manifestado por deficiencias en la reciprocidad socio-emocional, deficiencias en las conductas comunicativas no verbales utilizadas en la interacción social, deficiencias en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones. Presenta patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades. Estos sujetos presentan insistencia en la monotonía, excesiva inflexibilidad de rutinas o patrones ritualizados de comportamiento verbal o no verbal como pueden ser la angustia frente a cambios pequeños o rituales de saludo, muestran intereses muy restringidos y fijos mostrando fuerte apego por objetos inusuales así como hiper- o hiporeactividad a los estímulos sensoriales o interés no habitual por aspectos sensoriales del entorno como puede ser la fascinación visual por las luces.
Generalmente a las personas con autismo les cuesta mucho reconocer sus propias emociones presentando dificultad de identificación, ya que no saben que es lo que le está sucediendo; dificultad de procesamiento, al no saber porque les está sucediendo; dificultad en el manejo y contención, debido a que no pueden controlar lo que les ocurre y dificultad de aprendizaje, ya que si se presenta de nuevo la misma situación les ocurre lo mismo. En un estudio realizado con niños/as autistas y familiares que simulaban pena, miedo o incomodidad, realizado con 30 niños/as autistas, estos se comportaban de forma inusual debido a que apenas miraban al adulto o se relacionaban con él. Cuando este simulaba haberse hecho daño, los autistas se comportaban como si la situación no fuese con ellos y seguían jugando con sus juguetes sin prestar atención al adulto. A raíz de estos resultados se puede determinar la poca implicación emocional que posee el niño autista y el nulo reconocimiento de emociones.
Estudios recientes usando diferentes técnicas, como EEG o TMS, muestran que sujetos diagnosticados con TEA pueden presentar un déficit en la simulación de una acción provocado por una disfunción del SNE. Experimentos anteriores llevados a cabo sobre sujetos sanos, con desarrollo típico, determinaron que mientras observaban una acción y llevaban a cabo la ejecución de la misma existía una supresión de la frecuencia mu del EEG en el córtex motor primario. Oberman y col midieron esta supresión de mu y hallaron que mientras los sujetos control mostraban una supresión de mu significativa tanto en las tareas donde realizaban algún tipo de movimiento con la mano como cuando simplemente observaban ese movimiento, los sujetos con TEA mostraban igualmente una supresión significativa cuando realizaban un movimiento con la mano, pero no cuando la tarea consistía en observarlo. Estos resultados respaldaron la hipótesis de estos sujetos diagnosticados con TEA presentaran una disfunción en el SNE, y así explicarían la dificultad que presentan para comprender las conductas de los demás. También Hobson y Lee expresaron que los niños autistas obtuvieron resultados peores en comparación con los controles sanos en tareas de reproducción de cualidades afectivas de acciones que observaron. Hipótesis que fue corroborada por el reciente hallazgo de Hadjikhani y col., donde se exponía que los cerebros de los sujetos con TEA muestran un afinamiento anormal de la materia gris en áreas corticales que forman parte del SNE, incluyendo los córtices sulcus ventral promotor, parietal posterior y temporal superior.
La afirmación de que la disfunción del SNE es un factor causal en la cognición social deficiente en los TEA, se denomina comúnmente teoría del espejo roto (BMT) del autismo. Se pueden distinguir tres variantes. Por un lado la evidencia de comportamiento de habilidades de imitación débiles en TEA (Williams et al., 2004) combinada con el papel putativo del SNE en imitación llevó a la idea de que la disfunción del SNE es la causa de la imitación deficiente en TEA y sugiere que el fracaso de un mapeo del yo-otro básico en TEA podría causar dificultades tanto en la imitación como en otros aspectos de la cognición social. En segundo lugar, la versión de simulación del BMT se basa en la idea de que el SNE proporciona una base para simular a otras personas. La simulación BMT afirma que una falla de un sistema de simulación básico en el SNE en autismo causaría dificultades muy generalizadas en la teoría de la mente, el lenguaje y la empatía. Esta teoría predice que la comprensión de las acciones y las emociones en el SNE ms amplio debería ser anormal en TEA. Rizzolatti y Fabbri-Destro sugiere que solo estas neuronas espejo que encadenan la acción son anormales en TEA, y que la disfunción de estas neuronas en particular conduce a dificultades en otras áreas de la cognición social. Estas tres versiones del BMT comparten la afirmación de que la disfunción del SNE es la causa principal de una interacción social deficiente en los individuos con TEA.
Un reciente estudio con RMf llevado a cabo por Mirella Dapretto midió directamente la actividad del SNE en niños con desarrollo típico y niños con TEA, mientras observaban e imitaban expresiones faciales que reflejaban diferentes emociones. «Los niños con un espectro de autismo demostraban menos actividad en el sistema de neuronas espejo en comparación con los niños con desarrollo normal», explica Dapretto. Esta falta de actividad por parte del SNE durante la imitación y observación de expresiones emocionales en el grupo de niños con diagnóstico de TEA aporta un fuerte apoyo a la hipótesis de que una disfunción en el SNE pueda ser el origen de los déficit sociales observados en la población con TEA.